El Primer Ministro británico Winston Churchill, fue uno de los que vio la importancia del maquillaje en las mujeres británicas como motivador de la moral, haciendo suyo un eslogan aparecido en la revista Vogue, en 1941: "beauty is your duty" (la belleza es tu deber).
Tambien pidió a las británicas que se maquillaran para levantar el ánimo de los soldados que luchaban por volver a casa con aquellas esposas y novias que los esperaban más guapas que nunca.
Vogue publicó en 1942:
Ser lo más atractiva posible es casi un deber cívico; Hay tantas cosas tristes y feas en el mundo que las mujeres deberían decirse a sí mismas con humildad, no con vanidad: "Trataré de ser lo más bonita posible para que cuando la gente me mire, se sientan renovadas. haré un esfuerzo para ser agradable a la vista"Esto puede parecer banal y superficial, pero en su contexto histórico es mucho más importante de lo que parece, teniendo en cuenta el sexismo que existía en la sociedad de esa época. Tanto es así que las autoridades británicas publicaron un documento en el que se afirmaba que, para una mujer su maquillaje era tan importante como el tabaco para el hombre. Pero tambien maquillarse era una forma de dar normalidad a la vida en tiempos de guerra. En tiempos extraordinarios, la gente siente el deseo de arreglarse y lucir lo mejor posible.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en Gran Bretaña se paralizó prácticamente toda industria no esencial para el esfuerzo de guerra, excepto el carmín para los labios, considerado tan de primera necesidad, como el pan, las patatas o la carne y el pescado. Las ventas de cosméticos subieron.
Ante la escasez de medias de seda, por ser esencial para los paracaídas, las mujeres se pintaban la línea de las medias directamente su piel para simular que llevaban medias. Utilizaban los tampones de tinta roja para fabricarse el colorete, se teñían los labios con remolacha o el betún de zapatos era usado como máscara de pestañas, pero el pintalabios se consideró esencial. De este modo un elemento básico de la belleza femenina se convirtió en un elemento que levantaba la moral de la población y en un símbolo de la sociedad moderna.
En Estados Unidos, la firma cosmética Elizabeth Arden creó un kit de lápiz de labios y esmalte de uñas para que fuera utilizado de forma oficial como parte de la uniformidad de las mujeres que servían en los Marines, de un color llamado Rojo Moctezuma que hacía juego con sus uniformes verdes y Helena Rubinstein tambien se sumó a la cosmética patriótica con pintalabios con nombres como Red Combat o Commando. A ellas se sumaron otras marcas como Ivory soap y Yardley.
Finalizada la guerra la Reina Isabel II, que sirvió en el Servicio Territorial Auxiliar (ATS), encargó que se le fabricara su propio tono de pintalabios en un color rojo con matices azulados, con motivo de su coronación en 1952.
La importancia del pintalabios en la Segunda Guerra Mundial queda clarísimamente reflejado en una entrada del diario del oficial británico Mervin Willet Gonin. Tras liberar con sus tropas el campo de concentración de Bergen-Belsen, descubre que la Cruz Roja llegó al campo con cajas de pintalabios:
No sé quién las pidió, pero me encantaría saberlo. Fue obra de un genio, inteligencia en estado puro. Creo que nada hizo más por estas internas que esas barras de labios. Las mujeres se tumbaban en la cama sin sábanas ni camisones, pero con los labios rojos. Las veías deambular sin nada más que una manta por encima de los hombros, pero con los labios pintados de rojo. Por fin alguien había hecho algo para convertirlas de nuevo en individuos. Eran alguien, ya no solamente un nombre tatuado en el brazo, les había devuelto su humanidad.Al contrario que Churchill, Adolf Hitler detestaba que las mujeres se maquillaran. Los pintalabios representaban el espíritu de la independencia, lo contrario de lo que debía tener una mujer en el Reich alemán. Para los nazis las mujeres debían ir "con la cara lavada" y ser sanas y fuertes para poder engendrar hijos para Alemania. El maquillaje se relacionaba con mujeres de escasa moral. Por ese motivo a las muchachas de la Liga de Muchachas Alemanas (BDM) se les indicaba que no usaran ningún tipo maquillaje en sus encuentros con el Führer. De hecho a Hitler no le gustaba nada que su amante Eva Braun usara maquillaje, motivo por el que solía burlarse de ella en privado. Para saber más:Red Lipstick: An Ode to a Beauty Icon, de Rachel FelderLas conversaciones privadas de Hitler, 1941-1944, de Hugh Trevor-Roper
Newstalk
The New York Times
Live Your Dream
El desván secreto
Pupa
Tendencias RD