Revista Cultura y Ocio

El largo viaje

Por Lola2011

El largo viaje

Katmandú

Barcelona, Roma, Estambul, Dubai, Katmandú... dos noches sin dormir, dos días de aeropuertos y cuatro aviones.
Cuando llegamos a Katmandú yo ya no sabía dónde estaba ni quien era, y me sorprendió oír gritar mi nombre en la oscuridad del aeropuerto, no podía haber muchas Lolas por allí. Era la familia de Dilip, nuestro anfitrión y  propietario de la Kanasugi English Boarding School, que venían a recogernos; él estaba en la escuela, en Tikapur.
Nos llevaron a cenar y después al hotel, y cogimos la cama con ganas tras la odisea del viaje, sin ver nada de Katmandú, que estaba sumido en la oscuridad por los diarios cortes de luz.

El largo viaje

Katmandú


Por la mañana salimos a dar un paseo. El hotel estaba en el Tamel, el barrio más popular y turístico de la ciudad, y empecé a volverme loca con las tiendas, la ropa hippie a precios tirados, el tráfico de locura, y los innumerables templos y estupas por todas partes. ¡Estaba en Katmandú!
Por la tarde fuimos a cenar a  casa de Dilip y disfrutamos de la hospitalidad y el encanto de su familia, además de probar nuestra primera comida típica, superpicante pero buenísima.

El largo viaje

Katmandú

Al día siguiente teníamos que coger un autobús para Tikapur, no olvidemos que íbamos a trabajar de voluntarios en la escuela.
Tikapur se encuentra en el extremo oeste del país tocando con la frontera de India. Hay unos 400 kilómetros de distancia y yo no podía entender que eso supusiera 18 horas de viaje... Tuve toda la noche para comprobar el por qué:  los autobuses son tartanas atestadas de gente y bultos que botan y se bambolean peligrosamente por las penosas carreteras como carromatos del oeste, y atraviesan la niebla en la oscuridad a 20 k/h con el ayudante del conductor caminando delante e indicando el camino...

El largo viaje

Tikapur


Llegamos a las 7 de la mañana a Tikapur, tras otra noche sin dormir y con un frío de mil demonios. Dilip nos esperaba para llevarnos a la casa en la que viviríamos y después a la escuela, donde niños y profesores nos dispensaron un emotivo recibimiento y nos llenaron de flores.
Más tarde fuimos en comitiva al ayuntamiento para presentarnos al alcalde, nos hicieron fotos y una entrevista que saldría en el periódico local al día siguiente; dos voluntarios europeos en Tikapur era todo un acontecimiento.
Nosotros estábamos medio zombies, sin dormir y sin enterarnos apenas de nada. Hasta que por fin se apiadaron y nos dejaron ir a descansar.
Continuará...

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