Quizá hallan leído el post "Destino inesperado: el caso de la Señora M"... Cuando lo escribí jamás pensé que en pocos días la misma iba a cambiar. Creo que un par de compañeras y una amable paciente de la sala hicieron la diferencia. Simplemente se acercan a charlar todos los días, le llevan algo rico de comer, y cuando ella está en silla de ruedas la sacan a pasear. No se cuánto tiempo hacía que ella solo veía a las paredes de la sala y a las dolencias de quienes la habitan, esos que se van cuando ella siempre se queda.
En una de esas salidas en las cuales recorría el piso ella se mostraba inquieta y llorosa. Cuando le intentaron preguntar qué le sucedía, en vez de su llanto o su movimiento de boca tan sui generis, exclamó con voz lastímera: ¿Porqué? Es que no me quiere... Mis compañeras quedaron de piedra, y a partir de alli ella fue otra. Continuó diciendo esas frases pero su ánimo cambió. Una muy buena paciente de la sala la saluda y le enseña gestos que comenzó a repetir, parecerá simple pero era inconcebible días atrás. Su comunicación mejoró muchísimo sobretodo su gestualidad y motricidad. Cada día la dejan más tiempo en su silla de ruedas y come de todo lo que le traen. Admira sus regalos, anillos, ositos etc.
Otro gigantesco cambio lo vimos hace cinco días cuando una de mis compañeras le hace escuchar música en su celular: su rostro se iluminó embelesada con un tema de Sabina. No soltó el teléfono hasta que tuvo que devolverlo. ¿Se imaginan si pierden la música? Debe ser lindo volver a oirla. El ritual se repite todos los dias y ella se ve loca de la vida. Además la acercan a ver la TV lo que también adora. Nada de esto ocurría con los antiguos integrantes de la sala quienes pasaban y la ignoraban, desde estudiantes a enfermeras y claro, los médicos no intentaban nada con ella.
En esos dias, yo empecé a pensar que el estado "infantil" era artificial, es decir: una simple interpretación de quienes las cuidan todos los dias, una suerte de sentido maternal. Nadie considera que era una señora con una vida, solo M. Con buena intención, claro está, se dirigen a ella como un niño pequeño, quizá me equivoque pero he llegado a ver en sus ojos ciertas miradas de aburrimiento a esa conducta. Sin embargo se veía más feliz. La gente de la sala esta entusiasmada con ella y la cuidan con cariño. Mis compañeras sobretodo están muy involucradas con ella, yo como parte del resto me acerco a charlar un poco. Mi carácter me impide esa verborragia con la que ellas le hablan pero me gusta participar.
Hoy la verdad cayó con todo su peso... De la herida de su cráneo comenzaron a "salir gotitas" claras, pareciera ser una fístula entre sus meninges y el exterior, la piel. "Se nos va a morir" comentaban las doctoras, el riesgo de meningitis es enorme. Ella no tiene síntomas aun, y quizá no sea nada, pero uno nunca sabe. ¿Qué puede uno decir? Que no era esperable no; es triste si, pero toda la historia lo es. No se, quedar en ese estado es terrible, tanto que la muerta a mi personalmente no me asustaría, pero no es un final que le desee a alguien, cada quien tendrá su postura. No me quiero precipitar ni adelantar nada, espero que no sea nada, estoy plenamente seguro de que se hará lo mejor posible para evitar que esto ocurra, hay excelentes médicos en esto y un control estricto, pero en la medicina te acostumbras a tomar la peor opción posible para poder tener un margen si la realidad no era tan grave. La gente quedó muy afectada, yo no lo he procesado, yo aun pienso que mañana cuando llegue estará mirando la sala con sus ojos curiosos. Suerte Señora M...