Título: El lector de Julio Verne Autora: Almudena Grandes Editorial: Tusquets Año de publicación: 2012 Páginas: 417 ISBN: 9788483833889
Como muchos ya sabéis, Almudena Grandes, de la que he leído seis de sus doce libros, es una de mis autores favoritas, e Inés y la alegría probablemente su novela que más me ha gustado, que más me ha llegado, que más me ha hecho sentir. Al menos hasta ahora. Desde que se publicó en marzo tenía muchas ganas de leer la segunda entrega de los Episodios de una guerra interminable, así que cuando el 2 de julio descubrí en la estantería de novedades de la biblioteca El lector de Julio Verne lo llevé a casa, lo metí en la maleta y lo he leído en la playa en solo dos días.
No sabría decir cuál de los dos libros me ha gustado más, creo que lo más justo sería darles a los dos un diez, porque son historias inolvidables, intensas, crueles, injustas, duras, tristes, tiernas, esperanzadoras, cercanas, felices, entrañables, sobresalientes.El lector de Julio Verne que da título a la novela es Nino, un niño que en 1947 tiene 9 años y vive en Fuensanta de Martos, un pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Su padre, Antonino es guardia civil y Nino vive en la casa cuartel junto a sus padres y sus hermanas, Dulce, mayor que él, y Pepa, más pequeña. Sus días transcurren entre la escuela y los juegos con sus amigos, también hijos de guardias civiles, hasta que el verano de 1947 todo cambia. Llega al pueblo Pepe el Portugués, un forastero solitario, que vive apartado del pueblo, alejado de sus vecinos, ajeno a los chismorreos, los rumores, las críticas. Un hombre joven, apuesto, valiente, inteligente, que sin embargo en el pueblo pasa por ser un cobarde. Pero eso a Nino no le importa. A él le gusta pasar las tardes con Pepe, bañándose en las pozas, merendando, cogiendo cangrejos o simplemente hablando, compartiendo miedos, sueños, consejos, secretos, confesiones. Así, poco a poco, Pepe se convierte en el mejor amigo de Nino, su maestro, su héroe, el hombre al que le gustaría parecerse cuando sea mayor. Y gracias a él conoce a las Rubias, una familia de mujeres viudas, huérfanas, rojas. Especialmente doña Elena, que enseñará a Nino mecanografía y taquigrafía, pero sobre todo le descubrirá los libros de Julio Verne, Robert Louis Stevenson y Benito Pérez Galdós. Y por encima de todo le enseñará que la Guerra Civil, ocho años después, en Fuensanta de Martos, en Jaén, en Andalucía y en tantos lugares de España todavía no ha terminado y no terminará mientras haya guerrilleros como Cencerro, una leyenda antes y después de su muerte, y guardias civiles dispuestos a todo con tal de matarlos, a todos, uno por uno. Poco a poco, gracias a Pepe, a doña Elena, a las novelas de aventuras, entre 1947, 1948 y 1949, con 9, 10 y 11 años, Nino comprenderá que él no quiere ser guardia civil, que no le importa ser un canijo y no dar la talla y lo más importante, que los enemigos de su padre no son los suyos, que esa no es su guerra, no es su lucha. Porque quizá ni siquiera sea la de su padre. ¿Por qué lucha él, por qué arriesga su vida y la de toda su familia? ¿Por qué se siente culpable? ¿Por qué sufre su madre, por qué llora, por qué tiene miedo, por qué pasa noches enteras en vela? ¿Por qué no pueden dormir Nino y sus hermanas, por qué por las noches tienen que escuchar gritos, golpes, amenazas, los sonidos de la violencia, del miedo, del dolor, de la humillación, de la sangre, de la tortura? ¿Por qué hay tantas viudas y tantos huérfanos en el pueblo, por qué medio pueblo no se habla con el otro medio? ¿Por qué los otros niños no quieren jugar con él? ¿Por qué hay tantos hombres que viven en el monte? ¿Por qué tantos hombres y mujeres que viven en el pueblo, en el llano, arriesgan su vida para ayudar a los de las montañas? ¿Por qué sus padres no quieren volver a sus pueblos a ver a sus familias? ¿Por qué él, hijo de guardia civil, no puede invitar a churros a la nieta de una roja? ¿Por qué él y su familia tienen que vivir así, una vida de mierda? A lo largo de de tres años, entre 1947 y 1949, el denominado Trienio del Terror, Nino encontrará las respuestas a todas estas y a muchas otras preguntas y entenderá por fin que la verdad es también lo que ha sucedido aunque nos guste tan poco que habríamos dado cualquier cosa por haberlo podido evitar. Así crecerá Nino, dejará de ser el Canijo para ser un Carajita, algo que aunque no lo sabía, nunca había dejado de ser. Porque uno puede elegir a sus amigos, a sus enemigos, los motivos por los que lucha, pero no se puede elegir ni se puede cambiar la familia, el pasado, los orígenes, los ideales. Así, entre redadas, detenciones, chivatos, traidores, torturas, asesinatos, suicidios, robos, viudas, huérfanos; entre el pueblo y el monte, entre el llano y las montañas, entre guerrilleros y guardias civiles, Nino entenderá, aprenderá, comprenderá. Llorará y reirá, descubrirá el amor, comprenderá quién es, quiénes son los suyos y quién quiere ser él, ahora y en el futuro. Entenderá que muchas, demasiadas veces, no queda más remedio que obedecer órdenes, olvidarse de los ideales y pensar únicamente en sobrevivir. Y, por encima de todo, aprenderá que los piratas como John Silver el Largo no viven solo en los libros de Stevenson, que también pueden vivir en su pueblo y ser buenos y comprenderá que en medio de una guerra que no se va a acabar nunca, un restaurante de Toulousse llamado Casa Inés no está tan lejos de Fuensanta de Martos.