Revista Cultura y Ocio

El lector superficial

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El lector superficial
    "No juzgues a un libro por su cubierta"
     Refrán popular.
El lector superficial     Los lectores, como cualquier otra persona, tenemos nuestros gustos y nuestros placeres. Y también tenemos nuestra gotita de hipocresía, seamos sinceros. Se nos llena la boca diciendo eso de no juzgar un libro por su portada y luego asistimos con un morboso espanto a los diseños que nos dejan encima de algunas mesas. Y movemos la cabeza de un lado a otro horrorizados mientras nos decimos eso de "en qué estarían pensando para poner esto". Aunque luego podamos cambiar de... bueno, mejor pongamos un ejemplo, será mucho más fácil de entender.
El lector superficial     Recuerdo perfectamente la primera vez que vi esta portada. Ahora nos parece incluso normal y representativa la imagen de una trilogía que ya es tetralogía y no nos espantamos tanto de esa suerte de señorita deforme a la que no sabes si tirar pan antes o después de salir corriendo. Y luego nos escandalizamos con las chicas delgadas de los anuncios, me río yo. Pero nos acostumbramos a verlo, lo vimos tanto que ahora no nos llama particularmente la atención. Incluso hemos olvidado que lleva un título que parece una protesta por los 140 caracteres que admite twitter si queremos contarlo. Y eso que no dije nada del Drácula que abre la entrada, porque es casi tan ofensivo para el clásico como la existencia de vampiros con el cuerpo lleno de purpurina que dan abrazos y no mordiscos a la yugular.
El lector superficialLuego están las reediciones. Esas en las que uno se pregunta si tocar lo que ya existe es siempre una buena idea. Si Nabokov levantara la cabeza y viera que han convertido la Lolita que tanta guerra le dio en una suerte de anuncio de picaduras de mosquito, y eso siendo generosa por no hacer otro tipo de elucubraciones... ¡no quiero ni saber la opinión de su esposa!
El lector superficial     Pero ahí está, y nos hemos ido acostumbrando a casi todo. Y si digo casi es porque hay cosas por las que no paso, por ejemplo jamás me compraré un libro que tenga en su cubierta más abdominales que letras. Y eso no es negociable bajo ningún concepto. Y tampoco me gustan... veamos... ¡Bah! En realidad más allá de la crítica y la superficialidad poco importa la portada de un libro para llevárnoslo a casa. Porque lo abrimos y leemos el interior, y Lolita es una obra maestra y la saga antes nombrada un best seller y Drácula... Drácula es Drácula y seguirá poblando las noches hasta el fin de los tiempos.
El lector superficial     En realidad... debería de haber empezado diciendo eso de: Me enamoré mirándole a los ojos formados por letras sin haberme fijado en el resto de su cara y, quizás por ese motivo, jamás pude decir que fuera feo. O si lo dije fue con cariño de quien ya se ha enamorado y me apresuré a añadir todas las virtudes que escondía en su interior. Pasó de feo a llamativo, característico, ¡original! Bonita palabra esa de original que nos permite describir casi cualquier cosa sin perder la compostura. Incluso desarrollamos una suerte de hábito que nos lleva a mirar dos veces las portadas feas en las mesas de las librerías. No todas, sólo algunas, pero las miramos con curiosidad pensando que tal vez no necesitan llevar más, como aquellos libros de antaño en los que dominaba el blanco en su cubierta, porque el interior habla por sí mismo. Así descubrí yo precisamente mi libro de ayer, y lo comentaba en la reseña.
     Y aunque no entendamos qué pinta esa especie de señora disfrazada de señor mayor con una expresión digna de Eva Hache en un libro de Vila-Matas (nada menos), o estemos hartos de ver ositos, patitos y dibujitos de chicas con pinta de nerd cool en los últimos tiempos en las librerías haciéndonos dudar sobre sin libros o agendas de adolescente, les damos una oportunidad. Y descubrimos grandes historias. Y lo seguiremos haciendo porque juzgamos, sí, pero acudimos. Regresamos y damos una oportunidad tras otra a las historias sabiendo que una vez que lo abrimos, poco importa el diseño elegido por un señor que se quedó con las ganas de saber "a qué huelen las nubes" y decidió que ya era hora de que una señora se agarrase a una para meter la nariz.
El lector superficialLas cubiertas son cuestión de gustos y posiblemente a alguien le haya entusiasmado alguna de las que ilustran esta entrada, de eso no me cabe duda. Y sí, son una forma más de llegar hasta el lector y conseguir que nos llevemos un libro (nunca me he encontrado una que me haya desanimado de comprar un titulo que ya hubiera decidido leer de antemano). Pero además, seamos sinceros, es la mar de divertido ponerse a despotricar sobre las cubiertas de determinados libros. Y reconozcamos una cosa... algunos parece que los hicieron a posta.
     Y vosotros, ¿recordáis algún libro que os pareciera feo y os diera una grata sorpresa?
     Gracias
     PD. También hay libros que provocan la sonrisa... del adulto. Que aquí no se salva nadie.
El lector superficial

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