Revista Cultura y Ocio

El legado de Hamlet

Publicado el 04 junio 2020 por Rubencastillo

El legado de Hamlet

En el año 2003, la editorial sevillana Renacimiento publicó El legado de Hamlet, que firmaba Ángel Paniagua y que constituía un libro de imágenes crepusculares, de noches que se apagan y que resulta inútil prolongar hasta las luces balbucientes del amanecer. Es un tomo donde se nos habla de madrugadas febriles, que se niegan a la conformidad de la clausura y que buscan prolongarse espuriamente, insensatamente. Pasó la alegría del alcohol y nos quedan sus cenizas calcinadas ("Cuanto ardió y fue ventura hoy parece / no estar aquí", p.17). La vida, que tantas promesas susurró en nuestros oídos, se ha encogido en una indolencia derrotada, abúlica, muelle ("Suena el timbre dos veces, y la vida, / tumbada en el sofá, se niega a abrir", p.19). Eso es todo. Nos ha abandonado el entusiasmo; hemos descubierto que, aunque queríamos agotar las mieles del presente, éstas se nos han vuelto arena entre los dedos. Lo decía Julio Cortázar: "Es la conclusión inevitable, haber querido tanto de la vida, buscarle todo su sentido, y descubrir que vamos derecho a un montón de fósforos quemados".

Hamlet, príncipe de la duda, es de igual modo el príncipe de la decepción. Por eso, el poeta constata con amargura que estamos "aquí, a sólo un paso / de nada diferente" (p.23); y que los demás son, en buena medida, unos personajes extraños que nos rodean y no pueden darnos las respuestas que necesitamos ("No es difícil saberse humano. [...] Lo difícil es hablar con los otros, preguntarles por qué no hablan", p.79).


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