A día de hoy, si pensamos en las lenguas iranias, pensaremos posiblemente en países asiáticos, como Irán, Afganistán o el Kurdistán. Sin embargo, los pueblos iranios han formado una parte muy importante de la historia de Europa. De hecho, actualmente en Osetia (Región repartida entre la República de Osetia del Norte-Alania, parte de la Federación Rusa, y la República de Osetia del Sur, estado soberano pero con un reconocimiento internacional limitado).
A pesar de estar situada en el extremo occidental del mundo iranio, en Osetia se habla una lengua irania oriental, más cercana filogenéticamente al pastún que al persa o al kurdo. Esto es debido a que, si bien hoy en día los osetios se ven confinados a una región muy pequeña de Europa, en el pasado sus ancestros los escitas podían encontrarse en una amplísima región que iba desde Asia central (Llegando a incursionar hasta la India) hasta Europa (Incluso logrando desembarcar en el norte de África junto a los vándalos, después de pasar por Hispania).
No es de extrañar, por tanto, que los escitas hayan dejado sentir su influencia en todo el continente. Uno de los aspectos en los que esto puede comprobarse es en el del vestido. Hoy en día los pantalones son prácticamente la prenda por defecto, pero hace no más dos milenios en el Mediterráneo el estándar era llevar una túnica que cubriese el cuerpo, sin enrollarse alrededor de cada pierna.
Fueron los escitas los que introdujeron esta prenda de vestir a través de sus vecinos habitantes de las colonias griegas del Mar Negro a finales de la época romana. Debe tenerse en cuenta que los escitas eran un pueblo de jinetes, por lo que necesitaban una prenda con la que montar a caballo durante largas distancias y mantener las piernas protegidas.
Representación sobre un ánfora de un guerrero escita con arco y espada. Hecha en Atenas sobre el 470-480 a.C. (Fotografía de Marry Harsch)Si bien es cierto que los griegos en un principio se resistieron a adoptar esta prenda, vista como algo extranjero y afeminado (Pues en el imaginario griego era asociada a las mujeres jinetes escitas, las amazonas), finalmente se impuso la necesidad de contar con un vestido más conveniente para una época en la que la caballería empezaba a ganar mayor importancia frente a las legiones de infantería.
De hecho este mismo fenómeno, el de la generalización de las tropas de caballería en Europa occidental, que acabaría dando paso a los famosos caballeros medievales, puede atribuirse a la influencia de los escitas. En concreto esta introducción se remonta hasta el año 175, cuando el emperador romano Marco Aurelio decidió hacer un trato con los escitas que habían invadido la provincia de Panonia, contratando a algunos de ellos para hacer frente a los pictos, en el norte de Gran Bretaña.
Los escitas, o los sármatas como se les llamaba en la época romana, introdujeron una nueva forma de hacer la guerra, montados a caballo y cargando pesadas armaduras. Por ello fueron llamados catafractos, que en griego significa «totalmente cubiertos»
La influencia de estos escitas en la caballería medieval parece haber llegado incluso al ámbito de las leyendas. En un asombroso paralelo con las leyendas artúricas, adoraban a su dios en la forma de una espada clavada en una roca.
Representación de un guerrero escita montado a caballo de entre los siglos VII y VI a.C.Más allá de pantalones y nueva formas de combate, existe la teoría de que los escitas hayan legado naciones enteras a Europa. Si bien es cierto que serbios y croatas hablan una lengua eslava, tomada de los pueblos asentados en los Balcanes desde el siglo VII, sus nombres apuntan a un origen iranio. Por ejemplo Croacia es similar al nombre escita Choroathos, que designaba a una región del bajo Don. Asimismo los autores griegos señalaban la existencia de una tribu sármata conocida como los Serboi en esta misma región sobre el siglo I. Incluso en el siglo X los geógrafos árabes notaban la existencia de una tribu llamada Sarban en el Cáucaso. Todo esto apunta a que serbios y croatas descienden de una mezcla entre eslavos y escitas, siendo estos últimos el elemento políticamente dominante, al dar los nombres de sus tribus a todo el conjunto.
Aunque los escitas hayan, en apariencia, desaparecido de la mayor parte de Europa, su influencia se sigue sintiendo siglos después de que sus caballos galoparan por las estepas del continente.
BIBLIOGRAFÍA
- “Who invented troussers?” de Adrienne Mayor
- “The Dawn of Chivalry” de Helmut Nickel
- “On the Origins of Proto-Croats and Proto-Serbs” de Vladislav B. Sotirovic