Revista Tendencias

El legado de Sexo en Nueva York

Publicado el 30 julio 2011 por Lili @jujokki

Ya sé que es el segundo post en referencia a la serie esta semana, pero como gran fan que soy, y pensando en mis amigas, me gustaría haceros pensar un poco en lo que la serie ha dejado como legado. Algunos apuntes:
* Las reuniones de amigas cambiaron radicalmente. Al menos las que yo tengo con mis amigas, y dado que nuestra adolescencia coincidio de pleno con el transcurso de la serie, cambió. También hay que decir que dos de nosotras somos fans a muerte, por lo que las referencias acabaron imponiéndose con nuestro esfuerzo y dedicación. Véase, en las conversaciones: sexo, hombres y cosas del pasado que siempre vuelven, para desgracia de unas y otras.
* El cosmopolitan como bebida fetiche, o simplemente, descubrir el mundo de la coctelería. Mojitos, Daikiris, Long Island Iced Tea, Cosmopolitan o Sex on the Beach. Me gusta que aparezcan en las reuniones mencionadas anteriormente, y me gusta más que salga un cóctel nuevo y organicemos una fiesta única y exclusivamente para probarlo. Las consecuencias son divertidamente horribles. Recuerdo que mis chicos (grupo de amigos exclusivamente masculino con el que suelo alternar, ya hablare de ello en otro post) me organizaron una fiesta de despedida antes de mi traslado al Reino Unido, y cambiaron sus cervezas por Cosmopolitan y Sex on the Beach. Me encanta que aún me maldigan por sus inevitables resacas al día siguiente.
* La moda no ha sido la misma, yo misma empecé a plantarme flores en todas partes al más puro estilo Carrie Bradshaw. Hasta en la cabeza, claro que la moda inglesa me las impuso en tamaño XL, cosa que prometo que no se volvera a repetir. Además de las flores, añadimos las combinaciones imposibles de Patricia Field, estilista de la serie. Todo un bombazo. Las que iban en busca de tendencias, se autoproclamaron expertas en moda, y si os dais cuenta, el boom de las bloggers comenzó a raíz de la serie, de ver cómo Carrie escribía sus pensamientos en el ordenador (claro que ella lo hacía para revistas como Vogue)
* Los zapatos, y sobre todo, los del artesano Manolo Blahnik. Yo, que era una obsesa coleccionista de calzado, se encontraba en su salsa. Mi madre me recuerda a veces que, con siete años, tenía una especial de moda en las manos y le decía que con mi primer sueldo me compraría unos zapatos de Prada. Inocente de mi, no pensaba en la precariedad de los sueldos, claro; ahora no me llegaría ni para las tapas del tacón de esos zapatos. Esta obsesión por los zapatos de firma dio pie para que saltaran a la fama los diseñadores de calzado propiamente dicho, como Christian Louboutin o Jimmy Choo.
Y hay muchísimas más cosas, que si os ponéis a pensar, han cambiado vuestras vidas. ¡Que hagan la precuela, ya!

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