El legado del héroe

Según la siempre recurrida Wikipedia, un héroe o heroína es un personaje eminente que encarna la quinta esencia de los rasgos clave valorados en su cultura de origen. Comúnmente el héroe posee habilidades sobrehumanas o rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas («actos heroicos») por las que es reconocido.  Resumiendo: tío o tía que es la hostia, está como un tren y es más bueno que el pan. Si no mirad la mitología griega, que está llena de muerte y polvos, como Juego de Tronos pero con dioses que violan mujeres convirtiéndose en lluvia. O mirad a Kratos, que siempre tiene tiempo para tirarse a un par de tías entre matanzas. Eso sí que es mitología de la buena.

Jesús caminaba sobre el agua. Kratos daba hostias como panes. Tengo claro a cuál rezo.

Aunque últimamente están humanizando más a los héroes. Si no mirad la última de Superman, que no he visto un Superman que se tire más tiempo inconsciente recordando el pasado y dudando de su existencia. O el último Tomb Raider, que le dan a Lara una somanta de palos impresionante (y menciono ese porque es el más reciente que recuerdo). Pero aun así tenemos al héroe, siempre fabuloso brillando con luz propia. Siempre manejaremos al invencible caballero o caballera de brillante armadura que se carga a los malos salvando el mundo, el universo, o la cosa que toque salvar.  ¿Pero qué pasaría si nuestro héroe muere y la partida continuase sin él? ¿Y si quien lo sustituye no fuese tan maravilloso como él? No es lo mismo el héroe perfecto que un héroe con vértigo, un desorden obsesivo compulsivo y síndrome de Tourette. No es lo mismo un mago que un bárbaro. Pero nadie escoge el legado que deja,  y de eso trata el juego de Cellar Door Games, el estudio de Toronto creado por los hermanos Kenny y Teddy Lee.

My duties are to my family…

But I am loyal only to myself.

Rogue Legacy es un plataformas fantástico-medieval con tintes de roguelike creado para PC y próximamente para consolas Sony (hasta el 2014 hay que esperar) de los chicos de Cellar Door Games, que se inspiraron en juegos como Dark Souls y The Binding of Isaac.

La historia es la siguiente: el Rey ha sido malherido por un villano, y para salvar la estabilidad del reino ha mandado a sus hijos al castillo maldito de Hamson, cuyos rumores sobre él dicen que dentro existe una cura para cualquier herida o enfermedad. El príncipe Johannes fue el primero en aventurarse en el castillo, y el primero que no volvió.  Como descendiente suyo, tienes el deber de aventurarte en el castillo, encontrar la cura y devolver la gloria a la familia.

Para ello, hay que adentrarse en el castillo y matar a las bestias que lo habitan. Nada más entrar nos recibirá una enorme puerta que parece decir “Aquí detrás no está el jefe final, confía en mí” con cuatro marcas, que obviamente significa que hay que matar cuatro jefes para que se abra e ir a por el final, pero primero hay que explorar el castillo. Para ello nuestro héroe tendrá una espada tan grande como él, un hechizo al azar que podrá variar entre lanzar cuchillas que rebotan hasta bolas de fuego, pasando por parar el tiempo, teletransportarse, esas cosas de magia que siempre molan, y una habilidad especial que variará según la clase. Exploraremos el castillo como si fuese un Castlevania, con su multitud de habitaciones, sus candelabros para romper y sus pollos que inexplicablemente se mantienen frescos aun estando toda una eternidad dentro de un candelabro.

El castillo es generado al azar, aunque tiene 4 zonas que no varían: la entrada siempre está al principio, las ruinas arriba, el bosque al este y las profundidades abajo. La localización de las zonas no cambia, pero el contenido de las mismas sí, siendo las habitaciones totalmente aleatorias. Igual te cruzas con una habitación llena de enemigos que con un circo ambulante (payaso triste incluido). Las habitaciones y su contenido son totalmente aleatorios, pudiendo darnos una muerte segura o una jugosa recompensa. O más pollo.

Pero ni todos los trozos de pollo frito podrán salvarte. A menos que tengas los reflejos de Bruce Lee, que jugaba al ping pong con nunchakus, y un control sobre el mando digno de Dios, morirás. Es algo natural que debe pasar, y al morir es cuando empieza lo divertido de este juego. Al morir se pondrá la pantalla de inicio y tendremos que elegir cuál de nuestros descendientes nos vengará. Rogue Legacy no es un juego en el que manejas solo un personaje, manejas toda una familia, y dependiendo de lo bueno que seamos el mausoleo familiar será más o menos grande.

Se nos dará a elegir entre uno de tres hijos o hijas, cada uno con una clase y magia propias. Las clases tienen sus ventajas y desventajas, teniendo cada una su habilidad propia. Por ejemplo el caballero tiene un escudo que bloquea el daño, mientras que el asesino tiene más probabilidad crítica y puede convertirse en niebla, pero tiene menos vida y fuerza que el caballero.  También habrá bárbaros, que podrán lanzar el poderoso grito de “Fah Ro Dus”, magos con su larga barba (también en mujeres), mineros, liches, ninjas. Una familia de lo más variada.

Pero posiblemente lo que más marque la partida no sea esto. Ahora es cuando viene lo interesante del juego: cada hijo tiene su peculiaridad genética especial. No todos somos iguales, cada uno tiene sus manías y sus cosas, aquí cada hijo tendrá una o dos particularidades, que van desde el miedo a los pollos (lo que hará que encontrarnos comida en los candelabros sea toda una aventura) hasta un desorden obsesivo compulsivo que nos dará maná al romper cosas, hasta dextrocardia, que nos cambiará la barra de maná y vida. Hay una gran variedad de peculiaridades que podemos sufrir: vértigo (invierte la pantalla), nostalgia (todo se ve sepia), dislexia (teinse prbolemsa al lere csoas), miopía, calvicie, y un largo número de cosas que podemos sufrir/disfrutar. Algunas no afectan mucho, como la calvicie, otras sin embargo como la locura son más divertidas, al hacernos ver enemigos donde no los hay.  Como dice mi madre:

A los hijos hay que quererlos, aunque sean idiotas.

Ya escogido nuestro legado para el mundo en forma de ninja enano calvo (o lo que hayas escogido, pero nadie se resiste a un ninja enano calvo), veremos que tenemos un cutre castillo que podremos ampliar con el oro que haya recogido nuestro ancestro. Cuanto más lo ampliemos más mejoras tendremos, como más vida, más daño, nuevas clases o habilidades, además de poder desbloquear el herrero, la adivina y el arquitecto. El herrero nos hará equipo nuevo a cambio de oro, cada pieza con sus características, como una capa que te permite robar vida, o unas botas que te dan más fuerza, y podremos equiparlas siempre y cuando nos deje el peso límite que podemos llevar (que se puede aumentar expandiendo nuestro castillo). La adivina nos pondrá runas que nos darán habilidades como devolver el daño que suframos, doble salto o incluso volar. La única pega que tienen estos dos es que hay que encontrar los planos de las piezas para que nos las empiecen a vender, y éstas están en los cofres del castillo, pero las mejores piezas están en los cofres de hada. Los cofres de hada son unos maravillosos cofres muy hijos de puta que para cogerlos solo tienes una oportunidad de superar la prueba que te ofrecen. Esta puede ser esquivar miles de bolas de fuego, superar un laberinto sin saltar, o destruir a todos los enemigos de la pantalla. Si fallamos, perdemos el cofre, y como se genera al azar el castillo es imposible ir a por él de nuevo en la próxima vida. Ahí es donde entra el arquitecto, que a cambio de un % del oro hace que el castillo no cambie, pudiendo repetir el cofre.

Como veis, el oro es lo más importante del juego, por encima de las tumbas de los ancestros que lo han conseguido. Muchos pensarán “pues empiezo a sacrificar hijos como loco consiguiendo todo el oro posible, lo compro todo y soy dios en estas tierras”. Pues eso no funciona, porque cada vez que se entra al castillo hay que dar todo el oro a La Muerte que nos espera en la puerta. Cada vez que te aventuras en el castillo dejas a la familia en la ruina, por eso hay que jugar cada vida como si fuese la última, solo para conseguir más oro que gastar de golpe y que no sea una vida desperdiciada.

Si alguien ha leído con más o menos atención sé que me buscará para pegarme una paliza, alguno pensará “Eh, has dicho que se inspiró en Dark Souls, pero esto se parece como un huevo a una castaña”. Pues se inspiró, sí, en una dificultad infernal digna de él. El juego no perdona, todo mata, hasta los cofres (o el pollo frito si el personaje tiene miedo a los pollos). Además de los cofres asesinos, también se parece en que la historia nos la van dando poco a poco, pedacito a pedacito en forma de los diarios del príncipe Johannes. Nos iremos encontrando trozos de su diario que nos contarán más sobre el castillo, sobre el protagonista, o sus familiares, siendo el último el que desvele la aterradora verdad detrás de todo.

Para terminar espero que no dejéis el mismo legado que yo: más de 200 cadáveres dentro del castillo.

La entrada El legado del héroe es 100% producto Deus Ex Machina.