Un determinado color o una combinación de colores puede producir sensaciones que influyen en el estado de ánimo y de esa forma pueden transmitir un mensaje mejor que otro tipo de lenguaje. Y lo que es más importante, mucho más rápido.
La mayoría de los animales, entre los que nos encontramos nosotros, han usado y siguen usando los colores para comunicarse y esta forma de comunicación ha demostrado ser muy eficiente ya que ha aparecido de forma independiente y en numerosas ocasiones a lo largo de la evolución.
Víbora de seoane. Un depredador que caza al acecho
Básicamente los animales pueden usar los colores para dos fines opuestos: para pasar desapercibidos o para todo lo contrario, para llamar la atención. Si un animal quiere pasar desapercibido y de esa forma evitar ser localizado por un posible depredador, adoptará una coloración parecida a la del entorno. Asimismo, si se trata de un depredador que caza al acecho, confundirse con el entorno le servirá para atacar por sorpresa sin ser visto.
Pero como he comentado, un animal puede usar los colores para que se fijen el él. Los machos de muchas especies se visten de gala con colores llamativos para llamar la atención de las hembras. Estas coloraciones, que en ocasiones son tan abigarradas y exageradas que pueden resultar grotescas no solo llaman la atención sino que emiten otro importante mensaje a las hembras: "si con estos colores, que se ven a un kilómetro, he sobrevivido a los depredadores es porque soy fuerte y tengo unos buenos genes, así que si te apareas conmigo, tus hijos los heredarán". Es lo que el investigador Amotz Zahavi formuló en su famoso "Principio del handicap".
Pero la coloración, también sirve para avisar de un posible peligro, de forma que otros animales que ven a un individuo con un determinado patrón de color sepa que tiene que tener cuidado porque se arriesga a llevarse una desagradable sorpresa, que incluso puede significar la muerte. Y el patrón de coloración de alarma por excelencia es la combinación de los colores negro y amarillo. Esta combinación llama la atención ya que se trata de dos colores casi opuestos en la escala cromática. El amarillo es un color muy visible, ya que refleja gran cantidad de luz, y cuando se combina con el color negro resulta más conspicuo.
El patrón amarillo y negro se repite en muchos animales: insectos, arañas, peces, anfibios o reptiles, suelen mostrar esta coloración para avisar a los posibles depredadores y normalmente está asociado a animales venenosos o que segregan sustancias tóxicas si son molestados. Este fenómenos recibe el nombre de Aposematismo y es tan efectivo que otros animales han sabido aprovecharse imitando esta coloración, pero sin el engorro de tener que fabricar un veneno o unas toxinas.
Y nuestra especie responde a esa misma combinación de amarillo y negro de la misma forma, ya que al igual que el resto de animales nosotros también asociamos esa combinación de colores al peligro y lo usamos en numerosos carteles y señales con el mismo fin.
A fin de cuentas, nuestra historia evolutiva comparte gran parte del camino con insectos, peces y salamandras.