Revista Viajes
Como les comenté en un post anterior, insertarse en una cultura nueva, distinta, no es tarea facil y lleva tiempo. Sin embargo, a veces ocurre que aspectos de nuestra propia cultura están presentes en aquella en que buscamos insertarnos y, cuando así ocurre, la comunicación se facilita. Hablar de cosas similares, identificarse con el otro en la forma de comprender hechos y hasta de sentirlos permite crear un puente de confianza con nuestro interlocutor.En mi caso, el sólo hecho de decir "Argentina" ya me hacía comenzar en toda reunión con el pie derecho gracias a Maradona. Afortunadamente, con un padre y un hermano futboleros, me conocía de memoria las hazañas de "10" y, luego de recordar "la mano de Dios" y el mítico gol a los Ingleses en que Maradona corrió con la pelota 50 metros, ya mi interlocutor sonreía con más ganas. Pero dada la fama mundial de nuestro técnico de la selección nacional, ésto no es demasiada novedad para nadie.Distinto es lo que le ocurría a un colega Mexicano. Este muchacho, cuyo nombre prefiero no revelar, pasó sus primeros meses en Costa de Marfil destinado a una región del noroeste, para ser trasladado por motivos estratégicos poco tiempo después. Como tenía un puesto alto dentro de la zona, se vió en la necesidad de recomenzar de cero el arduo trabajo de entablar relaciones de confianza con las autoridades locales, presentándose una por una, viajando largas distancias. Cual no sería su sorpresa al descubrir que bastaba que nombrara su nacionalidad para que las autoridades invariablemente exclamaran " ¡Mexicano, cómo Rubí! " y pasaran a discutir en detalle las peripecias del capítulo anterior de la telenovela más famosa en la región. Así, este colega descubrió que Rubí era una protagonista muy bella, muy sexy, que tenía locos a los marfilenses, que la admiraban más aún porque era mala como las arañas, lo que los divertía horrores. Tanta era la devoción que profesaban por ella, que llegamos a pensar que tendrian que contratarla para que hiciera un spot televisivo por la paz ¡seguramente le harian mas caso que a Ban Ki Moon!En este mundo globalizado es asombroso descubrir que costumbres y practicas que creemos tan nuestras pueden ser sentidas con la misma intensidad en rincones lejanos, distantes, en culturas dispares. Pero es así, quizás porque, en el fondo, ser humano implica compartir sentimientos universales, en cuya expresión todos nos sentimos hermanados.¡Que tengan una hermosa semana!