Este cuento de Maurice Sendak retoma el tópico de la infancia como lugar para la imaginación y para el equívoco, allí donde la racionalidad es una amenaza
Por: Manuel García
Fuente: mundodiario
El letrero secreto de Rosie es otra de esas joyas de Maurice Sendak, creador de Donde viven los monstruos, que recurre a la infancia como tiempo y lugar en el que se crea un horizonte de creatividad dentro del pensamiento mágico de unos niños.
Un grupo de amigos se reúnen en casa de Rosie cada tarde para crear sus propias fantasías y juegos surrealistas con el que pasar las tardes. La espera del Hombre Mágico o la teatralización son recursos que Sendak, imitando al mejor Ionesco, utiliza para crear esos momentos de encuentros equívocos y juegos de palabras que solamente los niños parecen comprender más allá de las normas impuestas por sus padres.
Publicado por Kalandraka, este cuento es un tributo al surrealismo, un desafío continuo a la racionalidad, una invocación de una distopía donde Kathy, Rosie o Sal crean desde la nada su propio orden de las cosas, siendo el juego, los amigos invisibles, los universos debajo de las mantas y la imitación de otros personajes, esos símbolos imprescindibles para reconocer en la infancia un tiempo siempre inédito, sobrecogedor, en el que lo lúdico construye otra clase de conocimientos.
Los adultos, faltos de la espontaneidad, apenas ya reparamos en esos secretos.