Como ya es de público conocimiento, en las últimas semanas, y también durante las que siguen, me encuentro rindiendo exámenes en la Facultad. Es por ese motivo que me he alejado un poco de la redacción de nuevas entradas. Sin embargo, gracias al estudio me he encontrado con una historia muy interesante que creo merece un lugarcito en esta bitácora.
Pues, verán. La cosa es así. Entre los textos que tengo que leer para rendir mis exámenes se encuentra uno escrito por el, entre otras cosas, sociólogo Norbert Elías. Se trata de algunos pasajes del libro “La Sociedad Cortesana” (libro altamente recomendable si me preguntan), en los cuales me he encontrado con una interesante descripción de una de una de las ceremonias más llamativas de la corte francesa durante los tiempos del gran “Rey Sol” (mencionado aquí hace algunos días). Se trata del “Lever” (levantarse) del Rey. ¿De qué se trata y en qué consistía este ritual? Pues eso es lo que trataré de desenmarañar en esta entrada.
Como supongo todos, o casi todos, deben de saber, la sociedad cortesana estaba formada por un complejo entramado de personajes, cada cual con su prestigio y escalón social. Todos se encontraban inmersos, a su vez, en una especie de “lucha” intensa por mantener su posición o, de ser posible, mejorarla. En ese sentido, a Luis XIV se le ocurrieron un amplio número de ceremonias que permitían a los individuos de la corte mostrar su estatus, e incluso tal vez mejorarlo. Una de estas ceremonias era la ya menciona: El Lever.
Habitualmente a las 8 de la mañana y, en todo caso, a la hora que él habitualmente había determinado, el rey era despertado por el primer ayuda de cámara que dormía a los pies de la cama real. En ese momento se abren las puertas de la recamara a los pajes. Uno de ellos, entre tanto, ha avisado ya al gran Chambelán (algo así como el gran mayordomo) y al primer camarero; otro a la cocina real para el desayuno; un tercero hace guardia en la puerta y sólo permite el paso a los señores que ostentan tal privilegio, los cuales no son muchos.
Dicho privilegio era adquirido al alcanzar un escalafón muy preciso. Existían así seis grupos distintos de hombres a quienes concedían tal honor. Cada uno de ellos tenía una entrada precisa, y un momento adecuado para ingresar: Los momentos conocidos como Entrée.
En primer lugar se hallaba la entrée familière. Durante esta ingresaban al recinto del rey hijos y nietos legítimos del monarca, junto a príncipes y princesas de linaje, el primer médico, el primer cirujano, el primer camarero y los pajes de cámara.
Seguí luego la grande entrée, formada por los grands officiers de la chambre et de la garde-robe (algo así como los grandes o altos oficiales o funcionarios de cámara) y los señores de la nobleza a los que el rey había concedido tal honor. Luego la seguí la première entrée, compuesta por los lectores del rey, los intendentes de diversiones y las solemnidades y otros. La cuarta correspondía a la entrée de la chambre, e incluía al resto de los officiers de la chambre, además del grand-aumônier (primer limosnero), los ministros y secretarios de Estado, los conseilleirs d’Etat, los oficiales de guardia personal, los mariscales de Francia, etc.
Hasta aquí por ahora… pronto la segunda parte, con las otras dos entrée y una curiosa anécdota sobre una de estas ceremonias en los tiempos de Luis XVI y María Antonieta.
Pd) Vale aclarar que, la segunda parte, ya se encuentra terminada y autoprogramada, por lo cual no deberán esperar demasiado. Solo las corte por la extensión. Un saludo.