al atardecer del 28 de julio de 1827 tres viajeros de nacionalidad francesa descendieron de la diligencia de Perpignan, frente al Hotel de las Cuatro Naciones, en las Ramblas barcelonesas. Se trataba de monsieur Charles Nodier, eminente escritor, miembro de la Academia Francesa y bibliotecario del Arsenal de París, su esposa y su hija.
la llegada de tan ilustre visita no pasó inadvertida en la ciudad. Al poco rato se personó en el hotel el general Conde de Raiset, comandante en jefe de las tropas francesas que ocupaban entonces Barcelona, para indagar sobre las intenciones de Nodier, que no eran otras que aprovechar las circunstancias políticas para obtener a buen precio ―hay quien diría saquear― las riquezas bibliográficas del país, especialmente las expropiadas de bibliotecas conventuales. A tal propósito, Nodier visitó todos y cada uno de los puestos de lance de las Arcadas de los Encantes, sin obtener éxito en su empeño, y al cabo de tres días hubo de regresar defraudado a París.
el domingo 23 de octubre de 1836, el periódico parisino Gazette des Tribunaux, Journal de Jurisprudence et des débats judiciaires, Feuille d'Annonces légales (Nº 3.465) publicó por vez primera la relación del proceso de Fray Vicents, ex-monje de Poblet convertido en librero en los Encantes de Barcelona y arrastrado al asesinato «por la funesta exaltación de su amor a los libros». La revista presentaba el texto como enviado desde la Ciudad Condal por un corresponsal particular, pero en realidad se trataba de lo que los italianos denominan un pasticcio, una superchería literaria escrita por un autor anónimo, que se tuvo por verídica durante más de cien años.
por aquella misma época estudiaba quinto año de bachillerato en el Collège Royal de Rouen un muchacho de catorce años aficionado a la literatura, llamado Gustave Flauvert. El jovencísimo Gustave, sugestionado por la historia del librero Vicents, escribió sobre él un cuento llamado Bibliomanie, que conservaría celosamente oculto durante toda su vida y sólo vería la luz tras el fallecimiento del autor, en 1910, cuando el editor Conrad publicó todos los escritos primerizos de Flauvert.
la leyenda del librero asesino es uno de los escasos mitos románticos ambientados en Barcelona. Fue magistralmente documentado por don Ramon Miquel i Planas, el gran referente de la bibliofilia catalana. Quizá la edición más recomendable y accesible sea la de Josep Sarret (El librero asesino de Barcelona, Montesinos, 1991). Voy a mencionar también la edición que ha preparado la editorial Gadir para estas Navidades, que trae como novedad unas divertidas ilustraciones de Marcos Morán.
ronronea: claudia