Revista Cultura y Ocio

El libro de los Baltimore. Joël Dicker

Por Mientrasleo @MientrasleoS

El libro de los Baltimore. Joël Dicker
     "Mañana ingresa en la cárcel mi primo Woody. Va a pasar allí los próximos cinco años de su vida.
     Por la carretera que lleva del aeropuerto de Baltimore a Oak Park, el barrio de su infancia, adonde voy para acompañarlo en su último día de libertad, me lo imagino ya presentándose ante las verjas del impresionante penal de Cheshire, en Connecticut."
     Creo que hace ahora tres años que conocimos a Joël Dicker y su Harry Quebert. Llegó con poco ruido aparente y tomó las librerías, los estantes y a una gran parte de lectores que quedaron satisfechos con una historia en la que la metaliteratura jugaba un importante papel. Ahora el autor ha decidido resucitar a quien ya narrara su primer título, Marcus Goldman, así que era difícil resistirse a la curiosidad. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El libro de los Baltimore.
     Recuperamos a Marcus Goldman. Es nuestro protagonista y narrador y lo encontramos en una casa a la que acude para escribir, descansar y, tal vez, reconciliarse con su pasado. No espera encontrarse allí con la que fuera su gran amor, Alexandra, de la que se separó tras lo que denomina "El drama". Junto a Marcus iremos recuperando la historia de los Goldman, una familia que tenía todo para ser feliz, incluido el dinero al menos en una parte de ellos, pero que parece haber caído a un foso sin red a partir de un suceso.
     Una vez más, Dicker utiliza el mundo literario para introducirnos en su historia, aunque esta vez no nos encontraremos consejos para poder escribir. Lo que tenemos ante nuestros ojos es un drama familiar, vestido de misterio en torno a ese drama del que conocemos antes sus consecuencias que sus antecedentes. Así que a través de los recuerdos de su protagonista, nos moveremos en el tiempo con la soltura suficiente como para ir conociendo con pelos y señales a cada personaje. De este modo entraremos en una suerte de "Bienvenidos a la vida de los Goldman" con un hijo inteligentísimo al que le cuesta adaptarse, un joven acogido como si fuera uno más, un primo que se siente inferior y una vecina hermosa de la que los tres jóvenes se enamoran, como eje central. A partir de aquí la historia se despliega en las banalidades, o no tan banalidades, diarias de padres, compañeros de estudios y decisiones de la vida para descubrirnos que basta un paso en falso, para que todo se tambalee. 480 páginas de historia que busca la intriga por lo sucedido para convertir a esa gran familia en lo que es hoy. Y planeando a lo largo de toda la historia, como sucede realmente en las familias y en los grupos de amigos, los celos, las envidias, la competitividad. A fin de cuentas, ¿quién no ha asistido a una cena en la que una parte de la mesa se comparaba con la otra? Nada tiene que extrañar entonces que eso les suceda a los protagonistas de la novela, de hecho, ni siquiera tiene por qué ser malo. Humaniza, que no viene mal cuando la historia trata de una sociedad acomodada.
    La historia es entretenida y el ritmo se mantiene apresurándose al final como corresponde a este tipo de novelas que acaban por protagonizar todas las tumbonas de las piscinas de verano. No es una historia magnífica, ni siquiera demasiado original y, posiblemente, le sobren unas cuantas páginas, pero es fácil dejarse caer en su lectura y no levantar la vista hasta haberlo finalizado. Parece que el autor ha encontrado la fórmula, así que yo apostaría a que volveremos a ver a Marcus Goldman con relativos problemas de creatividad. Y tal vez, ahora que conocemos su infancia, se decida a contarnos otro episodio de su vida.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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