Siempre que me han pedido que redacte un perfil de El Cabrero para ser publicado, o una opinión sobre su figura, he procurado guardar el texto una noche en el cajón y revisarlo para corregirlo en el caso de que “la pasión me hubiera nublado el conocimiento”, como dice la copla. No sé si lo habré conseguido pero lo intenté.
Revisando hemerotecas para su biografía me encontré hoy un artículo, firmado por Manuel Bohórquez, en el que aparece El Cabrero y, diría yo, sin venir a cuento, dado que el título del mismo es “El Premio Nacional de Música canta en Huelva” y el “premio” al que se refiere el crítico es Enrique Morente.
Como no podía ser menos, es un artículo enaltecedor, tanto, que lo define como “el músico más grande que ha dado el cante”. Casi todas las opiniones son respetables y ésta es una de ellas, pero el libro de los gustos sigue en blanco. Yo soy de la opinión de que, en ningún género musical existe “el más grande”, salvo en el tango porteño, pero se me vienen a la memoria Pastora y Tomás Pavón, Don Antonio Chacón… por no citar ninguno de generaciones más recientes porque Morente y su obra no son de mi incumbencia.
Lo chocante del artículo es cuando el crítico intenta explicar por qué la presencia de Enrique Morente en los festivales flamencos de los pueblos andaluces fue prácticamente testimonial.
El artículo es de 1995 y dice: “Como ustedes saben, este cantaor no hace festivales salvo cuando un compromiso muy fuerte le obliga a ello. ¿El motivo? Su buen gusto. Morente tiene tal sentido de la dignidad artística que es incapaz de cantar en cualquier parte con tal de ampliar su capital económico”. Esto es lo más abyecto que he leído o escuchado hasta hoy sobre los Festivales Flamencos y sobre los artistas flamencos a quienes se les presupone poco o ningún sentido de la dignidad artística por prestarse a participar en ellos.
Festival Flamenco de ZambraDon Antonio Mairena fue el impulsor de estos Festivales. Desde finales de los setenta, que es lo que conozco, los protagonistas principales de los Festivales Flamencos de los pueblos andaluces fueron, en el cante: Fosforito, Fernanda y Bernarda de Utrera, Chocolate, El Lebrijano, Terremoto, Camarón, Menese, La Paquera, Calixto Sánchez, Mayte Martín, Naranjito de Triana, Luis de Córdoba, José Mercé, los Sordera, Aurora Vargas, Pansequito, José de La Tomasa, Miguel de Tena, Juan Villar, Chano Lobato, Miguel Poveda, Carmen Linares … y El Cabrero, entre otros que harían la lista interminable, sobre todo si incluyéramos el baile y la guitarra cuyos principales exponentes también formaron parte del circuito. ¿Todos, menos Morente, el que tiene buen gusto, indignos e interesados únicamente en ampliar su capital económico? Al respecto, sólo señalar que el Señor Bohórquez lleva presentando algunos de estos festivales – los que le encargan – desde los años ochenta. Por eso entiendo que, si el motivo que alega para la escasa presencia de Morente en los Festivales Flamencos, es el que le señaló el cantaor granadino, tendría que haber considerado no publicarlo para no insultar a los demás artistas y a los organizadores de los Festivales Flamencos. O al menos para no tirar piedras a su propio tejado.
Pero si conservo en mis archivos este artículo es porque hace referencia a El Cabrero.
Ahondando en lo anterior dice: “Alguna vez he escuchado decir que no hace festivales por no enfrentarse en un mismo escenario a El Cabrero o a José Mercé, lo cual es una solemne tontería. ¿De verdad puede tenerle miedo a El Cabrero quien se ha encerrado con cien músicos en el Teatro Real de Madrid?”
El crítico debería de saber que en los festivales los artistas no se “enfrentan” unos contra otros: los buenos flamencos se pelean con la dificultad de los cantes y el público lo agradece. Y también conviene considerar que estamos hablando de cante flamenco o cante jondo y que, en este caso, un cantaor y un guitarrista pueden transmitir al aficionado al menos tanta emoción como lo hace otro acompañado de cien músicos. Y el flamenco, es eso: transmitir sentimientos y emocionar. Y, obviamente, el público asistente al Teatro Real no tiene por qué ser más entendido en Arte Jondo que los aficionados andaluces que acuden a los Festivales Flamencos.
Festival Flamenco Pepe AznalcóllarAdmito pues que Enrique Morente, que en paz descanse, fue un gran cantaor y que no debió de tener motivos para temerle a El Cabrero, ni a nadie. Lo que sí sé es que nunca quiso cantar mano a mano con él. Y me explico: a mediados de los noventa yo producía los conciertos de El Cabrero y me pareció una idea atractiva reunir a dos figuras de estilos diferentes en un concierto al alimón. Lo hicimos varias veces con Camarón y disfrutaron mucho, artistas y público. Propuse tres conciertos: Barcelona, Madrid y Málaga. Yo asumía los gastos del espectáculo, como productora. No se le regatearía a Morente el caché, se respetaría su ficha técnica y se le daba la oportunidad de decir si quería salir en primero o segundo lugar. Le encargué la gestión a un productor andaluz afincado en Madrid, hoy jubilado pero en buena forma, que tenía excelente relación con Morente. La respuesta fue que no, a ningún precio.
No tengo nada en contra de Manuel Bohórquez. Lo conozco desde sus inicios. Según me han dicho, es un buen investigador, estudioso del flamenco. Ha escrito algunos libros, que no he leído, pero dicen amigos comunes que son buenos y eso tiene mérito. Ha presentado un buen número de festivales donde ha participado El Cabrero y el trato ha sido siempre cordial. Sé, porque lo dice y lo publica, que no le gusta El Cabrero, y eso no tiene importancia, me es indiferente: a mí tampoco me gustan los mismos artistas que a él y soy muy aficionada a lo jondo. Creo que no ha estado acertado en este artículo. Puede que la pasión le haya nublado, no el conocimiento, pero sí el razonamiento. Es mi opinión.