
De entrada son como 500 toneladas menos de papel impreso, mismos kilos que no fueron transportados desde algún bosque en forma de madera, posteriormente en pulpa, luego en papel y por último llevadas de la imprenta a las librerías y de allí a las casas de los lectores.
Hay muchos intermediarios que se quedaron en el camino, desde campesinos de aserraderos, choferes de camiones, obreros en fábricas, carteros y vendedores de libros, todo eso tiene un valor muy importante en los costos de producción que no se ejercieron y que se ve reflejado en el precio de una copia digital en menos del 40% de su valor impreso.
Aún es muy temprano para que los libreros tradicionales peguen de gritos y se preocupen un poco más, recordemos que la industria editorial ha sufrido los embates de la crisis recién terminada y ahora que se vislumbra un mejor panorama el consumidor está volteando a ver con detenimiento los lectores digitales como el Kindle, el iPad, el Nook y el Sony Reader entre otros, seguramente esta nota será la primera de muchas donde se hable de autores con más de 1 millón de copias digitales vendidas.
A mi en lo personal me fascinaron los tres libros de Larsson, en serio que voy a lamentar toda mi vida, desde el punto de vista literario, la ausencia del sueco, era un gran escritor y siempre me quedará la sensación de haberme perdido su cuarta novela, sobre todo que transcurría parte de esta en Cd. Juárez, nuestra ciudad fronteriza, sinónimo de violencia y vejaciones a las mujeres.