Revista Cultura y Ocio

El libro más peligroso. Kevin Birmingham

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El libro más peligroso. Kevin Birmingham
     "La historia de la publicación de Ulises nos recuerda que aquello que hace de la novela de Joyce un libro difícil es también una faceta de lo que lo hace liberador."Ulises" estableció su predominio sobre convenciones estilísticas y censores gubernamentales por igual; la libertad de la forma era la contrapartida de la libertad de contenido. El modo real en el que las personas hablaban, pensaban y actuaban en el transcurso de un día normal y corriente pasó a ser ingrediente para el arte."
     La primera vez que leí Ulises, tenía 18 años. Ya en ese momento me fascinó la lectura de Joyce. Con el tiempo, lo he releído, recogido matices... lo único que no ha cambiado, es la fascinación. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El libro más peligroso.
     El libro más peligroso cuenta la historia de la publicación de Ulises, un libro que fue perseguido y censurado, imposible de conseguir y juzgado por obsceno, y que hoy es una de las obras que no faltan en ningún canon literario que se precie.
     Y ahora que ya he hablado de la parte que puede imponer, es decir, que estamos ante un ensayo, que habla además de uno de los libros más temidos por muchos lectores, os voy a explicar qué hace de este libro una gran lectura para fans o no del título de Joyce, y por qué no es necesario ni siquiera haber leído la citada novela.
     Kevin Brimingham escribe una novela que se oculta bajo el término ensayo. Consigue una narración fluida hasta el punto que el lector se olvida de que todo lo que ahí está escrito es verdad y mantiene el hilo de la historia vivo para que no decaiga nuestro interés en ningún momento. Lo que sucede es que sí es cierto todo lo que pone, y que nos habla de un libro concebido en una borrachera, impulsado por los celos o la sospecha de una infidelidad y publicado en un primer momento por entregas en un par de revistas de corte hipermoderno. Un libro que no recibió apoyos ni siquiera entre personajes como Woolf o Pounz y que fue juzgado por su contenido. No dejó indiferente a nadie, se persiguió y se escondió y se convirtió en un objeto para presumir en aquellos años que estuvo prohibido. Como nos explica el autor, no se presumía solo de tenerlo o de haberlo leído, también de conocer a alguien que lo hubiera hecho. Todo eso es Ulises y todo eso se nos relata para explicarnos que, ganado el juicio, las tornas cambian e incluso las revistas que lo acusaron, ahora lo iban a defender en sus cubiertas, convirtiendo así este título, Ulises, en digno merecedor del homérico nombre que ostenta y un día, en el periodo de horas perfecto para elevar a arte la vida de cualquiera.
     Pero más allá de eso, más allá de convertir al libro en personaje, nos habla de Joyce, un personaje para muchos oculto eclipsado tras su obra. El libro más peligroso nos habla de un hombre que abandona todo para ser escritor. Un hombre cuyas pasiones le provocan enfermedades, y que exporta esas pasiones a su obra. Un Joyce que ya en su primer contacto literario pareció acercarse a quienes estaban peor vistos, y que, en un momento de su vida, contaba el tiempo en horas sin haber comido, pero invertía todas ellas en sus literarias pasiones de biblioteca. Joyce sufre problemas de salud, oculares principalmente que le dejan sin vista, Joyce es problemático y luchador, nos hablan de sus dolores, desmayos y tratamientos y todo ello se acompaña de fragmentos de cartas y fotografías en una obra imprescindible, más que recomendable para cualquiera. La época, la de Sylvia en la librería Shakespeare and Co., la época de la generación perdida en la que Fitzgerald se coloca del lado de Joyce mientras otros tantos se alejan o le miran con recelo. Y queda entonces la historia poblada de secundarios de la generación perdida en una de las épocas más interesantes de la historia contemporánea cuando hablamos de cultura.
    Es Pop además hace un magnífico trabajo de edición con una espectacular cubierta, incluyendo tipos de letra, ilustraciones y dossier fotográfico que terminan de completar una obra ya de por sí redonda.
Y es que, como decía al principio, no es necesario ser fan de Joyce, ni siquiera haber leído Ulises, para disfrutar enormemente del trabajo de Kevin Birmingham en este título. Hay que leerlo.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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