La herencia juega un papel importante en las relaciones entre Israel y Jehová, normalmente relacionada con una posesión (Números 27:7) terrenal, que en Jeremías 2:7 es heredad de Dios. Pero la idea dominante en la Biblia es que se trata del disfrute legítimo de algo que no es el resultado de nuestros méritos. La herencia es una posesión de privilegio, y describe la bendición conferida al hijo de Dios (Efesios 1:14). Pablo le dijo a los líderes de Efeso que tenían “herencia entre los santificados” (Hechos 20:32), que es en verdad “incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos” (1 Pedro 1:4). ¡Gracias a Dios!

