El estilo de liderazgo de las mujeres es genuino, eficaz y distinto al de los hombres. Un reciente estudio realizado por Sharon Hadary y Laura Henderson demuestra que nosotras lideramos de forma distinta. De esta investigación se desprende lo siguiente:
Las mujeres que aprovechan sus fortalezas femeninas en el ámbito empresarial son capaces de alcanzar altas metas financieras. Es habitual ver cómo los negocios que inician reflejan sus pasiones. Las start-up Mums Bonus o La Tienda de Sarai Llamas son un ejemplo de ello.
Las mujeres que triunfan a nivel empresarial acostumbran a liderar empresas basadas en productos y servicios socialmente responsables y que ofrecen oportunidades para que los empleados prosperen. Si queréis ver un elenco de lo mejorcito en España, podéis consultar la web de Las Top 100 mujeres líderes en España.
Las mujeres con capacidad de liderazgo mantienen una relación con sus equipos basada en la colaboración, inclusión y consulta. De resultas obtienen un empresa en la que las ideas y puntos de vista de todos son escuchados y considerados en la toma de decisiones. Al final, las personas al sentirse valoradas se comprometen más con las metas de la compañía.
Pero para ello y como bien dice Carmen García Ribas, Directora del Máster en Liderazgo Femenino por la ESCI, debemos sacudirnos de encima el Síndrome de Maripili, término acuñado por ella misma.
Este Síndrome de Maripili, como muy bien explica Marta Morón, Coach de Mujeres con responsabilidades profesionales, define el vía crucis de las mujeres de hoy en día. Debido a la carga social y cultural de nuestra sociedad, muchas mujeres padecemos o hemos padecido los siguientes síntomas:
- Miedo a no complacer
- Miedo a no ser querida
- Miedo a no cumplir los estereotipos
- Miedo al éxito
- Autosabotaje
Llegadas a este punto, nos bloqueamos y dejamos de progresar en nuestra carrera profesional. Marta Morón afirma que cada una se marca su propio techo de cristal, por ejemplo algunas abandonan la profesión para dedicarse a los hijos, otras boicotean su propia trayectoria y se buscan un trabajo menos estresante, otras provocan un parón en sus posibilidades ascenso, etc. Esto nos sucede a muchas y además de forma inconsciente, pero nos provoca un gran sufrimiento porque nos hace sentir desubicadas y muchas veces nos genera estrés.
Y es que señoras, muchas de nosotras fuimos educadas para salvar el mundo (o gobernarlo) y nos creímos la historia hasta que fuimos madres. Estamos de acuerdo en que empresas y sociedad deben cambiar para que las mujeres podamos desarrollarnos profesionalmente sin que la familia se resienta. Ya existen plataformas para ello como Conciliación Real Ya. Pero nostras también podemos trabajar nuestro propio caso de forma individual.
Lo reconozco yo soy una de las que ha sufrido el Síndrome de Maripili. Por suerte, estoy en vías de superarlo. ¿Y vosotras?
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