Revista Coaching

El liderazgo también es cosa de… números

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

Liderazgo y numeros

Dicen que los números 1 se juntan con los números 1 y los números 2 con los números 3, 4 o… 27. La elección de los compañeros de viaje en cualquier área de la vida es un fiel reflejo de nuestra personalidad y supone uno de los determinantes críticos para alcanzar los propósitos anhelados.

La mayoría de nuestros objetivos vitales requieren de la colaboración (directa o indirecta) de los demás para su realización. Buscar asociaciones personales enriquecedoras es evidente que siempre nos beneficiará, a excepción de aquellos casos en que el fin buscado sea solo el de destacar de entre la mediocridad.

En el ámbito profesional está probado que el único camino de avance válido para las empresas es el que pasa por el trabajo coordinado en equipo. Cualquier organización requiere de la contribución efectiva de todos sus integrantes para afrontar los exigentes retos que en las economías desarrolladas hoy se plantean. Por tanto, parece lógico concluir que cuanto mejores sean los equipos de trabajo con más éxito podrán alcanzar sus objetivos.

El liderazgo tiene como una de sus grandes responsabilidades la construcción de equipos eficientes de trabajo, asunto nada fácil de resolver y por el que son reconocidos y muy bien pagados los mejores directivos del mundo. Conseguir “hacer… hacer” y además “hacerlo bien” es el principal cometido de todo responsable comprometido con los retos que le demanda su ámbito de actuación profesional.

Pues bien, un equipo eficiente de trabajo se construye a partir de dos condicionantes insustituibles: la calidad intrínseca de sus integrantes y el continuado desarrollo de sus saberes y competencias. Contar con la primera sin fomentar los segundos lleva al estancamiento y la desmotivación, pero propiciar los segundos sin tener la primera es claramente malgastar el dinero, convirtiendo inversión salarial en gasto improductivo.

No es la primera vez que en la definición del perfil profesional para la selección de un puesto de trabajo, el responsable del futuro empleado me ha tratado de convencer torpemente de la conveniencia de rebajar el nivel de exigencia curricular por debajo de lo que las funciones que ese puesto requería. Esto solo tiene una explicación y se llama miedo a la competencia interna o lo que es lo mismo, miedo a la propia incompetencia personal.

El líder que es capaz de buscar y reconocer en los demás el talento, aun por encima del suyo, lejos de oscurecerse brillará más al reflejar la luz de quienes le acompañan y a quienes les deberá su éxito. El éxito de los equipos de números 1…

 

Saludos de Antonio J. Alonso


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