Reza el viejo postulado: La familia es la base de la sociedad. Un repaso superficial a la evolución de la humanidad, poniendo atención al lado violento, de donde han surgido los grandes criminales de la historia; permite comprobar que esclavistas, tiranos, genocidas, asesinos, ladrones, estafadores, narcotraficantes, sicarios, mareros, por mencionar algunas categorías; han tenido padre y madre y muchos de ellos quizá fueron educados en buenas familias.
No se trata de reducir el tema de la violencia a una deficiente orientación recibida en el seno familiar, pero ante las evidencias es obvio que algo se ha hecho mal.
Michael Haneke, Alemania 1942, es un cineasta obsesionado con explorar las zonas oscuras del comportamiento humano, su filmografía lo confirma (Funny Games, La pianista). Su más reciente trabajo, Das Weiss Band, que traducido al español sería: El listón blanco, bucea profundo en el comportamiento patológico de los habitantes de una pequeña villa en la Alemania de principios del siglo XX, en los años previos a la primera guerra mundial.
Filmada en impresionante blanco y negro, cuya escogencia responde a la necesidad de Haneke de crear una atmósfera lejana, según él mismo lo indica. Aunque también puede decirse que el color es una forma de afirmar categóricamente lo que se muestra en pantalla; es decir, las cosas fueron como se observa, sin puntos medios, sin tonos grises.
El planteamiento de la historia es sencillo: la voz en off de un anciano cuenta los hechos como pudieron haber sucedido, algunas cosas probablemente no estén muy claras en su memoria; lo cierto es que una serie de eventos violentos perturbaron la paz de aquella pequeña villa.
La cinta está compuesta de largos planos en los que la cámara se queda estática, esperando que alguno de los personajes entre en escena; situación que logra provocar angustia en el espectador.
Se ha anotado que se pone en evidencia el comportamiento patológico; sin embargo, hay que señalar que el director hace un retrato fidedigno del funcionamiento de las familias de la Alemania de aquella época; por lo que lo mostrado era, a su vez, normal. Se puede ver: un ministro protestante que pone un listón blanco en el brazo a sus hijos, como prueba de inocencia, pero si considera que se han portado mal, en castigo, los amarra a la cama; algún padre honorable que abusa de sus hijas; otro que tiene amante a quien explota sexualmente y se sirve de ella para que cuide a los niños; y varias familias más, en las que el denominador común es la violencia y la opresión en la que viven y son educados los hijos.
Tomando en cuenta la época en que sucede la historia, es fácil llegar a la conclusión que la intención de Haneke es poner en evidencia que el ambiente en el que crecieron esos niños fue el germen para que años después naciera el nazismo.
El listón blanco es un filme realizado magistralmente, su ritmo es pausado, casi estático; tiene la virtud de contar sin hacer alarde; el relato se va construyendo escena a escena, dando la sensación que nada está pasando, pero cuando se llega al bien logrado final se advierte que el conjunto es apabullante.
La película ganó en Cannes 2009 y representará a Alemania en los Oscares de este año, casi lo tiene asegurado.
Calificación 10/10