Nunca una película había conseguido que saliera completamente drogado del cine, y ésta lo ha logrado. Tres horas de exceso, fiestas, drogas, sexo, dinero y diversión. Lo mejor que ha hecho Scorsese en años (a mí me gustaron mucho Hugo o Shutter Island, pero esto está a otro nivel). En el fondo lo que cuenta es dramático y el personaje real en el que se basa debe ser odioso, pero lejos de querer juzgar a nadie, la peli opta por el lado más gamberro de la historia y deja que la comedia fluya, regalándonos muchas escenas que no olvidaremos nunca. La base de todo es un guión en el que cada diálogo es maravilloso, una dirección que no deja de sorprender y unos actores brillantes ¡Que le den ya el Óscar a DiCaprio, por Dios!
Lo mejor: su gamberrismo desenfrenado y el momento Popeye.
Lo peor: su bajón final, normal después del subidón de dos horas y media.