Revista Cultura y Ocio

El Loco

Publicado el 13 junio 2017 por Biblioteca Virtual Hispanica @BVHispanica

Cuento presentado recientemente en "El reto del miedo"
Nadie dudaba que don Evaristo Terrón estaba loco, pero aún así había gente que se sorprendía cuando lo veía venir cada tarde con una bolsa al hombro, evidentemente vacía, atada con una soga y doble nudo corredizo.-¿Qué lleva en esa bolsa don Terrón? –le preguntaban algunas mujeres, con una casi imperceptible risita en la mirada.-Hoy, por suerte, pude cazar a Chucky, el muñeco maldito. Aquí lo tengo encerrado.-¿Y qué piensa hacer con él, don Evaristo? Este tipo de personaje es muy peligroso.-Por de pronto lo único que puedo hacer es apilarlo en mi rancho, en una pieza donde tengo a los otros.-¿Cuáles otros, don Evaristo? Explíquenos.Y como todos los días, Don Evaristo les explicaba a quiénes le preguntaran cómo había cazado a peligrosos personajes de la historia, como “El fantasma de la carretera”, que ataca a los que circulan en automóvil porque murió atropellado hace muchos años y nunca condenaron al culpable; a la “Bruja Blanca”, una mujer cruelmente apedreada y muerta por la supuesta idea de que era una bruja, y cuya venganza era, evidentemente, tirarle enormes piedras a personas del sexo masculino. Y así, cada día, don Evaristo venía con su carga maldita encerrada dentro de las bolsas, y con mucho cuidado las iba apilando en el piso de su rancho.-¿No sería mejor entregarlos a la policía? -aventuraban algunos, mirándose con complicidad.-No. Ya lo he hecho, pero nadie me hace caso. Me toman la denuncia, pero después se desentienden. Y esto es algo muy serio: peligra la humanidad.-Habría que matarlos –opinaban algunos. Es mejor terminar con el problema de cuajo. ¿No cree?Don Evaristo largó una carcajada.-¿Matarlos…? ¿Pero acaso no saben ustedes que los fantasmas nunca mueren? No, no puedo matarlos, pero al menos los tengo bien encerrados.-Pero… ¿Y si se escapan?-No podrán hacerlo. Están atados con doble nudo corredizo. Además yo los vigilo toda la noche, que es cuando se podrían arriesgar a salir. De día no molestan.Don Evaristo se dirigió a su rancho y apiló su trofeo, satisfecho por la tarea del día.Unos muchachones, esa noche, fueron a espiar por las hendijas de la ventana de la sala de los fantasmas, donde don Evaristo vigilaba a sus presas recostado en un catre, tratando de dominar el sueño.Como habían calculado, en un momento dado, el viejo, transgrediendo su vigilia, quedó profundamente dormido.-¡Es hora de liberar a los fantasmas! -susurró el más audaz, y seguidamente, los intrusos desataron uno a uno los nudos corredizos de las bolsas.Cuando don Evaristo despertó, alertado por los espantosos gritos de terror de los muchachones, nada pudo hacer. Al menos eso le contó a la policía, para explicar la presencia de varios sujetos despanzurrados, apedreados, muertos y mutilados de la más atroz manera, hallados en su rancho.

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