Revista En Femenino

El lugar de las feministas en el movimiento social hondureño en resistencia

Publicado el 04 julio 2010 por Daniela @lasdiosas
La participación de las feministas en la resistencia tiene una larga y compleja historia. Pese a ello, el hecho más inmediato que explica su papel en el movimiento popular hondureño es su respuesta a la convocatoria que impulsó el presidente Zelaya Rosales a través de la que se consultaría al pueblo si deseaba que en las elecciones de noviembre de 2009 se instalara una cuarta urna para elegir una Asamblea Nacional Constituyente en 2010. El objetivo: elaborar un nuevo texto constitucional.
En este contexto, decidieron participar en el Espacio de Debate Feminista de cara a la Consulta Popular [1], con miras a debatir sobre los asuntos agrarios con una visión de género y en el que las mujeres campesinas sean partícipes y beneficiarias del uso y control del patrimonio de sus tierras y todos los bienes naturales, incorporando el punto de vista de las feministas en cuanto a la paridad participativa y a sus derechos sexuales y reproductivos, entre otros temas [2].
Considerando este escenario concluyeron que las fuerzas populares y progresistas del país, incluidas las feministas tenían ante sí el desafío de articularse de manera autónoma e independiente para promover y participar en la Asamblea Nacional Constituyente (evitando, desde luego, gravitar de manera exclusiva y sumisa en torno a la convocatoria y orientación de Casa de Gobierno). Apartir de entonces asumimos el desafío de garantizar que la Asamblea y la nueva Constitución sean democráticas, progresistas e incluyan a todos los sectores. De lo contrario se corre el riesgo de que se dicte e imponga una nueva Constitución para los grupos de poder que incluso retroceda en los logros democráticos hasta ahora conquistados.
En todo el mundo se conocieron los nefastos sucesos desencadenados desde el domingo 28 de junio de 2009. De ahí en adelante las feministas iniciaron su andadura política unidas y con una identidad propia en el seno del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado. Al definir el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado (a partir de enero de 2010, Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP) [3] es necesario señalar que éste es un movimiento amplio que surge y se da a conocer como tal el mismo día de la ruptura constitucional. Se trata, en realidad, de un verdadero conglomerado socio-político en el que milita una variedad de hondureñas y hondureños, quienes a su vez están organizados en partidos políticos, gremios, agrupaciones urbanas y rurales, y cuyo elemento común es la defensa de la democracia, demandar la vuelta al orden institucional, el retorno del presidente Zelaya al gobierno y la lucha por la Constituyente. Aeste movimiento se suman las mujeres con el nombre que las identifica a partir de entonces: Feministas en Resistencia (FER) [4].
Planteamientos del movimiento feminista
Considero de particular interés establecer que las feministas hondureñas han hecho sus reflexiones sobre su papel en la construcción de la sociedad y la cultura. Estas reflexiones han venido guiando su participación en el proceso de cambio que vive Honduras. Han avizorado que su vinculación al proceso de construcción de un sistema de relaciones al interior del movimiento popular podría transformarse y ubicar en la agenda de éste los intereses particulares de las feministas.
Las FER entienden que su inserción en el movimiento popular es una apuesta arriesgada. Sin embargo, es válida para darle visibilidad y aportarle carta de ciudadanía al feminismo en Honduras. Comprenden que ésta es una oportunidad única para abogar por un espacio propio a esa parte de la historia que siempre se les ha negado, y que sería la ocasión propicia para continuar haciendo oposición al orden establecido, es decir, encarar al sistema patriarcal-capitalista en el que lucha por sobrevivir. Y, sobre todo, por su reconocimiento como personas feministas [5].
Entienden que ésta es una oportunidad para romper con el arquetipo de feminista que no se contamina políticamente con las medios comunes de la lucha popular. Ese arquetipo la codifica dentro de una corriente masculina de la femineidad y la historia de género en el movimiento social. Deciden hacer sus aportes.
También comprenden que la decisión del pueblo hondureño por transformar su propia realidad tiene implicaciones que van más allá de las propias fronteras de nuestro país, y se han preguntado sobre las causas del golpe y sus gestores.
Causas del golpe
¿Por qué el gobierno de EE UU se ha empeñado en socavar la democracia de un país que, obviamente, no ofrece un gran mercado ni oportunidades de inversiones de gran envergadura a sus transnacionales? Es un mercado que, por su tamaño, no puede tener recursos naturales importantes ni bienes que el complejo militar industrial no pudiese dejar de lado o que la población civil de EE UU no pudiese producir ella misma.
Cuando reflexionamos sobre las causas internas al golpe nos hacemos muchas preguntas: ¿Qué intereses partidarios y políticos aglutinaron al presidente del Congreso Nacional con los militantes del Partido Nacional y con algunos miembros de otros partidos políticos? ¿Qué intereses agruparon a los miembros de la Corte Suprema de Justicia con el Congreso Nacional y el Ministerio Público? ¿Cuáles son los intereses económicos tras el golpe que unieron a todas las organizaciones gremiales de los empresarios en contra del proyecto de consulta ciudadana?
Las feministas tienen, por supuesto, sus propias respuestas. Han comprendido que para EE UU es inadmisible la decisión de la América Latina que entiende que estará mejor situada como una unidad de naciones soberanas que le permita controlar su propio destino. Las feministas saben [6] que los pueblos de América Latina y Estados Unidos deben refundar sus naciones y recuperar sus países del control de las transnacionales y el complejo militar industrial. Deben construir naciones que coexistan en paz, estableciendo relaciones de mutuo respeto, naciones fundadas en una ética de la no-violencia y una política del verdadero buen vecino.
También han visto que la oligarquía, la Iglesia y los militares se han unido para defender una democracia de viejo cuño, en la que la represión de manifestantes, las violaciones a las garantías individuales y los controles a la libertad de expresión son simples “gajes del oficio de gobernar”.
Las FER entienden que los políticos hondureños le han dado un fuerte golpe al proceso de construcción democrática que se ha venido gestando en los últimos 28 años. La oligarquía ha puesto en evidencia su intolerancia, irrespeto a la independencia de poderes, autoritarismo, desdén por los cambios que se han producido en el contexto internacional, ambiciones desmedidas, subordinación a los grupos económicos y una profunda falta de respeto al Estado de derecho.
En este contexto, las FER entienden que las Fuerzas Armadas han sido coautoras interesadas del rompimiento del orden de derecho. Se convirtieron en brazo ejecutor del proyecto de los grupos político-económico y mediático, para impedir la consolidación del proceso democrático y participativo que demandaba el pueblo hondureño.
Ellas se han convertido en abanderadas de las apetencias de la ciudadanía hondureña, que exige que se respete el derecho de todas las personas y grupos a apoyar o rechazar sistemas ideológicos, políticos y económicos que no satisfagan las exigencias de nuestros pueblos. Quieren una sociedad libre y demandan vivir en paz, en sociedades en las que el derecho a la equidad sea una realidad y en las que el respeto a los derechos específicos de las mujeres se considere una obligación social.
Demandan su derecho a conocer la verdad sobre los acontecimientos del 28-J. Se rebelan ante quienes buscan imponer sus criterios particulares como criterio general de la sociedad, impidiendo que un presidente finalice su mandato constitucional porque disienten de sus proyectos políticos. Se rebelan ante la brutalidad militar y policial que impidió que la ciudadanía sea consultada sobre cualquier tema, incluyendo la elaboración de una nueva Constitución. Consideran que manifestarse sobre estos y otros es también un derecho de todas, como también lo es expresar públicamente sus preferencias políticas y sexuales. Gritarlas con toda la fuerza que pueden no las convierte en delincuentes [7].
Las FER se han posicionado al lado del pueblo hondureño y han logrado “pasar las barreras de las armas”. Han aportado al movimiento popular una particular dignidad ciudadana y un lenguaje crítico que ayuda a forjar una sociedad que repudia la inequidad. Han contribuido a fortalecer la práctica pacífica de lucha en el FNRP y han definido el necesario distanciamiento de la lógica letal de la ultraderecha. Como afirmó Leticia Salomón, “si la ultraderecha transnacional escogió a Honduras como su laboratorio de guerra contra América Latina, la resistencia en Honduras no tiene otra alternativa más que romper con la razón genocida de occidente” [8].
Superación y futuro
No cabe duda de que la labor de erigir un movimiento social latinoamericano frente a la ultraderecha global, la resistencia continental, se ha iniciado en Honduras. Las feministas han asumido su rol en la creación de praxis política basada en la prolongación de la vida con decoro, equidad, y bienestar para todas y todos. En su encuentro más reciente realizaron un debate en el marco de la conmemoración del Día Iinternacional de la Mujer Trabajadora. Fue una oportunidad más para reflexionar y reafirmarse en su compromiso de lucha en contra del militarismo y la ocupación extranjera, así como por la construcción de una sociedad justa. Los lemas “ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres” y “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” expresan muy bien el espíritu del pueblo hondureño, y en particular las feministas, quienes han demostrado que tienen muy claro su derrotero. Las feministas hondureñas han iniciado su viaje hacia la decodificación cultural e histórica que las tenía arrinconadas en el pasado. Han acabado con los esquemas que las anclaban a un arquetipo de feminista propia del siglo anterior y se insertan en nuestro tiempo a partir de la construcción de un proyecto incluyente, respetuoso de la diversidad en el contexto de una lucha más amplia. Por ello se incorporan a las manifestaciones del FNRP y a sus encuentros para contribuir, con sus particulares aportes, a la búsqueda de un camino común para la refundación de Honduras.
*Anarella Vélez es historiadora, ensayista, promotora cultural y docente en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Forma parte de, entre otras organizaciones, la Asociación Nacional de Escritoras de Honduras (ANDEH) y milita en Feministas en Resistencia.Fuente: Revista Pueblos
Notas
[1] Organizaciones del Espacio de Debate: Colectivo Feminista Mujeres Universitarias, COFEMUN; Centro de Estudios de la Mujer, CEMH; Movimiento de Mujeres Socialistas Las Lolas; Centro de Estudio y Acción para el desarrollo, CESADEH; Jóvenes Feministas Universitarias; Red de Mujeres Jóvenes; Comisión de Mujer Pobladora; Articulaciones Feministas de Redes Locales; Convergencia de Mujeres de Honduras; Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Cairo y Beijing; y feministas independientes.
[2] Ver el décimo manifiesto del Movimiento de Mujeres Socialistas Dolores Caballero, Las Lolas, en http://estudiosdelamujer.wordpress.com.
[3] Comunicado 37 del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado.
[4] A partir del 28 de junio de 2009 se publican en diferentes medios varios comunicados de las feministas.
[5] En el Manifiesto de las mujeres organizadas en el Espacio de Debate Feminista de cara a la Consulta Popular de 25 de junio de 2009. http://estudiosdelamujer. wordpress.com/6-movimiento-de-mujeres- socialistas-las-lolas-manifiesto-no-9/
[6] Mendoza , Breny: Honduras: El post-golpe y la guerra contra el Frente Nacional de Resistencia Popular.
[7] Salomón, Leticia: “Honduras empresarios y militares protagonistas de un golpe anunciado”.
[8] Mendoza, Breny, Mirta Kennedy: Encuentro Centroamericano “Feministas en Resistencia”.
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