Lo se… me contradigo… Siempre he dicho que follar mentalmente era casi como hacerlo en persona… Y hoy, ahora, es ese “casi” el que me falla, el que impide que lo disfrute de la misma manera. Y es que te deseo tanto, que necesito tocarte, no me conformo con sólo imaginar que te toco.
Follar la mente a través de las palabras es una experiencia deliciosa, excitante, furtiva muchas veces y apresurada siempre… que me sabe a polvo express, el lugar no importa, ni las miradas, ni el tiempo, es el momento en sí que lo hace sublime.
Nos imagino sobre la cómoda de la habitación, o un “aquí te pillo” de pie contra la pared y me encanta, no voy a decir que no. Esas urgencias siempre terminas dejándome una sonrisa beatífica de placer estampada en la cara. Y tras correrme susurro tu nombre tantas veces que me acojona. Es casi como si me estuvieras abrazando… siento tus brazos rodearme, mientras me dices bajito que me adoras…
En otras ocasiones han sido polvos largos, largos… recuerdo alguno en que incluso has llegado a correrte más de una vez. Yo, por supuesto, también. Recuerdo velas y cuerdas, tiempo y ganas. Son esos polvos en los que he perdido la sensación de la realidad “real” y me he trasladado contigo a “nuestra” realidad. Esa en la que estamos juntos, en la que oigo tus jadeos y tu oyes mis gritos y sabes exactamente, cuándo voy a correrme.. y yo también.
Esa realidad en la que no necesito ojos para reconocerte y saborearte. Y, a veces, ha sido tan intenso y extenuante como haber estado follando, porque entre los dos hemos conseguido hacerlo más que real…
No ha sido como masturbarnos juntos, no… ha sido follarnos, con todas las consecuencias, con todo el cuerpo, y sobre todo, con toda la mente.
Pero hoy mi cuerpo no se siente satisfecho con eso, ni mis manos bastan para calmar este deseo que me inunda, que me ataca desde que me pongo en pie.. y que no me abandona ni siquiera cuando duermo. Este deseo que soy incapaz de controlar y que me lleva a hacer cosas que normalmente no haría… o sí, pero de otra manera. Un deseo que a veces, hasta me duele. Y que intento calmar masturbándome para ti, y con cada orgasmo, nunca cesa sino que se redobla, y aún te deseo más.
Me siento inquieta, intranquila, incapaz de concentrarme, en nada que no seas tú… porque tampoco hay nada que hoy me interese más, ni lo había ayer, ni antes de ayer… ni lo habrá mañana. Porque lo se… este deseo no va a marcharse, quizá lo pueda despistar a ratos, quizá pueda darle esquinazo mientras otras personas estén conmigo. Pero lo se… sí, en cuanto me quede sola veinte segundos… aparecerá de nuevo y me poseerá, incontrolable y autónomo, señor de cada uno de los poros de mi piel.
De esta piel que es toda tuya…como ahora mismo mientras ahogo la excitación con estas letras.
Cuando tú quieras… nos follamos las mentes; ya tienes dónde encontrarme.
Mi mente y yo te esperamos.
[ Deep Purple – Child in Time ]
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