Fue su deseo expreso, que figurase como epitafio en su tumba la frase textual y en gallego: Eiqui xaz alguén, que coa súa obra, fixo que Galicia durase mil primaveras máis (Aquí yace alguien, que, con su obra, hizo que Galicia durase mil primaveras más), junto con otra que reza, textualmente y en Gallego: loubado seña Deus que me permitiu facerme home neste grande reino que chamamos Galicia (Alabado sea Dios, que me permitió hacerme hombre en este gran reino que llamamos Galicia).
- Alvaro Cunqueiro hace una curiosa enumeración que recoge en un relato Agustín Celis en el "Libro de Oro de las Curiosidades", publicado en 2001.
- Se trata de los diferentes lutos que guardaban en Murcia las viudas del siglo XVI: 1 año de recibo, otro de consuelo, cinco de recuerdo y dos de alivio.
- Durante el primer año, el personal femenino del pueblo iba diariamente a visitar a la desconsolada viuda. La visita duraba una hora y todas permanecían en silencio.
- En el segundo año, el de consuelo, se podía hablar del tiempo, de las rogativas, de los bordados... Pero nada de mencionar refrescos ni dulces, ni de hacer de las veladas un convite que estamos todas de luto y qué dirán...
- Con la llegada del recuerdo, ya se permitía la copita de dulce o el bizcocho casero. Ya se hablaba de las niñas del pueblo que estaban maduritas para el casorio... ¡Dios quiera que no les pasa como a tí!
- Más o menos, con ese ambiente se pasaban el resto de los años del recuerdo. Las visitas se iban haciendo más espaciadas cada vez y la merienda menos espléndida que la anterior.
- Los años de alivio venían a ser lo de la decadencia de su estado, sólo visitada por las viudas más viejas que ella. De este modo cumplían con su destino y pasaban ellas a formar parte de las visitantes de los lutos. La historia volvía a repetirse...
- A la par, también se habla de "las viudas alegres" que, por lo general, mantenían amoríos secretos con un caballero.
- Los amantes cumplían con la urgencia de cama, a ser posible en el jardín. Muchas no podían soportar los remordimientos y llamaban al confesor que aconsejaba la boda para la salvación de su alma.
- Si había boda, y la novia no había cumplido con los años de luto que hemos mencionado atrás, era el nuevo marido el que debía vestir un luto de cortesía hacia el primer marido, justo el tiempo que a la mujer le quedase por cumplir.
- Podía ocurrir que no hubiera caballero rondador y sin embargo, el confesor le ordenara igualmente boda para salvar su alma.
- Siempre había un particular que pasaba por allí y nunca se enteraba de nada, o no se quería enterar, y se prestaba a vestir orgulloso el negro luto que su mujer le debía al primero.
- O a lo mejor era que tenía las mismas razones que el Lazarillo de Tormes con el caso de su mujer y el Arcipreste de San Salvador:
"Fulano, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará; digo esto porque no me maravillaría alguno, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir della. Ella entra muy a tu honra y suya. Y esto te lo prometo. Por tanto, no mires a lo que puedan decir, sino a lo que te toca: digo a tu provecho".
Fuente:Historias CuriosasCinco chismes verídicos y sorprendentesAgustín Celis SánchezEl relato del Agustín en la redJosé María Córdoba en "El almirante ruína"Para saber másSobre Álvaro Cunqueiro en la WikipediaImagen: mondonedo