Revista Historia

El macaco japonés, el eslabón perdido de la inteligencia humana

Por Ireneu @ireneuc

Estos días son días fríos de invierno, y todos los animales padecen las inclemencias de las bajas temperaturas. Las personas, más o menos, trampeamos con nuestros abrigos y chaquetas, pero los animales se ven obligados a pasar frío quieran o no y solamente tienen sus pieles como defensa ante el fuerte frío... o no. Un inteligente monito ha hecho servir el "coco" para algo más que para tener pelo. Es el caso de los espabilados macacos japonese s.

El macaco japonés ( Macaca fuscata) es un mono del Viejo Mundo que vive en el centro y sur de Japón, que destaca por ser uno de los primates más inteligentes del mundo. Este macaco, de entre 50 y 95 cm de altura y entre 5 y 15 kilos de peso, que vive en hordas de hasta 200 individuos, tiene una capacidad inventiva nada desdeñable. Ello le ha hecho objetivo de los etólogos, por cuanto que podríamos estar viendo en directo el proceso que llevó al desarrollo de la inteligencia humana tal y como la entendemos hoy en día, ya que incluso se puede considerar que tienen una cierta " cultura".

En 1952, en la isla japonesa de Koshima se detectó el caso de una mona de un año y medio -llamada Imo- que fue la introductora de una inesperada novedad en su alimentación. Los biólogos que estudiaban la comunidad de esta isla, decidieron tirarles batatas (boniatos) en la arena de la playa, para equilibrar su dieta. Las batatas quedaban llenas de arena, pero Imo por lo visto era un tanto escrupulosa y tiró una al agua de la orilla. La batata se limpió y cuando la comió descubrió que tenían un nuevo gusto, más sabroso, gracias a la sal del agua marina. La costumbre empezó a extenderse entre los macacos, de tal forma que aún en la actualidad, pasadas unas cuantas generaciones, aún siguen esta misma costumbre. Sin embargo, Imo no acabó aquí su tendencia innovadora.

Dos años después, en 1954, Imo descubrió que los granos de cereal que quedaban sucios también se podían lavar en el agua marina, pero con la particularidad de que éstas flotaban en el agua y se separaba la tierra del grano. Parece sencillo para nosotros, pero no lo es tanto para un pequeño mono, ya que si tenemos en cuenta que las semillas son dejadas aposta encima del agua por un corto periodo y que se esperan a que el agua haga su limpieza, resulta que el bichejo está razonando un comportamiento que le está beneficiando claramente. Es decir, está pensando.


Los macacos japoneses, a parte de estas innovaciones curiosas para un ser de sus características, también destacan por utilizar ciertos sonidos en su comunicación que varían según las zonas -a modo de dialectos peculiares de los diversos grupos-, por tener un porcentaje muy alto de homosexualismo y lesbianismo dentro de sus comunidades-debido a la acaparación de las hembras por parte de los machos dominantes- y por el detalle curioso de que, cuando más aprieta el frío, no dudan en tomarse un bañito... termal, claro.

Efectivamente, en la zona central de Japón, estos primos nuestros han encontrado un balneario gratuito y abierto las 24 horas del día: los manantiales de agua termal del parque Jigokudani. En el momento más frío del invierno, cuando el frío les da el color rojizo a su cara desnuda, no hay nada mejor que darse un bañito relajante en las balsas naturales de aguas calientes que nacen en aquella zona, a lo cual se dedican con fruición la gran mayoría del grupo que allí habita. De esta forma, los copos de nieve les caen en la cabeza, pero el cuerpo, pese al frío reinante, está agradablemente calentito.

Hay gente que no quiere creer que los humanos descendamos de un tipo de mono, pero visto lo visto, tampoco creo que sea demasiado denigrante para cualquiera. Si unos simples monos han sido capaces de inventar el " Spa"... ¿quién tiene el valor de llamarlos tontos?


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