Aunque, con la distancia de los siglos, lo parezca, el arte de la política no lo acabamos de descubrir nosotros.
Nerón era un personaje singular. Quería ser poeta de tal modo que le pegó fuego a Roma por los 4 costados para adquirir el impulso necesario para escribir un poema. No sé si la frase que hizo tanta fortuna del “panem et circenses” es suya pero lo que sí que sé, con toda la certeza del mundo, es que en ella reside toda la virulencia del fútbol con que ahora nos atacan nuestros gobernantes.Ese extraordinario poeta, éste sí, que es bemsalgado, en sus comentarios a mi post de ayer, Paralelismos, cumpliendo con la obligada preceptiva de Nietzsche, nos expone sucinta pero suficientemente la genealogía del fútbol en una tarea de dignificación que nunca le agradeceremos bastante los que no comulgamos con una descalificación de este deporte que no sólo es injusta sino también aberrante.Excluir al deporte de la cultura claro que es una aberración y seguramente no de las menores porque si es cierto que los griegos fueron los padres de todas las artes y de la filosofía, no cabe duda alguna de que cuando, establecieron aquella costumbre suya de las olimpiadas, no sólo hacían deporte sino también cultura, lo que, luego, sus seguidores, los romanos concretaron en aquella escueta frase "mens sana in corpore sano", que no sólo es una buena proposición sino una realidad.Mi padre que, como decía el otro día, además de director teatral, fue también entrenador de fútbol, tenía una de las mejores bibliotecas de la región, que yo me leí íntegra varias veces porque era un niño pobre y no tenía otra cosa que poder hacer, pero, a pesar de eso, hasta que finalizó la tercera década de mi vida lo que yo quería ser realmente era futbolista, a pesar de que él me había dicho “tienes buena técnica pero la desnutrición tan severa que has sufrido te impedirá concretar estas aspiraciones tuyas, sigue leyendo y estudiando”.Y todavía sigo leyendo y estudiando y escribiendo que no es sino otra forma de hacer deporte, tal como dicen los doctores y psicólogas que tratan el azheimer de mi mujer, que fían más en las tareas mentales que le imponen que en las medicinas que le proporcionan.Pero yo de lo que quería escribir hoy es de la final de la copa del Rey, que ayer tuvo lugar. Y quería empezar preguntándole a Mourinho dónde está su victoria. Amo profundamente al fútbol como lo hago al Atlétic de Bilbao. Es un recio deporte que contribuye a formar una poderosa personalidad, si se le entiende bien, es decir, si se le concibe como una tarea atlética y no como una mera profesión económica en la que la ganancia dineraria es sustancialmente básica.A mí no me gustaría ser de un equipo cuya única propuesta fuera dominar económicamente el mundo y ganar, a toda costa, porque eso no es en modo alguno deportivo y no persigue de ninguna manera tener una mente sana en un cuerpo que goce igualmente de una buena salud porque no es sano, al menos moralmente, éticamente, dominar una materia humana a base de insuflarle todo el oro del mundo, porque esto se llama, y bien que lo sabemos todos ahora, ultracapitalismo liberal neocons, que es el cáncer que seguramente va a acabar con la humanidad. Por eso, le preguntaba a Mou dónde estaba su victoria, porque vencer, como alguien le dijo, creo, al matarife franquista aquel de Queipo de Llano, no es ni mucho menos convencer, sino tan sólo ofrecer a la chusma, al populacho, a esa degeneración humana que llena los estadios, un poco de pan y un mucho de opio para cegar su mente y que no piense sino en aquello que los degenerados taumaturgos, que desde siempre nos gobiernan, quieren.A mí no me parece que decirles a sus hombres que nada más puesta la pelota en juego cometan la 1ª falta y se echen encima del árbitro para presionarle a fin de que no cumpla con su obligación de imparcialidad, sea una conducta deportiva, como tampoco me lo pareció aquella otra consigna de Juande Ramos de salir e ir a lesionar a Messi dándole patadas todos los madridistas, uno a uno, y relevándose cuidadosamente en la tarea para evitar las expulsiones.Esto será muy productivo estratégicamente, pero es de una inmoralidad para mí, al menos, absolutamente insoportable, yo nunca querría ganar así, de modo que tiene todo el sentido del mundo mi pregunta al portugués, ¿dónde está tu victoria, si, desde que llegaste, no has hecho otra cosa que degenerar al límite las reglas del juego, intentando y consiguiendo presionar de tal manera a los árbitros que éstos sienten un pánico terrorífico de enfrentarse al Madrid porque saben que, al día siguiente, hagan lo que hagan, aunque barran descaradamente a su favor, serán criticados a muerte por su esbirros, los Relaño de As y los Inda de Marca, de tal modo que qué clase de victoria es la vuestra?De modo que tú, ahora, podrás ceñir tu frente con el laurel de la victoria, pero ésta será una victoria totalmente apócrifa porque si rigieran adecuadamente unas normas éticas en este desdichado mundo plenamente invadido por la corrupción, tú deberías ser, como luego debería de serlo también, Rajoy, otro espurio vencedor, rechazado ferozmente por una sociedad que fuera como debería de ser, antes que nada, sana, porque ese triunfo que vais a esgrimir tramposamente ante el mundo es más falso que Judas y debería de llenaros, si es que la tuvierais, la cara de vergüenza.