Revista Espiritualidad

El maestro de la verdad

Por El Despertar Sai @ELDESPERTARSAI

El maestro de la verdad

N. Kasturi

Sin fecha

Tomado del libro: "Sathya Sai Baba, Dios en acción".

   Esta es una oración, en la que oramos para que nos lleven. Llevarnos, significa que están en un lugar y que deben ser llevados a algún otro lugar. Pero, en cuanto a esta oración, no se trata de llevar de un lugar a otro. Es llevarlos ustedes mismos a su realidad. Es sostener un espejo ante ustedes para que comprendan su realidad. Piensan que si son conducidos a algún lugar obtendrán algo mejor, ¡como si el llevarlos a los Himalayas los volverá santos! Estamos corriendo de un lado a otro buscando alguna cosa mejor. Es tan caliente aquí, llévame a un lugar más fresco. Es tan oscuro aquí, llévame a la luz. ¡La gente se muere alrededor mío, llévame a un lugar dónde yo no muera, a ese hospital y esotro hospital, a ese especialista que me va a cortar y coser para que yo pueda vivir algunos años más! De la misma manera, le estamos pidiendo a Swami que nos lleve a algún lugar, pero el hecho es, que Él los lleva a su realidad. Ustedes son la realidad, son la luz, son inmortales. Eso es lo que hemos olvidado, no hemos comprendido, no creemos. Por lo tanto, el Avatar ha venido para llevarnos a realizar eso. Todos ustedes vienen aquí y se sientan en la arena. Ese es el lugar en el cual estamos en esta vida, la tierra yerma. El mundo es un erial. Como símbolo de esto, tenemos aquí arena y nos sentamos en ella, y repetimos esta oración artificialmente porque no creemos que el mundo es irreal, que es todo oscuro. Pensamos que lo conocemos todo acerca de todo. Leemos revistas, escuchamos radio, vemos la televisión y decimos: "¡Sí! El mundo es muy real y está totalmente claro". Así que nos sentamos cómodamente en la arena, en el erial. Saben que Swami empieza siempre Sus discursos con un poema que Él canta, que le viene espontáneamente, que contiene el tema de Su discurso y está resumido en cuatro u ocho líneas. Se los presenta en música para que pueda entrar derecho a su corazón. La prosa es dolorosa, la poesía es agradable, la música va directo al corazón. Una vez, en Su discurso, Swami cantó un poema que empezaba con "Yo no soy un hombre, Yo no soy un ángel, Yo no soy un brahmín…" y en la última línea Él decía –declarando quien Él es–: "Yo soy 'Satyabodhaka', 'Yo soy el maestro de la verdad', 'el que enseña la verdad'".

   En la india, la primera pregunta que cualquiera le hace es: "¿Cuál es su casta?" Del nombre también se puede inferir la casta de la persona, si es un brahmín, qué clase de comida come, qué clase de ceremonias realiza en la familia, la manera como su esposa lleva el sari, todo esto se puede descubrir con el sólo nombre. En nuestro país, nos movemos por allí con los datos biográficos impresos en nuestras caras. Pero Swami dice: "No, no me pueden etiquetar de esta manera, de que no soy un Brahmín (los intelectuales), no soy un kshatriya (los guerreros), no soy un vaishya (los comerciantes), no soy un shudra (los obreros)". Él no pertenece a ninguna casta. En la religión hindú tenemos cuatro etapas en la vida. "Brahmachari", el estudiante de la sabiduría suprema, quien se casa y se vuelve un "Grihastha", y tiene una familia, y ayuda a la gente que viene a él, dando comida, caridad o educación. Luego, él piensa que todo esto es superficial, irreal, y les entrega la carga de los asuntos familiares, el negocio y otras responsabilidades a sus hijos, y se va a un lugar escondido, o una selva, para hacer penitencias y volverse un 'Vanaprastha'. Si la esposa tiene el mismo temperamento, él se la lleva con él, de otra forma, él se va solo, abandonando los apegos. En Bengala, una persona estaba viviendo al lado de la casa de un lavandero. Los lavanderos, en Bengala, solían lavar las ropas no con detergente sino con ceniza, que obtenían quemando la cubierta externa del tronco del banano, que se llama 'vasana' y contiene soda para lavar. Un día, el lavandero estaba gritando: "¡Ajá! ¿No es hora de quemar vasana?" 'Vasanas', también significa apegos muy arraigados. El vecino oyó esto y pensó: "Sí, es hora de quemar vasanas, yo me he quedado demasiado tiempo en este apego", y decidió abandonar el apego ahí mismo. ¡Tomó una  cobija negra, la puso en su hombro y se fue! Una cobija negra se llama "Kâlakambli", él era conocido como 'el hombre de la cobija negra' (Kâlakambliwala) y se volvió un gran santo. Él tenía un cierto número de discípulos e inició mucha instituciones caritativas, hospitales para animales y hogares ('goshalas') para animales viejos. El momento había llegado y las palabras de su vecino lo despertaron. Esa es la última etapa. Swami dice: "Yo no soy un brahmachari, un estudiante de sabiduría superior; Yo no soy un 'grihasta', un amo de casa; Yo no soy un 'sannyasi', un recluso". Entonces, ¿qué es Él? Él dice: "Yo soy Satyabodhaka, el que imparte la verdad".

   Él viene sólo si oramos desde nuestro corazón, pero seguimos corriendo detrás de las trivialidades. Por esto, a veces, Él no nos llama a entrevista y nos dice: "Espera, espera", porque no estamos listos. Él está tan ansioso de salvarnos que Él también esperará. Cuando se apean en la estación de ferrocarril, el cargador recoge sus cosas, pone algunas sobre su cabeza, otras en sus hombros y comienza a correr hacia la salida. No confían en él. Tienen miedo que él se escape con sus cosas, y así, comienzan a correr detrás de él para obtener sus cosas de vuelta. Swami dice: "Yo llevo su carga, pero no confían en Mí". Él dice: "Vengan, vengan, denme todos sus problemas, Yo los llevaré". Pero nosotros decimos: "No, no, ¿cómo puedes Tú cargar con todos mis problemas? Los llevaré yo mismo. No puedo confiar en ti". Por tanto, necesitan tener plena fe en Él.

   Él es el maestro que enseña la verdad. Y, ¿qué es la verdad? La verdad es ustedes mismos. Ustedes son la verdad. ¿Qué es la verdad de un actor en el escenario? Su nombre es Señor tal o cual, en el mundo, pero en el escenario, el pretende ser el Rey Lear, o Hamlet, u Otelo. Eso es un rol temporal. En nuestra epopeya del Mahabharata, las Pandavas perdieron en el juego y se les pidió que se fueran al exilio por doce años, un año más, durante el cual debían vivir sin que los identificaran. Tenían que vivir con nombres falsos, sin ser descubiertos. Estos príncipes, famosos arqueros y luchadores, tuvieron que esconderse en algún lugar y pretender ser otras personas y no ser descubiertos durante un año completo. Si los descubrían, tenían que volver al exilio por otros doce años, con otro año de incógnito. En su escondite, Bhima, el gran luchador, pretendía ser un cocinero pero, en realidad, era Bhima. Nuestra realidad es el Atma. Por eso Swami se dirige a nosotros como "Divyatma Swarupulara" ("Encarnaciones del Divino Atma"). En el Bhagavad Gita, Arjuna, se había preparado durante años para luchar, cultivando el odio contra sus primos y acumulando armas a fin de ganar la batalla. Estaba muy entusiasmado y lleno de energía. Sin embargo, de repente colapsó en el campo de batalla. Y ¿qué hizo Krishna? Él le habló acerca del Atma. Él le dijo: "Tú eres indestructible, al igual que ellos. ¿A quién piensas que estás matando? Ya están muertos. Tú no matas ni ellos mueren. No hay ningún matar y ningún morir. Todos son inmortales. Sólo el cuerpo muere, es todo". Él le enseñó la verdad fundamental en dieciocho capítulos. Finalmente, Arjuna dice: "Nashtomohh smrihir labdha" ("Yo se quién soy"). A esto ha venido Swami, para recordarnos quienes somos. Por esto se dirige a nosotros como "Encarnaciones del Divino Atma". Viene como un relámpago, nos atonta, Yo no soy Kasturi, no soy fulano y zutano, yo soy el Atma. Hemos dejado muchos cuerpos en el pasado y pasamos por una serie de etapas, como la oruga que emerge del capullo como mariposa. Hemos entrado al capullo, eso es Prashanti Nilayam, y hemos emergido como mariposas. Estamos reptando en el suelo. Sólo si nos levantamos podremos saber cuán altos somos.

   De acuerdo con los Upanishads, en esta vida, estamos formando cada día nuestra vida futura, con nuestros pensamientos y acciones. Si va a ser feliz o miserable, buena o mala, si nos va a ayudar o nos va a dañar, lo estamos decidiendo ahora. Cada pensamiento que tenemos ahora es un ladrillo en la casa que estamos construyendo para nuestro futuro. Dejamos esta vida sólo después de preparar la siguiente.

   Si le preguntan a un renacuajo: "¿Quién eres?", responde "Yo soy un renacuajo", pero entonces, Swami dice: "No, tú eres una rana". Al gusano en el capullo Él le dice: "Tú estás destinado a ser una mariposa". Swami nos dice: "En esta vida tienen algún nombre. No saben qué nombre tenían en la vida anterior". Él nos recuerda nuestra historia.

   Un día, el Presidente Reagan fue a Irlanda, al pueblo donde él nació, de regreso al lugar donde nació. Ayer, alguien vino aquí, parece que era escocés antes de ser irlandés, y en su árbol genealógico había toda clase de personajes sospechosos. Parece que esta persona era alguien que fabricaba licor sin licencia. Así, si van profundizando cada vez más en su historia, aparecerán toda clase de esqueletos.

   La Creación entera comenzó con la Voluntad de Dios, y Dios está en todos nosotros. Se nos ha dado esta oportunidad de expresar a ese Dios, para expresar Sus cualidades divinas. Por esto le oramos a Swami: "Yo no sé por donde ir, llévame". Él es el Eterno Conductor o Sanathana Sarathi. Sarathi significa conductor. Él es el conductor de cada uno de nosotros. Él está dispuesto a llevarnos a nuestra propia destinación. Denle un lugar en su corazón, sigan Su consejo. Han venido de Dios y tienen que regresar a Dios. Él los llevará allí, Él conoce el camino. Swami dice: "No se vayan corriendo pensando que lo que Yo les digo es sólo viejo". Lo que Él dice no se parece en nada a lo que otro pueda decir con las mismas palabras. Hay tanto poder, tanto amor detrás de lo que Él dice. Él no sólo dice, sino que Él está, de hecho, con cada uno de nosotros. Él nos vigila, Él nos advierte, Él nos castiga. Es una gran responsabilidad estar con Swami.

   Los hay que son orgullosos porque piensan que son más que los demás. En el Bhagavad Gita, se dice que para que una acción tenga éxito, son necesarias cinco cosas. La primera es el contexto. Ahora estoy hablando aquí, y ese hombre allá, está anotando todo lo que yo digo, probablemente, porque él quiere comunicarlo a alguien o desea volver a leerlo. Eso es el contexto. Luego, la habilidad. Él es capaz de escribir, por lo tanto, escribe. Luego, el instrumento. Tiene un lápiz. Luego, el proceso. El escribir es el proceso. Finalmente, pero no por eso menos importante, la acción divina. Esa es la más importante. Por esto, hasta en los más sofisticados experimentos, dicen que fallaron debido a que algo sucedió. Quizás, una pequeña tuerca o un tornillo cedió, o el tiempo cambió, o el hombre presionó el botón equivocado. Ahora bien, el que este 'algo' no sucediera se debe a la gracia de Dios o Conciencia Divina. Y, a pesar de esto, estamos orgullosos de nosotros mismos y lo primero que Swami hace, es hacernos sentir que no somos los hacedores, que hay una Conciencia Superior, que hay un plan Superior en el cual nosotros, todos, somos jugadores, que todos estamos hablando el texto dado por Él, que salimos cuando Él dice 'Sal' y entramos cuando Él dice 'Entra'. Swami dice, en uno de Sus poemas introductorios, "Yo doy el 'sutradhara', el que tiene todos los hilos, y ustedes todos son las marionetas". No podemos hacer nada independientemente. Cuando levantamos nuestra mano, Él la levanta con Sus hilos. No piensen que esa figura de cinco pies, cuatro pulgadas, que está con nosotros, es Él. Es sólo una representación concreta de Él en este lugar y este momento particulares. Si Lo llaman por cualquier nombre, donde quiera que se encuentren, Él está presente allí. Él dice: "Naku uru ledu, peru ledu" ("No tengo ningún lugar particular de residencia, ni ningún nombre particular"). Todos los nombres son míos, yo pertenezco a todos los lugares. Él no desea ser una figura de culto. Él ha venido para fortalecer las raíces de todas las religiones, para establecer la validez de todos los caminos de Dios, como subir al Monte Everest por el camino del sur o cualquier otro camino. Después de que llegan al tope del Everest, es un lugar pequeño, no pueden sentarse separados. Tienen que acercarse los unos a los otros, sentarse juntos, estar juntos. Allí son uno solo. Quizás, un húngaro, un japonés, un indio o un ugandés, un hombre o una mujer o un niño, un hombre rico o un culí. No hay lugar separado para nadie allí. A medida que van trepando cada vez más alto, su visión se vuelve más amplia y ven más. No ven la pequeñez de las cosas. Sólo ven cosas superiores. Todos somos uno, a medida que llegamos cada vez más alto. Por esto Swami dice: "Si dan un paso hacia mí, Yo los llevaré diez pasos", de modo que Él les da visiones más elevadas, les muestra vistas más amplias de belleza y majestad. No se concentran ya en cosas pequeñas, a medida que se van elevando cada vez más alto. Esto es el "Sathyabodhaka", el Maestro de la Verdad, el que enseña la verdad.


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