Russell Crowe se ha lanzado a la dirección tras toda una carrera de actor a sus espaldas. Ya van 51 años de vida y el gusanillo de la dirección le pica a cualquiera aunque no haya sido casi nunca productor primero. El neoceoceolandés se agarra a un relato que de primeras no parece sencillo. Una traumática historia histórica de la posguerra mundial. Connor, n autraliano interpretado por Russell Crowe dejó ir a la guerra de Galípoli (Turquía)a sus tres inseparables hijos. Su desaparición ha sumido en la tristeza a su matrimonio. Ahora, decide ir en su búsqueda a la vieja Europa.
La película intenta abordar demasiadas cosas: un melodrama romántico, una historia bélica, la búsqueda de los hijos, la crisis de los 50… de tal manera que la historia rebosa. El enfoque de Crowe es, y así lo ha declarado, es de respeto a una cultura que no es la suya, a un conflicto delicado para no caer en el tópico. Y esto se nota en el personaje protagonista, un australiano en una cultura que no es la suya donde la tensión de una nueva guerra supura las heridas recientes. Muy buenas intenciones que arrastran (a veces) un ritmo cargante con sobredosis de melodrama bélico.
Espero volver a ver a Russell dirigiendo pues es un placer que nos cuenten estas historias tan olvidadas en el cine actual.
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