Revista Cultura y Ocio
La Fundación Francisco Umbral cerró el pasado 14 de diciembre un ciclo de tertulias celebradas en el Café Gijón de Madrid, bajo el título de "Umbral: Vida y Obra" y que se cerró con la tertulia "Magisterio sobre las nuevas Generaciones".
Más allá de lo que allí se dijo sobre la vida y obra de D. Francisco Umbral y que desde un punto de vista academicista nos resaltó el periodista malagueño Jesús Nieto y al que el periodista del diario El Mundo Antonio Lucas vinculó a su faceta periodística y poética declarándose deudor de la obra y estilo umbraliano, cabe destacar aquí, la intervención de Gonzalo Santonja, no por las alabanzas y el cuidadoso estudio que atesora sobre la obra de Umbral, sino por las frases sueltas que a modo de preguntas al aire dejó caer en su intervención, lo que sin duda nos invitó a parte de los que allí estábamos congregados a anotar en nuestras libretas o folios en blanco el magisterio de su verbo. Entre las muchas cosas que dijo, habría que resaltar en primer lugar, sin duda, su acotación sobre la literatura a la que comparó con un espejo y no con una puerta, ya que la literatura tiene el don natural de reflejar aquello que se ve y no el de traspasarlo, y que como muy bien apuntó Santonja, Francisco Umbral cumplió con creces, pues se trata de un escritor que define a las cosas por su esencia y no como son.
Santonja también apuntó que el escritor tiene un don natural, pero se trata de un don al que hay que dotar de trabajo, trabajo y trabajo para que como decía Cela, cuando te llegue la inspiración te pille trabajando. Una cualidad que distingue al mero escritor del buen escritor bueno como en palabras de Santonja era Umbral, maestro de la palabra. A lo que sin duda contribuía la facilidad del escritor vallisoletano para asimilar todo aquello que leía y asimilarlo muy bien, en el propio provecho de su obra, lo que le diferenció de los meros eruditos, que leen con otras miras y otros objetivos más académicos y menos literarios o estéticos. Así, entre frase y frase, la tertulia moderada por Javier Villán fue transcurriendo con atención calma y silencio, donde la protagonista fue la palabra como no podría ser de otra manera, pero no una palabra cualquiera, sino la del magisterio de Umbral sobre las nuevas generaciones, que aunque en un número incierto, se alzaban temerosos sobre el silencio del café y las cervezas para tomar nota. Y entre nota y nota, se alzó Umbral y su vida, Umbral y su obra, que muy bien acompañada por su mujer María España y sus amigos, fue una vez más ensalzada sobre el silencio del paso del tiempo y el olvido.