El magnesio es un mineral muy importante en el embarazo, ya que entre otras funciones contribuye a la generación y reparación de los tejidos, protege contra los infartos y mejora el sistema circulatorio.
Además, se pueden prevenir las contracciones interinas con unos niveles adecuados de magnesio, sin olvidar que mejora el ánimo y ofrece mayor energía. Además, previene las complicaciones en el parto y después de él ayudando también a prevenir los nacimientos prematuros.
Tenemos que tener en cuenta que el magnesio es un mineral con muchas propiedades que en circunstancias normales se conoce por ser un relajante muscular y ayudar a la absorción del calcio. Al ser un tranquilizante natural, puede ayudar a mantener el sistema nervioso bien, previniendo el estrés y la depresión. Muchas mujeres lo utilizan para las convulsiones del embarazo y para disminuir los dolores.
Se recomienda una cantidad de 400 mg al día de magnesio durante el embarazo que se puede conseguir por medio de una alimentación adecuada. Algunas de las principales fuentes de magnesio son los frutos secos, como nueces, almendras, avellanas, el cacao, la soja, las castañas, semillas de girasol, cereales, espinacas, legumbres o mariscos.
Es especialmente importante conocer que la deficiencia de este mineral puede dar lugar a mayores riesgos de eclampsia, preclampsia, malformaciones congénitas y mortalidad infantil.
Las necesidades nutricionales de las mujeres aumentan con el embarazo, y también aumentan las necesidades del magnesio en el embarazo, siendo indicada la cantidad antes mencionada, que se puede conseguir por medio de la alimentación aunque hay mujeres que tienen que recurrir a suplementos.
Lo importante es conseguir un nivel suficiente de este mineral, por las ventajas que supone tomarlo y los problemas que conlleva su carencia. En caso de dudas, consultar con el médico para que aconseje.