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El mago

Publicado el 06 agosto 2010 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda
El mago

El mago

Me perdí en un laberinto genealógico, entre tías abuelas, hijos ilegítimos y primos cuartos. Intentaba pasar una página y se me quedaba engañada una sobrina nieta. Gerald Martin comienza “El mago”, su biografía de Gabriel García Márquez, con el enrevesado árbol genealógico de Gabo. Hay mapa en las páginas finales, pero no me apetecía seguirlo, así que comencé a leer la biografía de García Márquez en la página 338.
En esta página comienza “Melquíades el mago”, el capítulo en el que el mago Gabo publica “Cien años de soledad”, la novela que cambió su vida y alegró las nuestras. García Márquez tardó 13 meses en escribir la saga mágica de los Buendía, vestido con un mono de trabajo y encerrado en un pequeño cuarto con su Olivetti, mientras vendían el coche, la tele, la nevera, la radio y Mercedes, su mujer, convencía al carnicero para seguir comprando a crédito.
Pero en realidad Gabo había tardado más de veinte años, hasta que un día de julio de 1965 descubrió la primera línea mientras conducía su coche: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…”. Paró el coche y dio media vuelta. La familia se quedó sin vacaciones de verano y él dejó el empleo para dedicarse a escribir una novela que había querido escribir desde que era un adolescente.
 “Escribir libros es un oficio suicida. Ninguno exige tanto tiempo, tanto trabajo, tanta consagración, en relación con sus beneficios inmediatos. No creo que sean muchos los lectores que al  terminar la lectura de un libro se pregunte cuántas horas de angustias y calamidades domésticas le han costado al autor esas doscientas páginas (…) Se es escritor, simplemente, como se es judío o se es negro (…) un buen escritor seguirá escribiendo de todas maneras, aun con los zapatos rotos, y aunque sus libros no se vendan”.
Pero se vendió y mucho, más que ninguna novela latinoamericana y a partir de entonces su vida cambió de forma tan radical que Gabo nunca pudo volver a ser el que era, si es que alguna vez lo intentó. Acabado el capítulo, no sabía si seguir hacia delante o volver hacia atrás. Opté por hacer las dos cosas, así que avanzo en la vida de un Gabo cada vez más famoso casi a la misma velocidad que me acerco a su infancia de desconocido. Estoy a punto de que le den el Nobel (1982) y de que escriba “El coronel no tiene quien le escriba” (1958).
Más allá de esta lectura heterodoxa, la biografía del profesor británico Gerald Martin es la mejor que se ha escrito sobre Gabo. Martin ha dedicado más de una década a investigar la vida del escritor, empeño difícil porque García Márquez ha creado a su alrededor una niebla de leyendas.  Ambicioso y trabajador, convencido de su éxito, fiel a Castro en la revolución y en la dictadura, Gabo aparece como un escritor obsesionado y solitario, provocativo, aficionado a decir “lo contrario de lo que piensa”, pero también como un escritor amado por los lectores.
Pero si la biografía de Martin funciona no es tanto por descubrir la cara oculta de García Márquez – es una biografía autorizada -, sino porque despierta las ganas de volver a caminar de la mano del abuelo mágico y conocer el hielo en mitad de la selva, de escribir una carta al viejo coronel al que nadie contesta, de vivir el último día de Santiago Nasar y de navegar sin fin en el vapor de “El amor en los tiempos del cólera”.
5/8/10


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