Revista Cultura y Ocio

El mal camino. Mikel Santiago

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El mal camino. Mikel Santiago
      "Todo comienza con Chuks no cogiendo el teléfono durante días, ni respondiendo al e-mail, ni dando señales de vida en el WhatsApp, lo que probablemente significaba que estaba metido en su sótano, grabando sin parar y durmiendo en un sofá.
     Pero ¿y si le hubiera pasado algo?"
     Conocimos a Mikel Santiago el año pasado, con La última  noche de Tremore Beach, una novela francamente entretenida que hizo que su nombre sonara rápidamente en las listas de ventas. Este año reaparece en las librerías con una nueva novela de llamativo título. Hoy traigo a mi estantería virtual, El mal camino.
     Conocemos a Bert Amadale, escritor de éxito especializado en novelas de asesinos dirigidas al consumo rápido de los lectores cuando tiene cuarenta años y se ha mudado a la Provenza francesa en un intento de relajar su vida y salvar su matrimonio. Allí aparece su íntimo amigo y viejo rockero Chuck Basil, un hombre marcado por los excesos y por un suceso de su pasado que trata de resucitar su nombre con un disco que tiene entre manos. Sin embargo, tras un accidente protagonizado por Chuck, las cosas cambiarán radicalmente en esa idílica zona descubriendo que no todo es, ni mucho menos, lo que parece.
     Mikel Santiago nos deja una vez más una novela francamente entretenida marcada por una narración ágil. Amadale, protagonista y encargado de contarnos su historia, nos llevará por una trama en la que nadie escapa de las decisiones que toma, como si ese mal camino del que nos advierte el título, se refiriera más allá del accidente, al cuidado con el que debemos de tomar decisiones en nuestra vida. Si el protagonista no hubiera tomado la decisión equivocada ante el accidente, nada de lo que Mikel nos cuenta hubiera sucedido; si no se hubiera subido al coche en las condiciones que lo hizo, tampoco; si esa noche no.... Al final la vida no es otra cosa que una sucesión de decisiones tomadas que nos conducen a unas consecuencias y, en este caso, incluso a convertirnos en los héroes de nuestras propias circunstancias. Aunque vistos los protagonistas del libro, tal vez sería mejor decir antihéroes.
     Amadale será el encargado de llevar la historia y perseguir el misterio a lo largo de las tres partes en que se divide la novela. Un hombre que no cae particularmente bien, que muestra sus debilidades sin sentirse avergonzado de ellas y que nos llevará a sospechar de cada persona, de cada vecino de esa, inicialmente, idílica localidad. Porque Mikel nos sumerge de lleno en la Provenza, con sus casas, sus gentes y su vida social consiguiendo una ambientación solvente en la que se recibe al escritor como si fuera una pequeña celebridad. Y si ambientación se trata, hay que hablar de la música, una constante a lo largo de la historia que da muestra de una de las pasiones del autor.
Santiago nos hace dudar de todo en el momento justo en el que Amadale comienza a pensar que tal vez haya secretos bajo las alfombras, a la vez que nos va mostrando los suyos propios. De este modo pronto nos planteamos que, si la vida de Amadale con su mujer y su hija, no es tan idílica, ¿qué pueden esconder los demás? Y una vez que llegamos a este punto, pasados los primeros capítulos introductorios, la historia se acelera hasta llegar a las últimas páginas en apenas un suspiro.
     Con El mal camino el nombre de Mikel Santiago va a terminar de asentarse en las listas de ventas y los estantes de los lectores de nuestro país. Una historia muy atractiva marcada por las dudas y una tensión creciente que el autor sabe mantener hasta el final.
     Comentaba hoy que el protagonista de esta novela no me cayó particularmente bien, me irritó en algunos momentos, y eso, lejos de restar atractivo a la historia, le sumó puntos. No se trata de si el personajes es "bueno" o "malo", sino de la capacidad de despertar sentimientos de simpatía o antipatía en el lector, logrando de este modo una credibilidad superior a la de aquellos que pasan sin dejar huella contando su historia. En este caso no pasaba la irritación, pero hay otros casos en los que me han parecido, si me permitís el juego de palabras, auténticos necios, como es el caso de Ignatius Reilly.
Y vosotros, ¿recordáis algún personaje que haya conseguido despertaros ese tipo de sensaciones?
     Gracias
   

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