Pelahustán: Dice don Servando Fernández, cura del pueblo en 1782, que goza de buen clima y que sus habitantes están sanos ya sea «porque no hay médico o por las aguas tan cristalinas ... que hacen poco estrago las enfermedades».
La fama de los médicos de la época se pone en evidencia. Ex-voto en la ermita de San lIIán, en Cebolla, que hace referencia a la curación milagrosa de un joven mordido por un perro. Las tercianas se curaban en este pueblo con un agua, producto de la cocción de cardo santo, centáura, achicoria, grama y «corregüela». Tomándose un vaso por la mañana y otro por la tarde.
Rielves: Las aguas de una fuente junto al arroyo, dicen tener propiedades contra «el mal de la piedra».
Robledo del Mazo: Contra las enfermedades más comunes como los dolores «pleuríticos», cólicos y tercianas, luchan los naturales,
En Villa franca de los Caballeros, con aguas sulfato-magnésicas recomendables para la piel. Los baños de «La Pólvora», en El Real de San Vicente, recomendados para afecciones renales, ciáticas y reúmas. Los de Robledillo, en San Pablo de los Montes, cuyas aguas son buen remedio contra los dolores de cabeza, el reúma y enfermedades cutáneas. «Fuente de Oro», en La Nava de Ricomalillo, de aguas «férricas>, con propiedades ginecológicas y contra las enfermedades de la piel.
Es curioso un recetario manuscrito, procedente del archivo de don Miguel Méndez, depositado en el Municipal de Talavera de la Reina, en el que su anónimo autor, de finales del siglo XVIII o principios del XIX, enumera una serie de remedios de utilidad doméstica tomados de la medicina tradicional popular.
En él encontramos que para matar las chinches aconseja una mezcla de aceite, azufre y vino picado, aplicándolo en los lugares donde anidan. Otra dice mezclar pez derretida con zumo de cohombros o pepinos amargos que hacen el mismo efecto. Para disimular las heridas cicatrizadas dice utilizar la jara un poco verde y resinosa que, untada con vino, «disminuye su fealdad».
Los sabañones se curan, según este recetario, con higos quemados y mezclados con cerdo (?). Para teñir los cabellos de negro se hace una maceración de agallas de roble en vinagre con agua. También las hojas de morera cocidas con agua llovida o las hojas de vid y de higuera negra producen igual efecto.
Tampoco falta la receta contra la caída del pelo, que utiliza el despojo de vlbora pulverizado y ajo mezclado con aceite «laurinm), puesto sobre la cabeza. Otra curiosa sobre el mismo utiliza la cabeza de liebre quemada y ajo, aplicado con unto de oso y vinagre. Las mordeduras de víbora dice el cuaderno que se curan, con cuajo de liebre dado a beber con vinagre. "El mismo cuajo dado a beber tres días después de parto hace en adelante ser la mujer estéril».
Los mismos efectos producen un salmonete «ahogado) en vino y dado a beber. Otro método anticonceptivo se aplicaba con hierbabuena «metido en la natura de la mujer un poco antes que se junte con el varón», según el manuscrito.
Para acrecentar la leche de la mujer se debían quemar las «uñas delanteras de la baca», mezclar un líquido (no dice cuál) y beber. «Los salvados hervidos con el cocimiento de ruda relaxan las tetas endurecidas después del parto. Sirve también para los tortijones de vientre».
Una receta para el mal de orina aconseja freír hojas de puerro con aceite de alacrán y aplicado caliente a la vejiga en forma de emplasto. Las hemorroides las curaban con flor de poleo mezclada con tuétano de ternera. Para la mordedura de un perro rabioso se aplicaba un emplasto de hoja de toronjil, además de beberlas con vino. La dentadura se endurecía masticando hojas de zarza.
Para fortalecer la naturaleza debilitada recomienda buenos alimentos con especias finas y un bálsamo mezclando ceniza de «estelióo», aceite de corazoncillo, yerbas de San Juan y «gato de algalia». Con este ungüento debían frotarse los riñones y el dedo gordo del pie izquierdo «una ora antes de obrar».
Recetas de las que nadie conoce hoy las consecuencias de su aplicación y efectos en el organismo, ya que el anónimo autor no realiza comentario alguno sobre ello y por lo tanto deben tomarse como una simple curiosidad supersticiosa.
Lo que nos queda
De estas situaciones tradicionales partieron, como ocurrió en diferentes ramas de la medicina al abandonar todo vestigio mágico o supersticioso, nuevos campos terapéuticos después de los consiguientes procesos de análisis y experimentación. Apareció el naturismo y los naturópatas, sus aplicaciones fitoterapéuticas, hidroterapéuticas, etc., con la seriedad y rigor académico propio de cualquier especialidad.
Por otro camino discurrió el curanderismo rural, emigrante a zonas urbanas donde llevó sus conocimientos, asentándose en los grandes cinturones industriales, manteniendo en ellos sus prácticas.
Hijos de aquél, más o menos evolucionados, son una nueva clase de curanderos más sofisticados en sus ofertas terapéuticas, con influencias orientalizantes y nuevas tecnologías. Existen otros grupos que buscan caminos por el esoterismo, algo así como la actualización de la magia, donde abundan las llamadas doctrinas secretas, paraciencias, astrología, espiritismo ... , a cuya sombra vive el correspondiente comercio donde venden desde el sello del rey Salomón hasta un método para comunica,se con las plantas, pasando por todo tipo de amuletos, talismanes, amplia bibliografía, «tecnología», estudios alquímicos ... De la magia negra apenas tenemos noticias.
No hace mucho una revista publicaba que un experto del Vaticano había afirmado la existencia en Toledo de un «papa negro» y otro en Turín, relacionados con centros satanistas, que se auto invisten y proceden del campo del ocultismo. Lo que el experto apunta con esta afirmación es la posibilidad de que existan no dos, sino doscientos «papas negros».
Pero es una curiosidad folklórica del ambiente creado en torno a la magia negra en Toledo y alguno de sus extremos episódicos que apenas trascienden. El mismo informante asegura que no sólo es Toledo la ciudad que puede tener influencias misteriosas o de ritos relacionados con estas creencias, sino que sin afirmarlo rotundamente asegura que otras poblaciones consideradas como focos de curanderismo también mantienen un hálito misterioso, especialmente aquéllas que tuvieron resonancias templarias o episodios históricos relacionados con ciertos procesos inquisitoriales por brujería, hechicería o curanderismo.
Clasificando Illescas y Carranque como de primer grado, Orgaz de segundo; Torrijas, Caudilla y Val de Santo Domingo, de tercero; Cebolla y Malpica, de cuarto, y San Martín de Montalbán, Navahermosa, Talavera, Oropesa y Real de San Vicente, de quinto.
A decir verdad en estos pueblos apenas existe conciencia de su pretendida tradición ocultista. Es cierto que en algunos, aún hoy, el curanderismo psíquico o espiritual es tomado como algo común, con más o menos incidencia en la población, sin otro tipo de trascendencia ni pretensión.
El experto del Vaticano ha leído mucha literatura y realizado poco trabajo de campo. Pero aquí está el testimonio actual de la preocupación por estos temas. Sobre los curanderos actuales en la provincia de Toledo existe poca bibliografía, aunque hay referencias en algunos directorios dedicadas a estos «profesionales», sin coincidir numéricamente con otros estudios recientes, cuyo censo sería pretencioso intentar ya que la desconfianza u otros condicionamientos sociales impiden realizar un catálogo que refleje la verdadera dimensión de este fenómeno en nuestra provincia.
Mientras unos aportan hasta trece nombres de curanderos y curanderas, los hay que lo elevan a veintisiete, contabilizando videntes, componedores de huesos y luxaciones, más los que emplean las hierbas y emplastos diversos para curar. Sin embargo si incrementásemos las saludadoras, los «especialistas en verrugas, «sobos, etc., ascenderían a cerca de un centenar.
Los métodos que emplean están relacionados con el uso de hierbas, aguas milagrosas, fotos, estampas, cartas, aceite yagua, pomadas y ungüentos con fórmulas personales, imposición de manos, pastas o galletas y leche, masajes, oraciones, ajo, pólvora, tinta y vinagre, exhorcismos, alcohol de romero, sal y vinagre ...
Algunas «consultas utilizan un contestador automático para atender todas las llamadas e incluso curan por teléfono y no extraña ver filas de pacientes esperando ante la puerta de algunos famosos curanderos toledanos, guardando turno con la esperanza de encontrar remedio para la salud.
Especialistas en huesos los encontramos en Sonseca, Bargas, Almonacid, Talavera de la Reina, Añover de Tajo, Ventas con Peña Aguilera, Castillo de Bayuela, La Puebla de Montabán, Carpio de Tajo, Campillo de la Jara ... Curan herpes en Polán, hepatitis en Puente del Arzobispo, el «cáncer exterior) una curandera de Talavera de la Reina.
Los que eliminan verrugas son un nutrido grupo muy repartido por la geografía provincial. De igual modo ocurre con las saludadoras que curan el mal de ojo, cuyo número es difícil de precisar. En curar jaquecas existe un «especialista)) en Dosbarrios. Incluso no falta quien asegura curar el sida en Talavera de la Reina
Ventura Leblic García http://www.realacademiatoledo.es/index.php/publicaciones/temas-toledanos/1728-medicina-popular-en-la-provincia-de-toledo-por-ventura-leblic-garcia.html
Revista Cultura y Ocio
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