Jornada de directores muy interesantes en San Sebastian. Hamaguchi con "El mal no existe", Petzold con "El cielo rojo", Campillo con "La isla roja", Camborda con "O Corno" y Lang con "Great absence".
Ya hemos pasado el ecuador del festival, y tempranito nos vamos a Galicia, con la película "O Corno".Concretamente a Illa de Arousa, 1971. María es una mujer que se gana la vida recogiendo marisco. También es conocida en la isla por ayudar a otras mujeres en el parto con especial dedicación y cuidado. Tras un suceso inesperado, se ve obligada a huir y emprende un peligroso viaje que le hará luchar por su supervivencia. En busca de su libertad, María decide cruzar la frontera por una de las rutas de contrabandistas entre Galicia y Portugal. "O corno", es el título de la película por el cornezuelo del centeno, que ha sido utilizado como abortivo desde hace más de quinientos años.
Su directora es Jaione Camborda, que tiene la virtud de parecer que no nos está contando nada, que está yendo sin rumbo, que le da como un aura costumbrista para despistar al espectador. Aborda junto a la soledad, la impotencia, y la improvisación de una vida no tan perfecta, va con todo, y sin adornos innecesarios, con un ritmo lento, y se mueve mucho con los sentimientos. Nos llega un mensaje triste, duro, y esa sencillez. Es verdad que ocurren pocas cosas, que el guion nos puede parecer muy corto, con referencias también al contrabando a través del río Miño, el agua tiene un protagonismo importante.Las protagonistas absolutas son las mujeres, un cine por mujeres y para mujeres, entre ellas se ayudan, y hacen creíble la historia. se entiende, se valoran. La primera secuencia tiene mucha fuerza, y además nos aclara que es lo que vamos a encontrar durante los 103 minutos, ahí está todo, apenas escuchamos palabras, la cámara lo mira todo en primer plano, vemos todo en primer plano, con la oscuridad, no nos da respiro. Para la directora esa escena inicial de un parto, es una declaración de intenciones. "Quería introducir al espectador en el tiempo suspendido de la película, muy física, muy corpórea, que permite una observación más detenida. Es una película de presencias, no de palabras. También introduzco desde el principio el motivo del alumbramiento y la conexión con nuestra dimensión mamífera."
Cuenta que quería trabajar con personas muy apegadas a la tierra, en un espacio y un momento en el que el parto estaba menos medicalizado y también en una época oscura de prohibición y mucho control sobre las decisiones de las mujeres. "Pero quiero que la película dialogue con el presente, porque es muy importante poner sobre la mesa estos derechos de las mujeres a decidir." En referencias a la presencia de los hombres, ha querido introducirlo de una manera afectiva, tampoco aplanar a los personajes masculinos. Es a través de esa red de sonoridad de las mujeres que estas mujeres conseguían salvar situaciones tan duras como las que padecían con demasiada frecuencia.
Una cinta de bajo presupuesto, nada comercial, y rodada con primerísimos planos, es arriesgada, con subtítulos, la película llega al final a la orilla aunque nos sigan merodeando todavía preguntas sin respuestas. La elección de la protagonista Janet Novas, es natural, emotiva, por un lado el hecho de vivir en el ámbito rural gallego, y conocer a muchas mujeres de su entorno con experiencias relacionadas, además por su capacidad de expresar lo que el guion demanda. Yo me quedo con la mirada poética, con esa preciosa fotografía (muy acertada de Rui Pocas Portugues) que se aleja de la Galicia húmeda y lluviosa, los campos llenos de trigo, los cielos azules. Si busca un film con muy pocos diálogos, esta es su película.
En la segunda película del día en el Teatro Victoria Eugenia, "El mal no existe". Akumi y su hija, Hana, viven en un pueblo cercano a Tokyo. Su vida se verá profundamente afectada cuando descubren que cerca de su casa se va a construir un glamouroso camping para que los habitantes de la ciudad hagan escapadas cómodas a la naturaleza. Cuando dos representantes de una empresa de Tokio llegan al pueblo para celebrar una reunión, queda claro que el proyecto tendrá un impacto negativo en el suministro de agua local y provocará disturbios. Las intenciones desiguales de la agencia ponen en peligro tanto el equilibrio ecológico de la meseta como su forma de vida, con consecuencias que afectan profundamente la vida de Takumi.
El director de la magnífica "Drive my car", nos lleva una parábola llena de pistas falsas, cuando crees que va en una dirección, va por otra, todo comienza con un larguísimo travelling de una larga serie de escenas de árboles, con un ritmo muy tranquilo, sin prisas, sereno, y al final vemos sobre un manantial un hombre llenando botellas de agua. Inicialmente, esta película fue concebida como metraje para acompañar una pieza musical en vivo del compositor de Drive, EIko, Ishisbasbi, la música todo de cuerdas.
Todo es idílico, como en Japón, todos muy educados y correctos, y con esa comunidad, de esos aldeanos, que ven la llegada, de unos personajes, que con lo que quieren construir, sus aguas residuales, su maravillosa agua se arruinara. Hamaguchi nos llevará magníficamente en las conversaciones, con esos personajes, con todos sus defectos y sus debilidades, a lo largo del metraje hacia una historia más oscura, intelectualmente ágil, diálogos muy ingeniosos, es hipnótica a veces. En definitiva, conmueve por su honestidad y dignidad, con una magnífica dirección, una conmovedora parábola ecológica, y sobre todo con un final intrigante.
La tercera película de hoy es "Great absence". El actor Takashi ha vivido distanciado de su padre Yohji, un profesor universitario jubilado, desde el complicado divorcio con su madre hace 20 años. Apenas mantienen el contacto, hasta que un día una llamada de la policía lleva a Takashi a visitar a Yohji, quien lucha contra la demencia en su casa en el sur de Japón. Al llegar, Takashi descubre que la segunda esposa de Yohji, Naomi, ha desaparecido. Al preguntarle dónde está, Yohji responde que se suicidó. Takashi debe averiguar si hay algo de verdad en las palabras de su padre.
El director Wu Lang, fue primero el título de otro corto suyo, y explica cómo se convierte en un largo, explica qué ocurrió al revés, "en 2016 yo ya tenía el guion hecho para un largo, pero en China es complicado levantar la película, uno de los motivos es la censura, el otro la financiación, en el 2018 participamos en el Festival de Shanghai, y conseguí el dinero para un corto, en 2021, se estrenó en el Festival de Cannes." Una vez vista, que se presentó fuera de concurso, os preguntamos si hacía falta 150 minutos con muchas elipsis temporales, algunas más confusas que otras, como un auto perdido, un teléfono que suena en una tienda contigua, y otras que se revela gradualmente a través de la estructura cronológica, así como los flashbacks.
El director explica, el ser humano busca un lugar donde echar raíces , y en donde hay tres punto de vista en la historia, la mujer protagonista que vive de alquiler, pero quiere comprar una casa para que su hija tenga su hogar, la niña, en el que el hogar está donde este su madre, y a su vez, el hombre, intenta compensar su ausencia, sus años en la cárcel, encontrar las raíces en la manera de ayudar. Una película digna, con admirable precisión, en un complejo drama.
La cuarta película del día es "La isla roja" que nos lleva a comienzos de los años 70. El pequeño Thomas vive bajo el colonialismo francés en Madagascar en una de las bases aéreas del ejército francés, donde las familias de los militares viven los últimos coletazos del colonialismo. Es un niño de 10 años que está muy influenciado por la lectura de los relatos de la intrépida heroína “Fantomette”, y observa con fascinación todo cuanto le rodea mientras el mundo se abre gradualmente a otra realidad.
La infancia de su director Robin Campillo, en una base aérea del ejército francés, nos traslada temporal y geográficamente a los años setenta, y discurre en su casi totalidad bajo el punto de vista que nos proporcionará la mirada de un niño. Campillo vuelve a dirigir una película seis años después, ("120 pulsaciones por minutos") aunque lleva más de 20 años escribiendo guiones. La familia López, es el centro, esa familia es donde está la fantasía el paraíso como declaraba el director, "mi mundo era un cuento de hadas, pero detrás de esa ilusión existe una violencia que se comienza a intuir, esta película trata sobre la violencia oculta, es como un retrato el paraíso en el cual hay un telón tras el cual se percibe violencia que no se sabe definir, una violencia que se siente, que no se ve. Quería que el film denunciase la crueldad del colonialismo, pero para ello quería que el espectador se sintiera primero en una familia agradable, y en el personaje del padre Quin Gutierrez, que resulta clave como figura patriarcal, con muchos rasgos de humanidad y padece en sí mismo cierta dicriminacion por su origen español."
La historia nos lleva a un niño muy especial, Thomas, que vive en un mundo de fantasía paralelo a la realidad, recreando lo que lee en uno de los libros de Fatomette, la niña heroína. Y eran realmente los libros que el director leía de pequeño, para él fue como dar vida a un personaje que tenía mucho sentido. De verdad quería ser como la heroína, y es verdad que tuvo un traje como el que se ve en la película que le hizo su madre. Reseñar, el gran trabajo de fotografía de Jeanne Lapoirie, así como el responsable de los decorados, y la dirección artística, Emmanuelle Duplay, ya que en realidad lo que parece una isla, se rodó en unos estudios en París, la banda sonora compuesta por Arnaud Rebotin. En cuanto al montaje me parece con dudas y desconcertante a veces, y sobre sus propósitos narrativos, está lograda, pero no es muy interesante.
Y la denuncia explícita al colonialismo , esa crueldad, su director hace que nos sintamos primero muy feliz dentro de la familia, y el componente de denuncia solo se explica al final, cuando la mirada infantil se retira, y llega el pueblo, sus ciudadanos, que reclaman su país, su tierra. Campello, explicó, por eso es oportuna la canción "Adiós a la Infancia" que canta la población de Madagascar. Si alguien quiere hacer un cambio político tiene que dejar de ser un niño. Una isla que en 1975 sufrió un golpe de estado. Se deja ver, es interesante a veces, y es una parte de la historia.
Y si las casualidades existen, como los títulos de las películas y con el color, en este caso el rojo, la ultima película del día es "El cielo rojo". Un verano caluroso y seco, como tantos en los últimos años. Los incendios forestales son incontrolables. Cuatro jóvenes se reúnen en una casa de vacaciones junto al mar Báltico, no lejos de Ahrenshoop. Lenta e imperceptiblemente son cercados por las llamas. Un cielo rojo se cierne sobre ellos. Dudan, tienen miedo, pero no por los incendios; es el amor lo que les asusta.
Su director, el aleman Christian Petzold, que en su filmografía cuenta con películas como "Ondina. Un amor para siempre" 2020, "En Tránsito", "Phoenix" 2014, o "Bárbara" 2012, todas ellas contienen reflexiones sobre la culpa colectiva alemana, la crisis de refugiados, nos traen en formato de pantalla 24/7, la ganadora del Oso de Plata, Gran Premio del Jurado en el último Festival de Berlín, no está en el reparto, Nina Hoss, actriz fetiche, ni Franz Rogowkis, pero si con un micromundo de cuatro hombres homo y heterosexuales y sin mas preámbulos, juega en ésta, con la similitud entre los incendios forestales para establecer uno simbolismos con lo que le sucede a los personajes, nos lleva de la comedia al drama, y una tensión sexual, con momentos muy delicados, con celos, con miradas, con negatividad y mal humor y todo resulta mucho más trascendente e importante de lo que parece.
Hay una idea muy interesante en todo el metraje, lo de que algo no va bien, es como la escena inicial con el coche que se avería, y sobre todo la incomodidad y las desventuras de los personajes. Unos personajes, con sentimientos encontrados, y que en el tramo final presenta un abanico de ideas muy bien planteadas, que logran dar sentido a todo lo anterior de la película. Y son esos pequeños detalles de nuestro protagonista una soberbia actuación de Thomas Schubert, en su personaje de León, en chanclas y bañador, subido en un tejado, que le encanta la lasaña, que coloca los platos y cubiertos, que le encanta dar abrazos, escuchar por las noches los gemidos de la habitación de al lado, lo odiamos y lo queremos a parte iguales, a pesar de ser un ególatra y posiblemente uno de los personajes más antipáticos del cine actual, tozudo y hermético a la vez.
Parece que no pasa nada, pero es al revés, pasa de todo, todo está lleno de sensibilidad, tal vez la primera hora le cuesta definirse, y sin prestar mucho interés, en lo que realmente lo tiene, pero en la segunda parte del metraje es cuando crece, en una narración que sale muy airosa, los acontecimientos son más dinámicos, con un toque de humor que se agradece mucho. No nos equivocamos si decimos que Petzold es un maravilloso director de melodramas, sus películas es una garantía de misterios, y romance en la época actual.
Uno de los grandes aciertos es la fotografía, Hans Fromm, es el director de fotografía de todas las películas del director, esos engaños y sugerencias, esas desapariciones entre los árboles, el sol, que quema más que nunca, es un personaje más de la trama. Nos quedamos con ese escrito, que es muy egoísta, pero con un talento, incapaz de tener niveles mínimos de empatía, y de comprender sus propios miedos, inseguridades, y sencillamente nos toca la fibra como las canciones sensuales como In My Mind de Wallners. Un cine en estado puro. Muy Recomendable.
JOSE ANTONIO DIAZ.
Revista Cine
"El mal no existe" de Hamaguchi y "El cielo rojo" de Petzold traen cine de calidad al Festival de San Sebastian
Publicado el 14 enero 2024 por Cinedania @cinedaniaSus últimos artículos
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