Málaga 1-4 Barcelona
Partido perfecto del equipo culé que, prácticamente sin despeinarse, endosó una cantada goleada a un Málaga que vuelve a ofrecer un fútbol más propio de un partido de solteros y casados que de Primera División.
La goleada era evidente aún cuando el marcador señalaba el doble rosco. Tardó bastante el Barcelona en abrir el marcador, que lo hizo por medio de Leo Messi rematando sólo de cabeza dentro del área. No negarán que es una temeridad dejar a este hombre sólo dentro del área.
Auque pudo ser más abultado, el marcador al descanso reflejaba una victoria por la mínima para los catalanes.
La Segunda mitad esperaba a un Málaga más revolucionado tras la probable corrección por parte del entrenador en el vestuario. Sin embargo dio más la impresión de que Pellegrini se hubiera encargado de servir pastitas y té a sus jugadores a la par que les hubiera puesto algo de música chill out para que continuaran con su relajación característica esta temporada. Está claro que no será por falta de tranquilidad.
Los goles llegaron con un Barcelona que se internaba en campo malaguista como si tuvieran delante a un grupo de infantes de guardería. Alexis Sánchez puso el 0-2 y justo después Messi hizo el 0-3.
El cuarto gol fue otro favor que el Málaga le hizo a Messi. Pensando en contentar al chaval, decidieron no obstaculizar y mejor ver desde cerca cómo marcaba su tercer gol y el cuarto para los suyos.
Tuvieron que ser los del año pasado, Recio robó un balón y disparó. El rechace lo recogió Salomón Rondón que por fin lograba ver puerta y hacer el gol del honor para darle algo de pintalabios y Rimmel al resultado.
Sintiéndolo mucho y después de haber defendido a Pellegrini en otras ocasiones, creo que su ciclo en el Málaga está acabando mucho antes de ver el proyecto consensuado. El técnico chileno está dejando patente que antepone a la hora de hacer los onces su relación con los jugadores a la aptitud de los mismos. Queda claro que el equipo necesita a alguien que le imprima mucho más carácter. Otro Simeone.