l Málaga rompió todos los pronósticos y demostró su grandeza. En su
partido más histórico, en el momento decisivo, el equipo blanquiazul
reaccionó tras una mala racha y tocó el cielo al remontar una
eliminatoria complicada frente a un rival rocoso y de máximo nivel. Supo
llevar el partido a perfección, haciendo un juego otra vez vistoso para
apuntarse otro triunfo para la historia. El equipo malagueño ya está en
cuartos de final de la Champions. Es uno de los ocho mejores equipos de
Europa. Un sueño hecho realidad.
Los blanquiazules volvieron a
brillar en ataque, desatascaron su zona de creación y pusieron en
práctica sus mejores virtudes. La Rosaleda y la afición vivieron una
noche mágica para situarse entre los mejores. Fue n encuentro de manual,
de menos a más, actuando siempre con inteligencia. Espectacular.
Pellegrini
apostó de entrada por un equipo previsible, con las incorporaciones de
Iturra y Saviola al once, dejando en el banquillo a Camacho y Santa
Cruz. Pero el once se puede considerar también de gala, mientras que el
Oporto solo sorprendió otra vez con la ausencia de James Rodríguez. Y el
arranque del choque cumplió con el guión, con mayor empaque del equipo
visitante ante un Málaga que pretendía reponerse de anteriores
actuaciones negativas. En algunos instantes el partido se asemejaba al
de Do Dragao.
La fuerte presión del conjunto portugués volvía a
impedir maniobrar a los malaguistas, que intentaban deshacerse del
agobio del rival de cualquier forma posible. Las acciones a balón parado
y algún ataque esporádico eran los únicos argumentos del once de
Pellegrini para hacer daño a un Oporto que mantuvo la dureza del
compromiso de ida. Isco y Joaquín estaban más vigilados que nunca,
aunque en esta ocasión las circunstancias variaron mínimamente y los
principales creadores del juego local dispusieron de algo más de
posesión que en Oporto.
E objetivo malaguista era conseguir un
gol, sin importarle el momento. Poco a poco fue mejorando el juego de
los blanquiazules, basado en una excelente defensa y dos medios centro
que se dejaban la piel en cada acción.
El Oporto apenas
inquietaba, pese a su gran potencial y presencia, mientras que el Málaga
seguía avanzando sus líneas para encontrarse con el meta contrario. Un
disparo Antunes desde el borde del área fue el detonante para la mejora
malaguista. El equipo de Pellegrini comenzó a encontrarse más a gusto,
lo que propició que intervinieran más Joaquín e Isco. El árbitro,
incluso, llegó a anular un gol a Saviola por una falta de Baptista al
portero.
Pero la explosión de júbilo estaba a punto de llegar a La
Rosaleda instantes antes del descanso. Isco recibió el balón al borde
del área, hizo un pequeño amago y disparó sorprendiendo a Helton.
Espectacular, impresionante. El Málaga igualó la eliminatoria con un
gran tanto y desplegando su mejor juego del último mes.
La
situación, incluso, mejoraría aún más para los malaguistas nada más
arrancar el segundo periodo. En una velocísima galopada Joaquín fue
zancadilleado por Defour, que fue expulsado tras ver la segunda
amarilla. Todo era positivo para el conjunto local.
La emoción en
La Rosaleda era indescriptible. Los aficionados mostraban los nervios
propios de observar el éxito cercano, pero el potencial del Oporto, pese
a jugar con diez, siempre era preocupante. El desgaste quizás fuese la
mejor receta para doblegar definitivamente al equipo portugués, pero con
paciencia e inteligencia.
Saviola e Isco tuvieron pronto algunas
opciones para marcar, pero el segundo gol se hacía esperar. Los
malaguistas tenían mucho tiempo, por lo que debían tener paciencia para
hacer madurar al rival. Pellegrini dio entrada a Santa Cruz en el lugar
de Baptista. Y el jugador de refresco consiguió muy pronto el segundo
gol, lo que ponía por delante al Málaga en la eliminatoria (2-1).
Entonces el Oporto ya se la jugó. Se fue al ataque en tromba y dominó
durante algunos minutos. Incluso el colegiado le anuló un tanto por
fuera de juego.