(Con Información de Agencias).- La crisis de los cubanos varados en Centroamérica en su tránsito hacia EE UU ha dejado al descubierto las debilidades de la integración regional y ha provocado cierto malestar en el istmo por los privilegios que otorgan las leyes estadounidenses a los cubanos frente a los demás migrantes.
Pintura mural realizada por los cubanos varados en Costa Rica. (Cortesía de Ángel Luis Fernández, lector de ’14ymedio’)
El hecho de que los cubanos que toquen suelo estadounidense puedan quedarse legalmente en ese país gracias a la Ley de Ajuste, vigente desde 1966, contrasta con la realidad de los miles de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños que salen cada mes rumbo al Norte en medio de la incertidumbre por si llegarán y, de lograrlo, si podrán permanecer y cuánto tiempo.
La situación quedó en evidencia con la llegada de más de 8.000 emigrantes cubanos a Costa Rica, de donde no pueden salir desde que el pasado 15 de noviembre, cuando Nicaragua les cerró la frontera alegando razones de seguridad.
El fenómeno se vincula al restablecimiento de relaciones, en diciembre del año pasado, entre Washington y La Habana, que llevó a pensar que más temprano que tarde será derogada la política de “pies secos/pies mojados” que beneficia a los migrantes isleños, promulgada en una época en que el Gobierno castrista prohibía la salida y la entrada libres de los cubanos a su propio país.
El fenómeno se vincula al restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana, que llevó a pensar que más temprano que tarde será derogada la política de “pies secos/pies mojados”
La decisión de Managua de cerrar el paso a los cubanos desde Costa Rica desencadenó también una crisis política en el istmo debido a las diferencias surgidas en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) para solucionar la situación.
El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, suspendió el pasado día 18 la participación de su país en la mesa política del SICA alegando su decepción y frustración por la posición de Guatemala y Belice, que tienen frontera terrestre con México, de impedir el paso de los isleños hacia el Norte.
El lunes en Guatemala, por fin, los países del SICA y México llegaron a un acuerdo para realizar a principios de enero un primer “traslado humanitario” de 250 cubanos varados en Costa Rica hacia El Salvador, vía aérea, desde donde seguirán por tierra hacia México.
Panamá dijo este miércoles que negocia con sus vecinos para que los 1.000 cubanos varados en su territorio también puedan seguir por alguna ruta su camino hacia el “sueño americano”.
Esta llegada libre de cubanos a territorio estadounidense contrastará con las intenciones del Gobierno de EE UU de realizar una serie de redadas para deportar a cientos de familias, niños y jóvenes que ingresaron ilegalmente al país desde comienzos del año pasado, que, según publicó The Washington Post la semana pasada citando fuentes cercanas a la operación, tendrá lugar también los primeros días de enero.
En un comunicado recogido por Reuters, el Gobierno de Guatemala expresó su “profunda preocupación” sobre los planes y dijo que estará atento “a que los operativos se realicen bajo estrictas normas de respeto, profesionalismo y ética”.
El Salvador también lamentó la operación en un comunicado emitido el fin de semana, en el que advirtió que la medida no ofrece una respuesta de fondo al problema migratorio en la región.
El Salvador lamentó que la medida no ofrece una respuesta de fondo al problema migratorio en la región
El Gobierno de Honduras, por su parte, dijo desconocer oficialmente los planes de Estados Unidos.
En entrevista con EFE, Nils Castro, exembajador de Panamá en México y Belice y uno de los fundadores del Partido Revolucionario Democrático panameño, cercano al castrismo, afirmó: “La pequeña crisis de los migrantes cubanos ha destapado varias cosas”, entre ellas “las debilidades del SICA como sistema de integración”.
“Hay por los menos un doble rasero: migrantes de primera clase y de segunda clase”, afirmó Castro, al comparar la situación de la emigración cubana y la centroamericana.
Gracias a la política estadounidense de “pies secos/pies mojados”, argumenta Castro, los cubanos “van con la bendición divina de que nadie pone en duda que sí van a poder entrar y establecerse en EE UU”.
Pero los centroamericanos, especialmente los guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, “van a su riesgo”, con la incertidumbre de “si pueden cruzar la frontera, y si, de cruzarla, pueden quedarse”, resaltó el diplomático panameño.
La economía de esos tres países centroamericanos, azotados por una elevada pobreza y violencia vinculada a las pandillas y el narcotráfico, dependen en gran medida de las remesas enviadas desde Estados Unidos.
Ese contexto explica la posición de Guatemala, cuyo presidente, Alejandro Maldonado, pidió el pasado día 22 suspender la Ley de Ajuste Cubano, que beneficia a unos pocos, o, en su defecto, ampliarla “para todos”. Entre otras razones, el mandatario arguyó que son un “estímulo” para que los cubanos emigren.
El Gobierno guatemalteco, opina Castro, “expresó un sentimiento generalizado en Centroamérica. Todos los migrantes centroamericanos son tratados con extremada dureza en México y también en EE UU”.
La cifra de más de 9.000 cubanos varados ahora en Costa Rica y Panamá “palidece” frente al número de deportados guatemaltecos, hondureños y salvadoreños desde México y EE UU
Explica que la cifra de más de 9.000 cubanos varados ahora en Costa Rica y Panamá “palidece” frente al número de deportados guatemaltecos, hondureños y salvadoreños desde México y EE UU: hasta la primera semana de este diciembre, unos 65.749 hondureños indocumentados fueron deportados desde México y Estados Unidos, según datos del Gobierno de Honduras, mientras que Guatemala cifró en al menos 92.284 a los nacionales deportados de ambos países entre enero y noviembre pasados.
“En los últimos años, México está deportando con severidad a los migrantes centroamericanos. En el año fiscal que acaba de terminar, México deportó más centroamericanos que EE UU”, aseveró.
Por su parte, el exembajador de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Guillermo Cochez, declaró a EFE que el problema de los emigrantes cubanos seguirá y “debe ser atendido a nivel de Naciones Unidas”.
“Creo que las autoridades de Centroamérica y de Naciones Unidas deben cooperar en este asunto”, dijo Cochez, quien aplaudió la política de Panamá de permitir el tránsito de los cubanos por su territorio.
Fuente: 14yMedio