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El malo de la historia: la señora Danvers

Publicado el 10 octubre 2010 por Rusta @RustaDevoradora
El malo de la historia: la señora DanversCuando pensamos en un personaje malvado inmediatamente nos viene a la cabeza la imagen de un ser cruel, destructivo y violento, que hace gala de mal comportamiento en su forma más evidente: hacer daño físico y psíquico a las personas. William Hamleigh, personaje del que ya hablé en la primera entrega de esta sección, podría ser un buen ejemplo de ello.
Sin embargo, la literatura se alimenta de historias rocambolescas que nos dejan personalidades que van más allá de los criminales de siempre. A veces lo dañino no es tan obvio como las heridas físicas; de hecho, el desgaste que se produce poco a poco por culpa de alguien perverso pero sutil puede llegar a ser mucho peor. Hoy os hablaré de un personaje que cumple estos requisitos: la señora Danvers, la famosa ama de llaves de Rebeca, el clásico de Daphne du Maurier.
A pesar de que el libro no llegó a gustarme tanto como esperaba, debo reconocer que esta mujer me impresionó. A grandes rasgos, el argumento de la obra se centra en una joven que se casa con un hombre viudo y empieza a vivir en su mansión. Allí se encuentra con la señora Danvers, la ama de llaves de Rebeca, la primera esposa de su marido. Desde el primer momento en que se encuentran, la señora Danvers se dedica a hacerle la estancia insoportable y para ello utiliza diversas tretas, entre ellas recordar constantemente a la fallecida Rebeca, hasta tal punto que parece un personaje más de la obra.
La señora Danvers es la prueba de que bajo la capa de buena educación se puede esconder una personalidad terriblemente dañina. Se muestra falsamente servicial y cortés con la protagonista, mas por dentro siempre sabe cómo hacerla sufrir, como una forma de venganza por haber ocupado el lugar de su antigua señora. Es atenta, contesta a todas sus dudas, pero también calla cosas que debería contarle y en su tono de voz se hace patente la tirantez de una persona que no te traga. No obstante, ¿de qué se la puede acusar si a ojos de todos no ha hecho nada malo? Ese es el gran problema al que debe enfrentarse la protagonista: sufre en silencio porque no hay nada que le permita demostrar que la señora Danvers la está perjudicando.
Aunque la novela me decepcionó (entre otras cosas porque me pareció lenta y demasiado descriptiva), no puedo negar que personajes como este hacen que la literatura gane en calidad e interés. Vale la pena conocer a la señora Danvers y sentir la angustia de la joven protagonista cada vez que se cruza con ella. A veces las peores maldades no se ven a simple vista; la inteligencia es capaz de elaborar sucias estrategias mucho más eficaces.

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