Las elecciones del 6 de noviembre del 2018 en Estados Unidos decidirán a los representantes del congreso por lo tanto esta situación es uno de los procesos mas competitivos en busca del dominio de un partido político.
Está en juego el poder de los demócratas, como también los escaños de la Cámara de Representantes. Si los demócratas llegaran a ganar sería más difícil para Trump avanzar con sus propuestas en temas de economía y migración.
El diario de los Angeles Times expresa: “El presidente es un demagogo peligroso, el Congreso bajo la regla del Partido Republicano, ha fallado repetidamente en desafiarlo o llamarlo por su mala conducta. No hay excusas para permitir que las cosas empeoren. Mientras vota, piense en los peligros de un Congreso que esta en el bolsillo de Trump, y los beneficios de un Congreso que se enfrenta a la demagogia y se pronuncia por la democracia y el estado de derecho”
Quién vota y quién no se ha convertido en la gran batalla de las elecciones del Congreso del martes. Los demócratas acusan a los republicanos de hacer que las minorías voten menos (negros, asiáticos, indígenas) imponiendo documento de identificación (el país no lo ha exigido), colocando menos recintos electorales en las zonas pobres. Mientras los republicanos acusan a los demócratas de fraude.
La clave del problema es que no existen una autoridad independiente ni un organismo a nivel nacional que organice las elecciones. Es el Departamento de Estado de cada estado el que lo hace.
¿Por qué a la mitad de una semana laboral?
En 1845 el Congreso de Estados Unidos definió que las elecciones nacionales se realizarían siempre en un mismo día. Se decidió que las elecciones en Estados Unidos eran un martes para no interferir con costumbres religiosas y comerciales de la época, ya que a los votantes solía costarles viajar a los lugares de votación.
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