El Manicomio, de molesto tabú a orgullo de Sant Boi de Llobregat

La historia más reciente de Sant Boi de Llobregat no se entiende sin el conocido popularmente (y demasiadas veces peyorativamente) como " manicomio". La existencia del hospital psiquiátrico de Sant Joan de Déu en la ciudad ha sido durante mucho tiempo el rasgo más conocido por el forastero, de un pueblo del que se decía que " había más fuera que dentro" en referencia a los enfermos mentales que allí recibían tratamiento. Sin embargo, la presencia de la institución psiquiátrica no es excesivamente antigua, y debemos remontarnos a 1854 cuando el médico psiquiatra Antoni Pujades, desahuciado de su hospital psiquiátrico de Barcelona, ​​se instala en el convento abandonado de la Orden de los Servitas que había en Sant Boi.

A partir de ese momento, la progresión de la institución se hace imparable gracias a la calidad del trato y la modernidad de las instalaciones. En 1895, de la mano del padre Benito Menni, la institución pasó a ser propiedad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ( ver El Hospital de Sant Joan de Déu, un referente internacional para la salud infantil) quien mantiene el servicio a pesar de las limitaciones de un tiempo convulso y las de un entorno social que ve la enfermedad mental como un molesto tabú. A finales del siglo XX, con la integración del instituto psiquiátrico dentro de la red sanitaria, se inicia una reforma del recinto tendente a abrir el mundo de la salud mental a la sociedad y evitar la estigmatización de los afectados, acogiendo en 1978 el Hospital de Sant Boi de medicina general.

Así las cosas, en el 2011, con el derribo del muro que rodeaba el recinto y que da acceso al jardín modernista diseñado por Gaudí que le daba servicio, se da el pistoletazo de salida al Parque Sanitario de Sant Joan de Déu. Un complejo sanitario que, impulsando el llamado Clúster de Salud Mental de Sant Boi, pretende ser un espacio de innovación e investigación dentro del campo de la atención psiquiátrica y un referente asistencial a nivel catalán.