Revista Economía

El manicomio español.

Publicado el 08 febrero 2017 por Torrens

Leyendo estos días los comentarios de la caverna mediática sobre el juicio del 9-N me ha quedado muy claro que España es el país más raro del mundo y el más parecido a un manicomio de alta seguridad.

No voy a repetir las barrabasadas que he leído porque me daría dolor de estómago, solo voy a dejar bien claro que ya es del todo definitivo que en España el odio a Catalunya, con independentismo o sin él, está fuera de mesura y si alguien no se lo cree que compare en una hemeroteca las reacciones que se producían en los años en que ETA mató un millar de españoles y las que se producen ahora en relación con Catalunya con un independentismo que lo más grave que hace es montar manifestaciones pacíficas y descomunales, en las que no se produce ni el más mínimo incidente.

También me ha producido dolor de estomagó la inmoralidad e indecencia de los miembros de un gobierno y un partido que han hecho pocas cosas donde no haya aparecido alguna forma de corrupción, desde robar dinero público a pudrir la Justicia Española destruyendo la división de poderes hasta el extremo que el Grupo de Estados contra la Corrupción y el Consejo de Europa califican el Poder Judicial español como un simple departamento ministerial, y con ese pestilente bagaje exigen al independentismo que cumpla las leyes cuando están juzgando a Mas, Ortega y Rigau con una base jurídica muy poco consistente, por desobedecer el TC cuando ellos han incumplido solo 34 fallos del TC relacionados con Catalunya.

Otro comentario que a pesar de ir acompañado de los insultos de rigor lo considero inmensamente insultante es el que mantiene que la raíz del problema está en el adoctrinamiento que hemos sufrido los catalanes por parte de los políticos independentistas, que es lo mismo que decir que la mayoría de catalanes somos retrasados mentales profundos.

Reproduzco a continuación una carta al director de La Vanguardia publicada el martes 7, de un tal Fernando Serra Solá.

“”Sólo quería un Estatut.

Cuando empezó el diálogo con el Gobierno central sobre la reforma del Estatut de Catalunya pensé que con él conseguiríamos un nuevo acuerdo que ayudaría a una mejor integración de Catalunya en España. Soy castellanoparlante y no tengo ningún sentimiento nacionalista español ni catalán. Se trataba de solucionar un problema económico y social de injusticia flagrante. Enseguida vi el sistema espa­ñol de diálogo, boicot económico promovido por la Conferencia Episcopal (Intereconomía) con el beneplácito del Gobierno, manifestaciones en contra, etcétera. Mientras el sentimiento independentista subía y el PP en la oposición ganaba adeptos con alegría, intenté convencer a amigos y familiares de fuera de Catalunya del efecto contrario a la unión del país que estaban provocando. Fue en vano. Nadie podía entender que aquello sería difícil de reparar. Voté sí a un Estatut que ya no quería, con la esperanza de acabar con aquello y volver a la normalidad. Aún recuerdo a Alfonso Guerra riendo en la radio: “Nos hemos cepillado el Estatuto”. Aún faltaba lo peor. El nuevo gobierno lo llevó al Constitucional, que lo amputó. Sólo nos queda la sumisión o la dignidad, y hoy escojo la dignidad. Votaré a cualquier partido que promueva la independencia como primera y única meta. Yo sólo quería un nuevo Estatut.

Fernando Serra Solá, Barcelona””

Esta carta refleja a la perfección lo que nos ha ocurrido a una inmensa mayoría de catalanes, que no queríamos la independencia pero si queríamos un cambio en la integración con España y que gracias a las barbaridades, falsedades e insultos de gobiernos, los partidos de siempre, la caverna mediática y el odio de muchos españoles, hemos llegado a la conclusión que la única solución es la independencia de una España que respeta más a una banda de asesinos que a unas entidades que siempre han actuado de manera pacífica y civilizada, demostrando que en España las maneras civilizadas son la peor estrategia.

Cada día estoy más convencido de que, tal como explicaba en la nota SIGO SIN ENTENDER NADA del 5 de febrero, todo forma parte de un plan preconcebido del PP para acabar primero con la autonomía catalana y a continuación con todas las CCAA y volver al centralismo franquista.


EL MANICOMIO ESPAÑOL.

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