Sinopsis Editorial:
Cuando el huracán Leo se desvía de su curso previsto para dirigirse hacia Camino Island, en la costa de Florida, la mayoría de sus habitantes decide abandonar la isla. Solo un pequeño grupo de irreductibles elige quedarse, entre ellos Bruce Cable, el propietario de la librería Bay Books. El huracán avanza destrozándolo todo y dejando casas derrumbadas, hoteles y tiendas destruidos, calles inundadas y una docena de muertos. Uno de los fallecidos es Nelson Kerr, amigo de Bruce y autor de thrillers. Pero los indicios sugieren que la tormenta no fue la causa de la muerte de Nelson: la víctima recibió numerosos golpes sospechosos en la cabeza.
¿Quién querría matar a Nelson? La policía local está sobrepasada por los efectos del huracán y no se encuentra en condiciones de ocuparse del caso. Pero Bruce comienza a preguntarse si algunos oscuros personajes de las novelas de su amigo podrían ser más reales que ficticios. Y en algún lugar del ordenador de Nelson está el manuscrito de su nueva novela. ¿Estará allí, en negro sobre blanco, la clave del caso? Bruce empieza a investigar y lo que descubre entre sus páginas es más impactante que cualquiera de los giros de las tramas de Nelson... y mucho más peligroso.
Hoy vengo con un libro que sinceramente no me ha gustado nada y no es que esperara una novela cinco estrellas, pero lo cierto es que Grisham es un autor que me gusta, aunque estoy lejos de haber leído la mayor parte de su obra, y esta novela ha sido bastante decepcionante, la verdad. Hasta me lo pasé mil veces mejor con esa pequeña novela titulada “Una navidad diferente” que con esta historia, de hecho me divertí mucho.
Primera novela de serie
Para empezar esta novela es la segunda entrega de una serie llamada “Camino Island” y, no me hagáis mucho caso, pero creo que el primer título de la serie no ha sido publicado en España. No es que tenga relación con la trama de este libro, y de hecho yo no lo sabía, pero casi desde el principio te das cuenta de que Bruce, el librero protagonista, hace referencia a cosas que me daba la sensación de que habían ocurrido en otro libro y … ¡efectivamente! Y oye, qué rabia me dan estas cosas, pero bueno, independientemente de eso, la trama de este libro me ha parecido muy plana, monótona, sin tensión de ningún tipo, sin una escena mínimamente trepidante, y la verdad para ser un thriller en ningún momento he sentido ese “nerviosismo” por saber cómo va a terminar la historia, que por otro lado en algún momento me ha parecido muy poco creíble, aunque esto último para mí en una novela es casi lo de menos.Tras el paso del huracán Leo, por Camino Island, uno de los escritores amigos de Bruce ha aparecido muerto. Ha simple vista, parece que ha sido a consecuencia del huracán, pero Nick, un muchacho que trabaja en la librería y que es muy, pero que muy listo, enseguida empieza a sospechar que quizás tras la muerte de Nelson hay un asesinato que han querido disfrazar de accidente y claro, al ser escritor, seguro que tiene que ver con el argumento de su nueva novela, que de momento nadie ha leído.En lugar de centrar la narración en la investigación de lo que ha podido pasar, lo que Grisham nos va contando es la vida y obra de los personajes que aparecen en la historia y solo se pone medianamente interesante cuando sabemos realmente de qué iba a tratar la novela de Nelson, que manda narices, si algo así existe, pero en general, tengo que confesar que me he aburrido y que no me interesa lo más mínimo volver a encontrarme con Bruce, un librero por otra parte muy comprometido con sus autores, al que le gusta celebrar presentaciones, promocionar a aquellos escritores en los que confía y vender muuuchos libros.Lo mejor que tiene es que es corto y se lee rápido porque el estilo es muy directo, coloquial, no se para en florituras ni en grandes descripciones. Si nunca has leído a Grisham, no sé, a lo mejor te gusta, pero si tienes ya experiencia con las novelas del autor, se te va a quedar más que corta. En fin, unas veces se acierta y otras no.Una pena que haya sido la segunda lectura del año del Club de Lectura con mis amigas no virtuales y ya nos hayamos comido la primera castaña del año.