Revista Historia

El manuscrito Talhoffer, el libro de luchas medievales

Por Exprimehistorias

En 1459 Talhoffer escribió un libro que contenía unas imágenes que 550 años después no se habían logrado entender muy bien. Su autor es representado con una cadena rota.

El autor, Hans Talhoffer (circa 1420-circa 1490), fue considerado en su época un espadachín invencible y uno de los mejores maestros de la escuela alemana de esgrima.

Muchos nobles buscaban sus servicios como consejero y maestro. Entre ellos estaba el primer duque de Württemberg, Everardo el Barbudo (1445-1496), que encargó este manuscrito.

Formó parte de la biblioteca de los duques de Baviera, pero fue robado durante la Guerra de los Treinta Años y terminó en Gotha. En 1951 fue vendido de nuevo a la Biblioteca Estatal de Baviera, donde ahora se conserva.

En el se describían unos artilugios de asedio, maquinas de guerra e incluso duelos a muerte. 

Este libro se encontró en los sótanos de la biblioteca Real de Dinamarca, en Copenhague. En sus pastas de cuero desgastadas solo había una inscripción:

Talhoffer.

El ejemplar está escrito en suevo, un dialecto alemán. Contiene 550 páginas con imágenes en color. En el centro aparece Talhoffer dictando a su escriba.

El libro reapareció gracias a investigadores sobre artes marciales en la Edad Media.

En el manuscrito de Talhoffer había viñetas en las que se explicaban los movimientos que había que hacer para derrotar al enemigo.

Es probable que Talhoffer incluyera estas imágenes en este manual para enseñar los distintos movimientos a los luchadores y obtener ingresos por ello.

Se sabe que era Juez de Justas, por tanto estaba en una buena posición para aprender todos los movimientos que los contrincantes solían utilizar y aprovechó estos conocimientos para conseguir unos buenos honorarios extras.

Da instrucciones para distintos métodos de lucha, sin armadura y con el uso de diferentes tipos de armaduras, de a pie y a caballo.

Una serie de ilustraciones son del combate con espadas, dagas, picas y otras armas. Hay incluidas las reglas de un juicio por combate entre un hombre y una mujer.

Las justas

Talhoffer era caballero e instructor de lucha y la mitad de su libro explica como eran las luchas y las justas.

La justas era una institución muy curiosa. Cuando alguien acusaba de algo a otro y no había pruebas ni testigos, las luchas de las justas era el método para decidir quien decía verdad.

Los motivos por los que una persona podía ser llamada para una justa eran:

Asesinato, traición, herejía, deslealtad, violación, o faltar al respeto a una dama, entre otras.

Justas con escudos

Solían usar escudos para defenderse y atacar. Algunos tenían puntas y ganchos que sobresalían. Estos se usaban a partir del siglo XII.

A veces tenían que prescindir de el, ya que al usarlo no podían ver al enemigo y este podía atacarle sin que pudiesen verlo por estar tapados al defenderse y atacar

Los escudos eran utilizados para enganchar el escudo del contrincante o ponían la base clavada en tierra para hacer una barrera y pelear alrededor protegiéndose con el. No usaban espadas ni otra arma.

Luchas entre un hombre y una mujer.

Las mujeres en el siglo XIV fueron conquistando poder, hasta dirigir negocios por ejemplo. Fue a partir del Renacimiento cuando pasaron a tener menos voz y voto como se suele decir.

Ver Damas en las Ordenes Templarias y de Caballería

En algunos casos una mujer se podía enfrentar en una justa con un hombre. Solo hay que darse cuenta de que cuando los hombres se iban a luchar en alguna guerra, las mujeres se quedaban a cargo de los castillos.

ver María de Lago, defensora del Alcázar de MadridLa historia de Doña Berenguela de Barcelona

Algunas de las causas por las que se podían enfrentar a un hombre podían ser:

Propiedades, herencias, calumnias, etc.

Estas luchas eran a muerte y además se podían dar entre marido y mujer.

Se hacía un hueco en el suelo para dar igualdad al combate. A la mujer se le daba una piedra que enrollaba en una tela y que utilizaba a modo de mayal. Al hombre se le daba un mazo.

Cuando se vestían, se les cosía la ropa para que no ocultaran otra arma. este atuendo solía ser de cuero para que fuese resbaladiza.

El combate era prácticamente golpe por golpe. La mujer debía estar atenta de que el mazo no le diera en los pies al mismo tiempo que intentaba dar el golpe con la piedra. El hombre metido en el hoyo no se podía mover prácticamente dentro del hoyo pero podía dar con el mazo y esquivar la piedra.

Si tenías práctica en uno o en otro puesto se podía conseguir salvar la vida y acabar con el contrincante. Esta práctica se conseguía ya que se sabía con semanas de antelación la fecha de la justa.

Maquinas de guerra

La decimosexta viñeta del manuscrito describe una máquina de asedio que se utilizaba mucho. Era un boquete que lanzaba proyectiles contra las ciudades y estas quedaban destruidas.

Talhoffer no era ingeniero, pero en el manuscrito aparecen maquinas. Se sabe que entonces los manuscritos aparecían con estas máquinas copiadas de unos a otros.

Konrad Kyeser

Las ilustraciones del manuscrito fueron copiadas del de Konrad Kyeser en el año 1405. Estas máquinas podían dar la victoria a quienes la utilizasen.

Era un ingeniero militar alemán, autor de Bellifortis (c. 1405), un libro sobre tecnología militar popular durante el siglo XV. fue escrito originalmente para el Rey Wenceslao. Kyeser dedica la obra a Rupert rey de Alemania.

El libro está dividido en diez capítulos:

  • coches
  • máquinas de asedio
  • motores hidráulicos
  • ascensores
  • armas de fuego
  • armas defensivas
  • secretos maravillosos
  • fuegos artificiales para la guerra
  • fuegos artificiales para el placer
  • herramientas auxiliares

El manuscrito de Talhoffer es un catalogo de guerra medieval. El libro contiene máquinas muy interesantes. Un ejemplo es el de dos vagones tirados por caballos, en los que los guerreros lucharían desde dentro. Este sería por tanto el primer proyecto de lo que se podría denominar un tanque.

Se utilizaría para romper las defensas y llevaría dos cañones a cada lado.

Los caballeros

Talhoffer era un caballero y por tanto conocía profundamente las artes de la caballería. Estos caballeros no son como nos lo hacer ver en las películas, sino que eran crueles y sanguinarios.

Atacaban a otros caballeros para defender sus tierras, conquistar otras, e incluso a gente inocente.

La armaduras en la edad Media era llamadas arneses ya que parecían eso arneses. Se adaptaban como un traje a medida a los caballeros. Las espadas resbalaban al entrar en contacto con estas planchas que llevaban.

Las espadas largas eran las mas usadas en esta época. Estas eran ineficaces contra las armaduras de acero.

Un hombre podía verse obligado según las normas a luchar sin armadura frente a otro que si la tuviera en un momento en que persiguiese a caballeros ladrones. Talhoffer explica en el manual como abatir a un caballero con las técnicas de espada bastarda.

Esta técnica es buscar en el visor, debajo del casco en la garganta, junto a la rodilla o bajo el brazo.

También se podía golpear con el pomo de la espada en la cabeza hasta la muerte. Esto podía tener el mismo resultado que un martillo de guerra.

Trajes de buceo

Sobre este tema aparecen imágenes de un hombre con un casco bajo el agua con un peso para coger profundidad, pero no explica como funciona, se cree que para cobrar por la explicación de ello a los interesados.

Un manual de 1400, de Konrad Kyeser explica que se usaba un casco estanco como los de las justas, con un tubo para bombear aire y este salía a través de las mangas.

La más antigua mención de Talhoffer es de 1433, cuando representó a Johann II von Reisberg, arzobispo de Salzburg, ante la Santa Vehme.

Poco después, en 1434, Talhoffer fue arrestado e interrogado por orden de Wilhelm von Villach (un sirviente de Alberto III, duque de Baviera) en relación a un juicio de un aristócrata nuremburgués llamado Jacob Auer, acusado de asesinar a su hermano.

El juicio de Auer causó polémica y fue una fuente de conflictos en la región durante los siguiente dos años. Talhoffer se mantuvo al servicio del arzobispo durante unos años más. En 1437 es mencionado sirviendo de tesorero (Kastner) en Hohenburg.

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