La Historia es terca. Por encima de una Leyenda Negra extendida para socavar su propia conciencia bajo falsas premisas; acosada por la cancelación ideológica de populismos y separatismos trasnochados; a pesar del desinterés y la desidia de sus gobiernos por dar relevancia a su legado, España estuvo allí.
Antes que nadie, más pronto, más lejos y más tiempo, España horadó América de caminos y tumbas. Buscando la manera de unir continentes los españoles se sacrificaron en mil y una aventuras, empeñados de abarcar el mundo y compartir su genio. Y lo lograron. Muestra de algunos de aquellos esfuerzos y conquistas están compilados en la detallada infografía de un autor de Wikipedia llamado Nagihuin: el gran mapa de la presencia española en Norteamérica.
El mapa de la Norteamérica española
El mapa muestra todas las exploraciones, rutas, itinerarios, conquistas, fechas, eventos, etnias indígenas y fundaciones del imperio español en Norteamérica, el Caribe y el Pacífico durante sus trescientos años de existencia. Un fascinante recurso de divulgación histórica que vale la pena ampliar para descubrir a vuelo de scroll la singularidad hispana que arraigó en cada territorio, poner luz sobre episodios desconocidos de la Historia o para sorprendernos con el rastro de aquel lejano pasado en las fronteras de hoy.
Las Provincias Internas
Resulta una guía tan minuciosa que hace una interesante distinción de territorios según las dinastías reinantes en España, señalando su diferente enfoque. La América reclamada y controlada por la Monarquía Hispánica bajo los Austrias aparece reflejada en verde, mientras que la América gobernada desde los virreinatos de los Borbones se distingue en azul. Dos períodos diferenciados además por la evolución de las ideas, nuevas instituciones y una geopolítica mundial distinta.
California y Nuevo México
De modo natural, la exploración temprana de la Norteamérica septentrional trajo consigo el contacto con los pueblos indígenas y un rosario de aventuras con escasa fortuna (Rodríguez Cabrillo, Cabeza de Vaca, Hernando de Soto, Juan Pardo, etc), hasta culminar en dos fundaciones capitales: San Agustín, FL, en 1565 y Santa Fe, NM, en 1609. Los inmensos despoblados, la resistencia indígena y las largas distancias que dificultaban el aprovisionamiento, contuvieron el avance español durante el siglo XVII.
Alta Luisiana
A mi modo de ver tres causas explican porque no se avanzó más en Norteamérica: uno, España tenía demasiados frentes de conquista y colonización abiertos con las sucesivas exploraciones en Sudamérica o el Pacífico; dos, sus puntos de penetración en Norteamérica desde México y Cuba toparon con la muralla natural de vastos desiertos e inhabitables zonas pantanosas, respectivamente; y tres, España no reunía la capacidad demográfica suficiente, eternamente enfrascada en guerras en Europa que diezmaron su población y la arrastraron a la bancarrota en plena llegada del oro americano. Estos factores, sumados a la escasa población indígena y la ausencia de recursos valiosos de rápida explotación, desincentivaron por largo tiempo la colonización española del subcontinente. Otras potencias europeas vieron su oportunidad, empezando por establecerse en regiones templadas. Sin soportar grandes esfuerzos arraigaron y se expandieron por Norteamérica, lo que hizo que la región comenzase a resultar relevante.
Baja Luisiana y Texas
A mediados del siglo XVIII el reformismo borbónico pone orden en América y Nueva España se convierte en el eje central de la colonización de los territorios del norte. California, el Nuevo México (las Provincias Internas, luego NM, AZ, UT y CO en EE.UU.) y Texas ven alzarse nuevas misiones y presidios para proteger los asentamiento de indígenas y colonos. Además, el virreinato mexicano continuó ejerciendo como punto de encuentro y comercio intercontinental entre Oriente (China-Filipinas), la Vieja España y Europa. Al incorporar la Luisiana en 1763 el dominio español en América del Norte se afianza, para llegar a alcanzar su máximo apogeo tras la recuperación de la Florida Oriental de manos británicas en 1783, el establecimiento español en el Territorio de Nutca (Vancouver, Canadá) y las exploraciones en Alaska en las últimas décadas del siglo.
El corazón de Nueva España
El virreinato de Nueva España era a principios de 1800 el país más rico, culto y poderoso de América del Norte. Los episodios que jalonaron el final de la presencia española en las dos décadas siguientes están también reflejados en el mapa, desde la pérdida de las Floridas al Tratado Adams-Onís de 1819. Desde entonces, la frontera entre España y los Estados Unidos quedaría trazada por el paralelo 42 y el río Sabina, fronteras que heredaría México y que de forma dramática perdería apenas treinta años después.
Las Floridas y El Caribe
Tal vez esta pieza contribuya a crear conciencia de la magnitud de la obra y la cultura hispanas. Quizás una buena forma de celebrar la Hispanidad sea estudiar sus hitos, comprender su legado y hacerlo visible. Nunca para reinterpretar el paso de los siglos bajo nuestra mirada y presente, ni para satisfacer el interés bastardo de quienes labran la desafección y el complejo permanentes. Muy al contrario, los hispanos tenemos mucho que celebrar. No sólo un pasado común, también la riqueza de nuestra comunidad y cultura, imprescindibles en el concurso de la Humanidad.
Acaso en esa conmemoración, o no, te invito a visitar la versión original de esta maravilla. Disfruta a la mayor resolución posible del gran Mapa de la Norteamérica Española. ¡Feliz Hispanidad!