Cuando hablamos sobre el cuerpo femenino y su relación al placer, casi siempre pensamos automáticamente en senos y genitalia. Sin embargo, -y por fortuna- casi cualquier parte del cuerpo puede brindarnos placer. Sólo tenemos que conocer bien cada territorio y personalizar nuestra propia hoja de ruta en el mapa del placer femenino.
Por eso, invito especialmente a los hombres a realizar este recorrido, para ayudarles a identificar esas otras partes del cuerpo femenino que, al ser estimuladas, generalmente tienen la capacidad de producir escalofríos, provocar piel de gallina, aumentar nuestra temperatura y básicamente matarnos de placer.
El cabello y la cabeza: las caricias concentradas en el cabello y el cuero cabelludo pueden ayudar mucho a la relajación y a liberar tensiones, particularmente al comienzo de la relación sexual. La relajación es esencial para que se pueda generar buena tensión sexual en el cuerpo y para que el ciclo de respuesta sexual funcione adecuadamente.
Orejitas: el lóbulo de la oreja (los cuajitos, en buen boricua), la zona detrás de las orejas, y el pabellón auricular son muy sensibles a los besos, soplidos, suaves mordiditas… Una parada obligada en este viaje hacia el placer.
Ojos: ¿alguna vez le dieron un besito de ojos? Son sumamente erotizantes y consisten en que su pareja con sus párpados y pestaña roce las de ustedes. En el camino hacia el placer, ésta debe ser una de las paradas más amorosas. ¡No la dejen pasar!
Boca y lengua: los besos y roces con labios y lengua son más que una parada obligada! Son una parada a la que debemos volver una y otra vez durante nuestro recorrido. Maravillosos como preámbulos, excitantes y apasionantes durante la penetración, transmiten calidez, contención y amor una vez que alcanzamos el Gran Oooh!
Cuellos y hombros: el cuello, particularmente la nuca, resulta en deliciosos escalofríos al ser estimulados, ya sea de manera manual u oral. Las caricias a esta parte del cuerpo resultan, además, sumamente eróticas por el abandono que representa el dejar caer la cabeza para permitir las caricias.
Zona axilar: la zona axilar y la cara interna del antebrazo son áreas en las que la estimulación manual suave puede resultar muy placentera. La zona axilar, en particular, requiere un cuidado muy especial – ¡cuidado con las cosquillas! Si nos excedemos, puede desvanecerse el deseo.
Dedos y manos: la receptividad nerviosa de los dedos permite sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en uno de los mejores medios para estimular y explorar el cuerpo de la pareja. Muchas personas, además, disfrutan de la estimulación oral de los dedos, así como de la imagen visual erótica que se crea mientras la pareja coloca deditos propios o ajenos en su boca.
Cintura, caderas y bajo vientre: son zonas que algunos hombres pasan por alto o que muchas mujeres, evitan que les acaricien, por miedo a que justo toquen “ese rollito”. No saben lo que se pierden!!! Los besos y caricias en esta zona electrifican la piel y nos ponen a millón!
Espalda: junto con el cuello suele ser una de las zonas erógenas favoritas de las mujeres, pero que pocos hombres se toman el trabajo de estimular. Detenerse en esta parada, puede conducir a muchas mujeres a las Puertas del Big Oooh!
Muslos internos: para algunas mujeres, las caricias en la cara interna de los muslos, también son la antesala de clímax! Sorprende a tu pareja, haciendo una parada en esta zona. Recuerda que siempre debes ser muy suave, toques superficiales, no mucho más que roces, sopliditos y besos tenues. Ahora que conocen nuevas paradas en la Ruta femenina hacia el placer, les invito a iniciar el recorrido y a descubrir cuáles son los high-lights en este nuevo mapa erótico. Fuente:Universo Alessandra