El mar devuelve alegrías

Muelle con barcos, red tras los peces; brisa que impregna salitre, pasos por cubierta, arreglos en el motor, horizonte azul… El viejo puerto sigue despidiendo viajeros y continúa la pesca protagonizando cada día.

Surgidero de Batabanó, en la costa sur, es un pedazo de franja que posee una importante reserva esponjífera. Allí la captura de estas y crustáceos como langostas, cangrejos y ostiones mantienen a los pescadores durante días en alta mar.

Sobre la actual situación en la Empresa Pesca-Habana, su director general, Roberto Lázaro Cruz Rodríguez, explicó: “En los últimos meses, altas temperaturas debido al cambio climático han complejizado la pesca, pues en busca de aguas frescas, las langostas emigran hacia el Golfo y es en la plataforma donde se capturan; no sucede así con las esponjas que permanecen en el mismo sitio”.

No obstante, siguen las 87 embarcaciones aventurándose a las olas y los más de 600 pescadores siguen lanzando al mar chinchorros, paños, palangres; o sosteniendo cuchillos, para en el caso de la esponja, cortarla y no arrancarla, así se protegen.

ENTRE OLAS: UN MAQUINISTA

Marcelino Mesa Gómez/Foto: Cristian Domínguez

Los pescadores de langosta pasan diez 10 en el mar, luego cinco en tierra y vuelven durante otras 10 jornadas. Similar es el caso de Marcelino Mesa Gómez, quien trabaja en uno de los barcos que recogen la pesca en cinco puntos de acopio del Golfo de Batabanó.

“Durante los días de captura nos mantenemos entrando y saliendo del puerto; partimos sobre el mediodía, regresamos en la madrugada. Tengo 33 años y hace alrededor de 15 trabajo en esto; pues vengo de una familia ligada a él.

“Además de recoger langosta en los centros de acopio y trasladarla al puerto, abastecemos de agua, comida, petróleo y otros insumos a las embarcaciones que están en alta mar”, explica.

Marcelino es maquinista, mecánico de barcos, como dice él, y es por ello muy útil para su embarcación. “Hemos tenido desperfectos estando mar adentro y he salvado la situación. Nuestra labor es arriesgada, a cientos de kilómetros de tierra puede suceder cualquier cosa, por eso debemos estar preparados. Quiero seguir aquí, sobre las olas…”.

LOS BARCOS TIENEN “DOCTORES”

Iván Calero Canales/Foto: Cristian Domínguez

Mientras algunos navegan, otros navíos están en las manos ágiles de los tres mecánicos en el varadero. Iván Calero Canales tiene 36 años y lleva 10 como jefe de Brigada del Taller de Tornería. “Reparamos piezas de industria y barcos sobre todo, medios que requieren de mantenimientos complejos”, expresa.

“A veces los recursos no están, “inventamos” materiales que escasean y echamos a andar el barco. Los problemas más frecuentes a los que me enfrento diariamente son la reparación de líneas de ejes o motores. “Me enamora esta profesión porque contribuyo a que las naves regresen al mar. Recientemente hice un trabajo que fue premiado en el Fórum de Ciencia y Técnica efectuado en la Empresa. Consiste en la tapa de refrescamiento de un motor; como no teníamos esa pieza la construímos en dos días y funcionó”.

Dayán Millares Blanco/Foto: Cristian Domínguez

Dayán Millares Blanco, también batabanoense y tornero, hace dos años que trabaja en el taller; ya sus manos conocen los secretos del hierro para moldear ejes y propelas.

“Me he especializado en piezas de transporte marítimo y es nuestra responsabilidad el adecuado mantenimiento de los barcos, pues cualquier desperfecto provocaría que pescadores quedaran varados en medio del mar”.

“Aquí laboramos tres torneros, de nosotros depende toda la flota, por lo que las horas de labor son intensas. Ahora mismo estamos trabajando con cinco embarcaciones, primero sacamos los menos complicados y luego nos enfocamos en otros que requieren más dedicación.

“Sin nosotros muchas cosas se frenarían en la Empresa, por ello, esta profesión debería valorarse y remunerarse mejor; aún el salario es bajo. Me gusta lo que hago, por eso estoy aquí, uno inventa, la vida se innova a la par de las piezas, así se palpan los resultados”, afirma.

Texto: Yunet López Ricardo

Fotos: Cristian Domínguez

Via:: Diario Mayabeque