El movimiento hippie nació en Estados Unidos en 1960 y se caracteriza por ser contracultural, pacifista y libertario. «Haz el amor y no la guerra», «Paz y amor, hermano», «Vive y deja vivir» eran frases propias de sus seguidores, de atuendos con estampados de flores psicodélicas y con colgantes con el símbolo de la paz o la Anarquía.
Los hippies adoraban la música rock psicodélico, Groove y Folk contestatario con músicos y cantantes inolvidables como Carole King, The Monjes, Bob Dylan o los famosísimos The Beatles o Rolling Stones.
Apoyaban la revolución sexual practicando el amor libre. Su manera de rebelarse ante un sistema homogéneo y neutro era drogándose. Consumidores habituales de marihuana o alucinógenos como el LSD con el cual Jhon Lennon tuvo el famosísimo viaje que le inspiró uno de sus grandes éxitos: Lucy un the Sky with Diamons. Aunque ellos decían que la razón del consumo era lograr estados alterados de conciencia con los que les gustaba jugar y experimentar.
Involucrados activamente en el arte, la política y los asuntos espirituales-religiosos además eran ecologistas y practicaban la meditación rechazando la sociedad de consumo. Todo un ejemplo a seguir. Repartían flores y sonrisas por todas partes.
Fue en Estados Unidos a finales de 1960 cuando la corriente juvenil hippie estaba masificada con sus mini-faldas y flequillos aunque después quedó anticuada y las siguientes generaciones llamadas neo-hippies mantendrían en pie el movimiento como una subcultura que ha llegado hasta la actualidad.
Los hippies, además, defendían la Anarquía no violenta, rechazaban el Capitalismo y el materialismo de Occidente, eran antibelicista y odiaban el aburguesamiento.
Opuestos al consumismo daban ejemplo de una vida libre y desprendida, sin apegos a lo material, una forma contraria de pensar ante el sistema que vivieron.
Surgió como un movimiento juvenil en contra de la Guerra de Vietnam y el gobierno estadounidense de la época y, como ya hemos dicho, sus valores de vida y lucha llegaron a generaciones posteriores: los neo-hippies.
Aunque en 1980 hubo un cambio bastante radical en el sistema y parece que dejaron de existir, hoy en día siguen estando entre nosotros.
En 1967 surgió el llamado «Verano del Amor» dónde se unieron distintas tendencias del movimiento dando lugar a una multicularidad de poesía Beatriz, mantas hindúes, productos contraculturales y alternativos, iconos aborígenes norteamericanos y una interesantísima amalgama de creencias, tendencias y estilos que reunió en San Francisco a más de 20.000 personas.
En un sistema de políticas Keynesiana tras la Segunda Guerra Mundial, el trabajo en serie que hace del hombre un número (fordismo), el consumismo, la cultura de la comodidad y el aburguesamiento, valores conservadores, sexistas, religiosos y anti-irritativo, claro está. Los hippies se mantuvieron al margen creando un submundo donde llevar a cabo sus valores, creencias y estilo de vida.
Los hippie lograron grandes avances en la lucha por la igualdad de género, de razas y que se aceptara la homosexualidad en Occidente. En la actualidad no solo perduran ellos sino sus influencias en las artes, en el cine y en la literatura.